El brutal asesinato del negro norteamericano
George Floyd por parte de una patrulla policial norteamericana compuesta
de blancos del Ku
Klux Klan
¿Cabe presentarlo como fruto y resultado del racismo y la discriminación
del negro?
¿O de algo más profundo y que encarna en los intereses vitales del
capital financiero, como lo es el fascismo?
La mascarada de la ideología se hizo a sí misma una jugada ideológica de
todo el tamaño; cuando, culminando la engañifa a que tuvo que recurrir,
en su desesperación, el imperialismo mundial, como expresión concentrada
de los intereses del gran capital oligárquico mundial que, tras su
triste orgía y carnaval de carnicería humana sin precedentes, que fuera
su Primera Guerra Mundial (1914-1918), se encontraba impotente e
imposibilitado ante la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS); que habían proclamado y transitoriamente consolidado los
comunistas revolucionarios rusos (bolcheviques), con Lenin y Stalin a la
cabeza, lo que empujó a los imperialistas, a la burguesía mundial, a los
terratenientes, a su infinito cortejo de lacayos y cancerberos, teniendo
a su componente especial del cartel mundial del opio de la humanidad,
que es el cristianismo, con su Estado Mayor contrarrevolucionario de la
Iglesia Católica-Vaticano, y su Gestapo físico espiritual, que son los
jesuitas, como la espina dorsal operativa del frente único de su otra
Santa Alianza contrarrevolucionaria, de su cruzada anticomunista
mundial, con su plataforma económica, política, militar y cultural; que,
finalmente, a título de exclusivos rehenes suyos, quiso consolidar el
imperialismo norteamericano tras el rotundo fracaso del eje imperialista
nazi-alemán, ítalo-fascista y cristiano romano vaticanista; y cuyos
restos derrotados, para ser reagrupados, se les asignó, a los centros de
inteligencia y espionaje norteamericanos, reorganizarlos y reactivarlos
a fin de darle el jaque mate al socialismo y al comunismo, como a las
imperecederas aspiraciones de las naciones y pueblos oprimidos y
subyugados.
Creyeron que, seguro, lograrían alcanzarlo con la guerra fría; que
declararon victoriosa con la demolición del Muro de Berlín en el 1989;
tras lo que procedieron a declarar el fin del socialismo, de las
revoluciones sociales y populares como el colapso de la doctrina de la
lucha de clases de Marx y Engels. Dijeron que se trataba del fin de la
historia, el inicio de un mundo sin banderas ni ideologías; que, por
fin, estábamos dentro del umbral del paraíso que era su mundo libre, y
soberanamente anticomunista y universalmente cristiano católico
protestante, y demás bosques selváticos de árboles alucinógenos.
No obstante, tras carnavales de orgías
sanguinarias; que, con su sumatoria y hechos consumados suman, no una
sino varias otras guerras mundiales, como la segunda, la tercera y hasta
la cuarta; que, empezando con la fría del 1945-50 y su gran parte
caliente, como la de Indochina y el Sudeste Asiático, la de las
invasiones japonesa-europeo-yanquis contra esta región, y en particular
la de Corea, y, de nuevo, la de Indochina, capítulo especial, esta vez
en Vietnam, donde se derrotan a Francia y a los EE.UU. como países
imperialistas; para reanudarse la misma historia con la guerra de
agresión imperialista en los Balcanes encabezada por los EE.UU., y
contando como peón tanto a la OTAN como a la ONU; para, de paso, tener
aquí, en América Latina, la guerra de agresión del imperialismo inglés
en Las Malvinas; y,
junto,
paralelo, o sobre todo ello, guerras de agresión e intervenciones
político-militares del imperialismo yanqui, y su cortejo de jaurías de
hienas de dos patas, como la de República Dominicana en el 1965, las
anteriores, como las de Bahía de Cochinos y Playa Girón contra Cuba; las
repetitivas intervenciones armadas y acciones económicas, políticas,
financieras y de hecho ocupaciones directas y camufladas sobre Haití;
puntualícese la de Nicaragua contra el régimen sandinista y sobre ésta
la de Panamá, so pretexto del narco régimen instalado por el agente de
los cuerpos de espionaje yanqui de Manuel Antonio Noriega; y la de
Granada para derrocar al régimen pro-cubano de Maurice Bishop; y, desde
el 1970, los regímenes dictatoriales neoliberales de exterminio de
Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Bolivia, Paraguay, y el plan
yanqui-CIA de exterminio llamado Plan Cóndor; a lo que cabe conjugársele
las antojadizas oleadas de sanciones, confiscaciones, robos, saqueos,
bloqueos, invasiones, cadenas de sabotajes, de terrorismo, intentonas de
Golpe de Estado, de magnicidios tramados públicamente de manera
internacional en Venezuela; o los golpes de Estado en Paraguay, en
Honduras, bajo la misma bandera empleada durante todo el siglo XX, luego
de la Primera Guerra Mundial. Y, todo esto, parte de la plataforma de la
Cultura Libre y Anticomunista del mundo de la Representativa y el opio
de la humanidad que, en América Latina no es otro que el cristianismo. Y
se tienen los timbales de atribuírsele todo eso a la discriminación
racial y al racismo, pero no, jamás, al fascismo ni a su matriz, que es
el imperialismo, como fase última, superior y particular de los
capitales monopolistas del capital financiero mundial, base y
sustentación de lo que es el imperialismo.
Y, como parte de ese mismo plan de ocultamiento y distraccionista, lo de
que eso es fruto del militarismo o del pentagonismo; como le salió del
fondo de su pudrición afirmar, al leproso moral, espía pagado de la CIA
y mercenario politiquero del Departamento de Estado del imperialismo
yanqui, esa lacra inmunda, y rata de los tiempos anti diluvianos, que es
Juan Bosch, integrante y componente del Congreso Mundial de la Cultura
Anticomunista del mundo libre del imperialismo norteamericano.
El brutal y crudo asesinato, en las calles de
Minneapolis, Estados Unidos, del negro norteamericano George Floyd, por
parte de una patrulla policial norteamericana compuesta de blancos del
Ku
Klux Klan y ratas de origen asiático,
traídas desde sitios tan lejanos como un país casi remoto llamado Laos,
¿cabe presentarlo como fruto y resultado del racismo y la discriminación
del negro? ¿O de algo más profundo y que encarna en los intereses
vitales del capital financiero, como lo es el fascismo? producto
resultante de la plataforma y el legendario Congreso de la Cultura del
Mundo Libre Cristiano y Anticomunista, que es fascismo.
Estamos con que todo viene del fascismo; y que el racismo y la
discriminación racial misma de la actualidad, teniendo viejas raíces
económico-sociales y culturales, pueden ser no únicamente parte del
ancestral racismo; y que éste aparece en el fascismo como un factor
eventual, como parte de la demagogia que siempre acompaña al fascismo.
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