El brutal asesinato del negro norteamericano George Floyd por parte de una patrulla policial norteamericana compuesta de blancos del Ku  Klux Klan

¿Cabe presentarlo como fruto y resultado del racismo y la discriminación del negro?

¿O de algo más profundo y que encarna en los intereses vitales del capital financiero, como lo es el fascismo?

11-06-2020

La mascarada de la ideología se hizo a sí misma una jugada ideológica de todo el tamaño; cuando, culminando la engañifa a que tuvo que recurrir, en su desesperación, el imperialismo mundial, como expresión concentrada de los intereses del gran capital oligárquico mundial que, tras su triste orgía y carnaval de carnicería humana sin precedentes, que fuera su Primera Guerra Mundial (1914-1918), se encontraba impotente e imposibilitado ante la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS); que habían proclamado y transitoriamente consolidado los comunistas revolucionarios rusos (bolcheviques), con Lenin y Stalin a la cabeza, lo que empujó a los imperialistas, a la burguesía mundial, a los terratenientes, a su infinito cortejo de lacayos y cancerberos, teniendo a su componente especial del cartel mundial del opio de la humanidad, que es el cristianismo, con su Estado Mayor contrarrevolucionario de la Iglesia Católica-Vaticano, y su Gestapo físico espiritual, que son los jesuitas, como la espina dorsal operativa del frente único de su otra Santa Alianza contrarrevolucionaria, de su cruzada anticomunista mundial, con su plataforma económica, política, militar y cultural; que, finalmente, a título de exclusivos rehenes suyos, quiso consolidar el imperialismo norteamericano tras el rotundo fracaso del eje imperialista nazi-alemán, ítalo-fascista y cristiano romano vaticanista; y cuyos restos derrotados, para ser reagrupados, se les asignó, a los centros de inteligencia y espionaje norteamericanos, reorganizarlos y reactivarlos a fin de darle el jaque mate al socialismo y al comunismo, como a las imperecederas aspiraciones de las naciones y pueblos oprimidos y subyugados.

Creyeron que, seguro, lograrían alcanzarlo con la guerra fría; que declararon victoriosa con la demolición del Muro de Berlín en el 1989; tras lo que procedieron a declarar el fin del socialismo, de las revoluciones sociales y populares como el colapso de la doctrina de la lucha de clases de Marx y Engels. Dijeron que se trataba del fin de la historia, el inicio de un mundo sin banderas ni ideologías; que, por fin, estábamos dentro del umbral del paraíso que era su mundo libre, y soberanamente anticomunista y universalmente cristiano católico protestante, y demás bosques selváticos de árboles alucinógenos.

No obstante, tras carnavales de orgías sanguinarias; que, con su sumatoria y hechos consumados suman, no una sino varias otras guerras mundiales, como la segunda, la tercera y hasta la cuarta; que, empezando con la fría del 1945-50 y su gran parte caliente, como la de Indochina y el Sudeste Asiático, la de las invasiones japonesa-europeo-yanquis contra esta región, y en particular la de Corea, y, de nuevo, la de Indochina, capítulo especial, esta vez en Vietnam, donde se derrotan a Francia y a los EE.UU. como países imperialistas; para reanudarse la misma historia con la guerra de agresión imperialista en los Balcanes encabezada por los EE.UU., y contando como peón tanto a la OTAN como a la ONU; para, de paso, tener aquí, en América Latina, la guerra de agresión del imperialismo inglés en Las Malvinas; y,  junto, paralelo, o sobre todo ello, guerras de agresión e intervenciones político-militares del imperialismo yanqui, y su cortejo de jaurías de hienas de dos patas, como la de República Dominicana en el 1965, las anteriores, como las de Bahía de Cochinos y Playa Girón contra Cuba; las repetitivas intervenciones armadas y acciones económicas, políticas, financieras y de hecho ocupaciones directas y camufladas sobre Haití; puntualícese la de Nicaragua contra el régimen sandinista y sobre ésta la de Panamá, so pretexto del narco régimen instalado por el agente de los cuerpos de espionaje yanqui de Manuel Antonio Noriega; y la de Granada para derrocar al régimen pro-cubano de Maurice Bishop; y, desde el 1970, los regímenes dictatoriales neoliberales de exterminio de Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Bolivia, Paraguay, y el plan yanqui-CIA de exterminio llamado Plan Cóndor; a lo que cabe conjugársele las antojadizas oleadas de sanciones, confiscaciones, robos, saqueos, bloqueos, invasiones, cadenas de sabotajes, de terrorismo, intentonas de Golpe de Estado, de magnicidios tramados públicamente de manera internacional en Venezuela; o los golpes de Estado en Paraguay, en Honduras, bajo la misma bandera empleada durante todo el siglo XX, luego de la Primera Guerra Mundial. Y, todo esto, parte de la plataforma de la Cultura Libre y Anticomunista del mundo de la Representativa y el opio de la humanidad que, en América Latina no es otro que el cristianismo. Y se tienen los timbales de atribuírsele todo eso a la discriminación racial y al racismo, pero no, jamás, al fascismo ni a su matriz, que es el imperialismo, como fase última, superior y particular de los capitales monopolistas del capital financiero mundial, base y sustentación de lo que es el imperialismo.

Y, como parte de ese mismo plan de ocultamiento y distraccionista, lo de que eso es fruto del militarismo o del pentagonismo; como le salió del fondo de su pudrición afirmar, al leproso moral, espía pagado de la CIA y mercenario politiquero del Departamento de Estado del imperialismo yanqui, esa lacra inmunda, y rata de los tiempos anti diluvianos, que es Juan Bosch, integrante y componente del Congreso Mundial de la Cultura Anticomunista del mundo libre del imperialismo norteamericano.

El brutal y crudo asesinato, en las calles de Minneapolis, Estados Unidos, del negro norteamericano George Floyd, por parte de una patrulla policial norteamericana compuesta de blancos del Ku  Klux Klan y ratas de origen asiático, traídas desde sitios tan lejanos como un país casi remoto llamado Laos, ¿cabe presentarlo como fruto y resultado del racismo y la discriminación del negro? ¿O de algo más profundo y que encarna en los intereses vitales del capital financiero, como lo es el fascismo? producto resultante de la plataforma y el legendario Congreso de la Cultura del Mundo Libre Cristiano y Anticomunista, que es fascismo.

Estamos con que todo viene del fascismo; y que el racismo y la discriminación racial misma de la actualidad, teniendo viejas raíces económico-sociales y culturales, pueden ser no únicamente parte del ancestral racismo; y que éste aparece en el fascismo como un factor eventual, como parte de la demagogia que siempre acompaña al fascismo.

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