La privatización salud y hospitales
públicos
Otras reformas en perjuicio del pueblo
que entran en bancarrota
La bancarrota que refleja, pues no es otra cosa lo que hay en el sistema
privatizado de salud y seguridad social, es fruto de lo que impuso el
neoliberalismo a través del gobierno de Leonel Antonio Fernández Reyna-Pálido
en su primer período del ’96 al 2000, proseguido en toda la misma
nefasta línea por el desgobierno del Perrodé-Pepegato del rufián Rafael
Hipólito Mejía, y que abarca -dicho sistema- el importante segmento de
las jubilaciones y pensiones, que es cada vez más deficiente para los
envejecientes y ancianos, y que sólo exhibe como positivo el gran cúmulo
de recursos monetarios atesorados por la instancia que, manejada por el
sector financiero de los capitalistas, se encarga de dicha rama y que
ostenta ahora mismo Persia Alvarez, quien fuera sindicada como del clan
Alejandro Grullón del Banco Popular-Opus Dei y otros, entre los que no
escapa don Quirino Paulino Castillo.
Pero, dicho sea de paso, esos cuantiosos fondos, que nadie piense que
irán a parar a manos de los pensionados y jubilados en un momento dado,
pues ese acumulo de millones, que ya pasan de los 24 mil millones en
fondos, está destinado a financiar a los capitalistas que hacen de
empresarios, esto es, de supuestos estamentos emprendedores y de
iniciativas creadoras, a costa no sólo de explotar y esquilmar a los
obreros y demás trabajadores directamente en el proceso productivo,
pagándoles salarios de hambre y apropiándose de una parte de la jornada
de trabajo, que no es remunerada sino de hecho robada a dichos
trabajadores (lo que constituye la fuente real de la ganancia de esos
flamantes y emprendedores farsantes que son los llamados capitalistas),
sino también poniendo a esos obreros y trabajadores a colocar sus
ahorros -en forma de préstamos y crédito a módicos intereses fijados por
los capitalistas y no por los trabajadores- al servicio nuevamente de
los explotadores de éstos, que son los capitalistas o burgueses.
Los seguidores del neoliberalismo, que no son más que un atajo de
sinvergüenzas apologistas y alabarderos del imperio-capitalismo y de la
explotación y opresión de los pueblos, acostumbran a guarecerse en
panfletones seudo-teóricos, como el del tal Peter Drucker y su “Sociedad
Post-capitalista”, que el Presidente Leonel Fernández tiene como su
libro de cabecera y fuente de orientación (y por eso siempre anda tan
perdido en el significado real de los problemas y las medidas que adopta
su administración), o bien como un David La Hoz (simpático profesor
universitario de Ciencias Políticas -¡vaya usted a ver!- y palidista
ahora, antes militante del oportunismo revisionista del partido
capitulacionista dominicano -p“c”d-, grupo de mercenarios que tuvo que
ser disuelto pues no tenía quien lo usara como mercenario, y de ahí la
conversión de una de sus partes en el “fui” del renegado y traidor
revisionista Narciso Isa Conde, del que por vago y vividor fuera también
echado), que lo usa como texto y Biblia de sus disparates que lo
llevaron al pantano o callejón sin salida que lo obligara a salir
huyendo como Procurador Fiscal de Medio Ambiente con el asunto rocash.
Así como así, el sistema de salud pública ha desaparecido. Los
hospitales, antes públicos, ahora negocios de unos vivos y, sobre todo,
principalmente, de los ambiciosos y amantes de lo mundano (sobre todo de
los cuartos sin trabajar) curas católicos cristianos C. x A.-Vaticano,
S. A., andan de mal en peor; a los pobres y a sus familiares les resulta
más económico morirse que tratar de alcanzar curarse de las más simples
dolencias o enfermedades.
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