Democracia, partidos, política, pueblo y verdugos del pueblo

 

El pueblo y sus masas deben participar con mayor intensidad e independencia en la actividad política.

Deben rechazar la politiquería barata con que los corrup-partidos Perrodé, Pelegato y las sabandijas del PRSC estafan a las gentes y hunden al país.
No hacerle el juego a sus verdugos y a sus predicadores de atribuirle a todo partido, toda política y a todos los políticos, los males que genera el régimen de opresión y explotación, lo cual es un vulgar y pérfido engaño cocinado por los enemigos mismos de los explotados, y difundido como una prenda de virtud por los plumíferos de a tanto por línea y pedigüeños, no orientadores de la opinión pública, la que buscan envilecer a toda costa, con la única finalidad de que el sistema suyo, que es éste y no otro, quede intacto y sabotear así toda posible lucha contra los capitalistas, los imperialistas, terratenientes, sus politiqueros y sus legiones de curas y pastores estafadores.

La libertad política es la primera y más importante de todas las libertades y derechos de los ciudadanos, y de ahí el derecho a organizarse en partidos políticos y propiciar ideológicamente la existencia de los mismos, y no hacer, como los curas y pastores públicamente hacen, que satanizan (al tiempo que comparten con los politiqueros y aventureros) toda actividad política y a los políticos, conforme el punto 6 del programa de la falange española de Franco y Carrero Blanco por la gracia de dios, pues sin partidos políticos no se concibe hablar de democracia, sino de fascismo y falangismo.

No cabe hablar de democracia si las masas, compuestas por el conglomerado de las clases oprimidas y explotadas, carecen de libertades públicas y no participan de la política ni de los partidos políticos.

 

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