Mientras más dinero entre a manos del gobierno mayores serán las penurias sociales del pueblo y Leonel Fernández y su grupo se harán más y más ricos

 

Leonel Fernández, cu yo único móvil en la vida ahora mismo es suplir las carencias materiales y económicas que sufriera en su vida antes de llegar al Poder en el 1996, por lo que ahora su empeño es cómo incrementar la fortuna personal de que se hiciera en aquella desgraciada gestión suya para el país y el pueblo dominicanos del 1996 al 2000, pero que en la actualidad es peor, puesto que se casó y sus necesidades, apreciadas desde esos mismos móviles y afanes suyos, son de dos y por lo menos para 5 ó 7, todo lo cual lo ha de pagar siempre el pueblo y la nación dominicanos. Que nadie se preste a engaños ni se deje confundir, que, cuando en su lenguaje o jerga de galimatías y abstracciones que ni él mismo puede entender, aboga para que nuestros países “cambien sus (impagables) deudas externas por lo que él -Leonel Fernández- llama objetivos del milenio”, lo que está diciendo y por lo que está abogando es para que, definitivamente, entreguemos nuestro país al imperio-capitalismo mundial, cuya columna vertebral y espina dorsal son el conjunto de los consorcios monopolistas internacionales con ambiciones insaciables, sobre todo norteamericanos.

Esos afanes y esos móviles de Leonel Fernández sólo entrañan, y así lo entendemos, sus carencias económico-materiales, pues su inteligencia es suficiente para que esté consciente que los estragos espirituales causados por esas bases materiales son tan irreparables como incontrolables para las personas que los sufren en su niñez, juventud y parte de su vida siendo adultos. De ahí que hasta se explique y se comprende el por qué nadie encuentra ni siquiera indicios de cambios en su desafortunado gobierno.

El milenio al que alude en sus disparates, compuestos de lo que la cultura llama abstracciones y galimatías para formar embrollos, no son otra cosa que coartadas o pretextos de Leonel Fernández para seguir eludiendo y actuando irresponsablemente ante los problemas concretos de salud, de alimentación, educación, de empleo, etc., que aguijonean y desesperan al pueblo y al país; y todos sus disparates, los que deja esparcidos cada vez que sale o llega de uno de sus continuos viajes, son el programa y la plataforma que se ha elaborado para sí mismo y su exclusivo beneficio, principalmente, el imperialismo norteamericano, del que es un agente y lacayo sumiso, por lo que, al hablar de los objetivos del milenio, a lo que Leonel Fernández se refiere es, única y exclusivamente, a la plataforma programática del imperialismo norteamericano para dominar y subyugar al mundo y a toda la humanidad, que es el sueño dorado de los sicópatas criminales de hoy, como George W. Bush, Tony Blair y el Papa, en representación del imperio colonial oscurantista Vaticano, y que ha sido también el sueño, iluso, falso y vano, de los colonialistas y esclavistas a través de la historia, pero principalmente europeos, que tanto se la dan de civilizados y cultos, pero que no han sabido más que llenar de ignominia e infamia al género humano, como son Hitler, Mussolini y Franco y todos los Papas católicos.

El lacayismo, el entreguismo vil y el servilismo abyecto ante los países poderosos del extranjero y sus representantes aquí, por un lado, y por el otro lado el apoyo a los malos dominicanos degenerados y corruptos, que sólo buscan acumular fortunas y riquezas personales, aplicando métodos y procedimientos corruptos, son las dos partes integrantes y componentes de la mentalidad de Leonel Fernández y en ellas se sustenta la línea de actuación práctica de este sujeto y son los aditamentos y ropajes con los que se presenta ante el pueblo dominicano y el país.

Esa mentalidad decadentista y corrompida es común a toda la cúpula dirigencial de la organización politiquera que, al igual que el perrodé, recreara, a raíz de su renuncia de este amasijo y dedicarse a su desarrollo, por parte de mister Juan Bosch Gaviño.

Esas palabras pronunciadas a título de oferta por Leonel Fernández ante la ONU en su reciente Asamblea, lo que significan es que él y sus pelegatos del Pálido están dispuestos a que los monopolios y sus gobiernos, como el de los países de la Unión Europea y el de los Estados Unidos y Canadá, reciban la entrega de todas nuestras riquezas naturales, el patrimonio nacional, nuestra soberanía y nuestro derecho a la autodeterminación, a la cual renunciamos y de hecho estamos listos para convertirnos en sus eternos esclavos a cambio de la deuda externa. Esto es cambiar y vender el país, la patria de los dominicanos, por un plato de lentejas, y equivale a convertir la nación en una ramera, y todo por espejismos y trapos, que en el mejor de los casos se vuelven sal y agua.
Aceptar lo de Leonel Fernández sería igual que cambiar las metas y las esperanzas de los dominicanos, por la más insoportable esclavitud, lo que para él, por lo que es él, no es nada, pero en cambio para los dominicanos honrados, honestos y de trabajo es sencillamente demasiado a cambio de nada.

Pero eso es sólo lo que piensa y elucubra el atajo de lacayos y vividores corruptos del Pálido-pelegato, creado por el granuja Juan Bosch, puesto que no a otra cosa los enseñó su maestro, que fue ese mismo architraidor agente y espía de la CIA y de los EE.UU., mister Juan Bosch.

Puesto que el pueblo dominicano y la República Dominicana, como país subyugado y oprimido, no podemos tener objetivos comunes con el imperialismo y sus monopolios internacionales, es claro que esas palabras de Leonel Fernández sólo resultan la bandera podrida y raída de su envilecido decadentismo y de su derrotismo, propio de todo pequeño-burgués liberal que vende su alma al diablo, lo que lo convierte en enemigo, de hecho, tanto del pueblo dominicano como de la nación dominicana, que sólo estaríamos dispuestos a insertarnos en el mundo de la globalización con la condición de que nos sean respetados nuestros tesoros más queridos, que son nuestra soberanía y nuestra autodeterminación.

Esos objetivos se resumen en la meta nacional y popular de alcanzar una sociedad libre de explotación, libre de miseria, libre de analfabetismo, donde haya comida, medicina, vivienda, respeto y vida para todos y cada uno de los dominicanos de trabajo.

 

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