ROSARIO ESPINAL Y LA RECUA
DE INTEC DEPRAVADOS Y MERCENARIOS ESPÍAS DE LA CIA COMO A LA VEZ
EXPONENTES DEL MARIDAJE YANQUI-IGLESIA CATÓLICA-VATICANO Son lacayos y sirvientes
redomados que, en su servilismo y condición de leprosos morales agentes
yanquis, igualan sus aberraciones a su mismo invento esquizoide de
Jesucristo 16-05-2019
Es peregrina y absurda, como chabacana y burda, la teoría
imperialista-teocrática sobre la democracia de Rosario Espinal-Intec,
depravada y canalla mercenaria espía de la CIA y del imperialismo yanqui
en el país; como a la vez neta exponente del maridaje yanqui-Iglesia
Católica-Vaticano; y, en particular, ideóloga consultora de la sucursal
de este imperio parasitario en nuestro país y que opera como sanguijuela
y metrópolis colonialista; que nunca ha aceptado la existencia del
Estado Nacional República Dominicana ni el derecho a la
autodeterminación y a la soberanía nacional y popular de la República
Dominicana; y, por lo tanto, es contraria, como enemiga acérrima, de la
independencia de la República Dominicana y de todas las antiguas
colonias esclavizadas del imperio colonial europeo en América Latina,
Centroamérica y El Caribe.
Reducir, por un lado, la democracia, a la forma, adecuación o adaptación
a las normas estereotipadas, prescritas y ajustadas estrictamente al
interés del colonialismo imperialista de los Estados Unidos de
Norteamérica y su Doctrina Monroe en estas naciones y países; casi todos
hoy Estados Nacionales soberanos e independientes en el campo de la
política formal, es reflejo de inescrupulosidad y de la más escandalosa
condición amoral de Rosario Espinal, como espécimen que avergüenza a la
sociedad y a la Nación, República Dominicana. Y, no por casualidad,
Rosario Espinal es una aberrada y reconocida homosexual y lesbiana; como
es denominador común generalizado en la Iglesia Católica-Vaticano, en la
sucursal de este ignominioso imperio oscurantista en el país; al igual
que en el seno de la clase dominante del imperialismo yanqui. Mientras
que negar, por otro lado, que el carácter real esencial de la
democracia, bajo el capitalismo y, sobre todo, bajo el yugo y dominio
del imperialismo, en nuestro caso el yanqui o norteamericano, y que,
todas las formas de la democracia se reducen y resumen en la
proclamación y realización o materialización, en la práctica y los
hechos, de derechos, como libertad de prensa, de pensamiento, de
tránsito, de conciencia, de organización, política, etc.; que bajo el
yugo imperialista y del teocratismo, como es el caso de la República
Dominicana con el Concordato, el Vicariato Castrense y el conculcamiento
del derecho a tener una educación nacional responsabilidad soberana del
Estado Nacional, con carácter patriótico, del más riguroso apego a las
ciencia y acorde con la laicidad, el laicismo y el Estado laico, sin
vínculos ni mucho menos dependencia con respecto a cualquier confesión
religiosa, y en particular con cualesquiera adherida a la peste del opio
del cristianismo; todos los cuales son derechos que -subrayamos- bajo el
yugo de la explotación y opresión del imperialismo capitalista y del
teocratismo parásito y supersticioso, como es el caso de la República
Dominicana, apenas pueden ser ejercidos y, si acaso, lo son muy
condicionalmente.
No obstante, esa democracia, de proclamación y realización -como
reconocimiento en la Constitución de la República- de esos derechos, que
es la esencia, y con los cuales la democracia adquiere carácter tangible
y real como material, y con un contenido social, dejando de ser una
abstracción vacía; como hacen los imperialistas para alejarla lo más
posible del alcance y la práctica cotidiana de las masas populares en
general, y de las masas trabajadoras obreras en particular; lo cual,
para hacer esos engaños, los imperialistas requieren los servicios
abyectos, infames e ignominiosos de la peste del cristianismo y su
imperio parasitario, compuesto por la Iglesia Católica-Vaticano y de las
confesiones protestantes, sirvientes y financiadas por el capital
monopolista del imperialismo norteamericano.
Y, en ese concurso y esa actividad perversa, que llevan a cabo gentuzas
sin dignidad, huérfanos de todo talento y carentes de todo ingenio, como
de vocación para servir a sus pueblos y naciones; pues nacen con alma de
canallas mercenarios, como Rosario Espinal, Rafael Toribio, el rector de
Intec y el negro bastardo, con pinta de homosexual jesuita, que es el
tal Guzmán.
Estos canallas ultra-envilecidos y mendigos rastreros, pordioseros del
pensamiento, no tienen reparo hasta en llegar a darle a la democracia,
no sólo el carácter de exclusiva forma abstracta, sino que, como
verdaderos canallas redomados, no tienen problemas para darle a la
democracia el carácter de instancia negativa, como abyección
sofisticada, equivalente a su estafa del engaño, que descansa, gira y se
desenvuelve en torno al invento de Jesucristo dios y su apología -como
seudo argumento carente de fundamentos científicos
como de veracidad real- de la fe; que, según afirman, es aquello
que nos hace creer en la existencia de lo que no podemos demostrar que
existe y de lo que nunca nadie encontrará el método ni el procedimiento
para demostrar su existencia. Y de ahí que tengan que refugiarse en la
irracionalidad absoluta, que es lo que llaman fe, que impulsa, como
alucinación, a tener total certeza de que el producto alucinógeno, que
es dios, existe; puesto que éste es un elemento falso e irreal
proveniente del síndrome de esquizofrenia y sus niveles paranoicos más
altos e irreversibles.
Exactamente. Dice Rosario Espinal, con el coro de los estafadores y
legión de leprosos morales, espías pagados y a sueldo del imperialismo,
de la CIA y del colonialismo imperialista y teocrático, que la
democracia es un objetivo social, no un medio. ¡Vaya qué estúpido seudo
pensamiento! Y que es la gran revolución de la época moderna -otro gran
desacierto, obra de la sofística imperialista-teocrática del
neoliberalismo-; y aboga, gustosamente, la incalificable Rosario
Espinal, afirmando lo siguiente:
“Como sociedad tenemos que asumir que la democracia es un gran desafío
porque es nuestra mayor protección. Si le buscamos la vuelta tratando de
utilizar mecanismo no democráticos para coexistir nos vamos a encontrar
con muchas trabas en el camino”.
Habla de construir la democracia -tarea equivalente al engaño obvio de
poner a la gente a coger agua de un pozo con una canasta con muchos
hoyos-. Y es tan descarada y desvergonzada que afirma: “Nosotros -ella y
su pantano pestilente- podemos acercarnos como sociedad a ella pero
nunca la vamos a encontrar, nunca vamos a llegar a la democracia”; así,
convertida ella en una alucinación esquizoide; y por lo cual la rodea
del invento inmoral del oscurantismo supersticioso del cristianismo,
igual que a su invento Jesucristo-dios. Lo que es Rosario Espinal, las gentuzas leprosos morales de Intec, de Participación Ciudadana, Finjus, de los que usurpan y desnaturalizan el Estado Nacional Dominicano, como de sus poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, son lacayos y sirvientes redomados del imperialismo; que, en su degradación extrema, su servilismo y condición de leprosos morales yanquis, igualan sus aberraciones a su mismo invento esquizoide de Jesucristo.
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