A los llamados oligarcas se les descubre otro fraude
Esta vez el escenario se llama Banco
del Progreso
Se ha querido montar otra tan gran comedia, como trágica mentira, y se
ha logrado recrear un sainete de mal gusto que podría tener tantas
sorpresas como consecuencias imprevisibles. Hasta ahí el ex-Presidente del Banco del Progreso era el delfín del Consejo de Directores. Y es entonces cuando quieren y descubren que, después de todo, hay un hoyo en el banco, que es como se denomina graciosamente cuando la estafa la efectúan los funcionarios bancarios y la víctima es el conjunto de depositantes y ahorrantes. Que el hoyo es de 14 mil millones, dicen. Que Pedro Castillo Lefeld es quien, con manos prodigiosas, ha desaparecido todos esos millones, sin que esos socios del Consejo de Directores del Banco del Progreso, que son la crema y nata de la más rancia oligarquía del patio, se dieran cuenta. Ellos quieren que les crean el cuento, que tiene, por cierto, una gran similitud con el de Caperucita Roja o el de Juan Bobo y Pedro Animal, con que de antaño nos dormían nuestras abuelitas.
Ha dicho en cambio, Pedro Castillo Lefeld, que nada de eso es verdad,
que la verdad es que esos socios fueron los que, aplicando lo que es
tradición en los bancos dominicanos, tomaron esos 14 mil millones de
pesos y se los invirtieron en sus otros respectivos negocios o empresas
particulares suyas, esperando que el Banco Central les permitiera
ciertos manejos que la actual crisis no hace posible, como aconteció por
más de una década con Baninter y Ramón Buenaventura Báez Figueroa,
Bancrédito y Arturo Pellerano Peña, o con el Mercantil y Aybar Sánchez,
que en años y años, en su labor fraudulenta y de estafa, como topos, han
dejado un hoyo por cerca de 100 mil millones de pesos entre los tres.
La sombra de Hazoury y el enclave o emporio Cap Cana, que aterroriza con
sólo escribir el nombre, que la suspicacia promueve que se le tenga como
el cerebro diabólico, adquiere carácter de posibilidad real cuando, en
un periódico digital que recientemente ese zar de la economía, la
Judicatura, el turismo, la Zona Franca, de Unibe, la construcción, etc.,
adquiriera por una suma muy elevada, por encima del precio real de ese
periódico de internet, lo que hace creer que se compró eso y más, se
proyectó la imagen de Pedro Castillo Lefeld en una forma poco usual,
como idéntico a un vikingo, a un sargento de las hordas de Atila, o de
Gengis Kan, como Erick el Rojo o el emperador Federico el Terrible.
Marx, en su prosa explosiva, como el Chimborazo, expresa su genial
conclusión de que el capital viene al mundo chorreando sangre y lodo por
todos los poros de su cuerpo de la cabeza a los pies… el capitalista,
por un 1% de ganancia no hay infamia que le detenga, y por un 10% más de
esa ganancia, se expone él, junto con toda su familia, al cadalso.
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