El Seguro Familiar de Salud es un engaño usado como anzuelo para pescar como incauto al pueblo con la complicidad traidores lúmpenes sindicales
 

Qué deplorable y lamentable papel, favorable al engaño, desempeñaron los parásitos y lúmpenes seudo-dirigentes sindicales del país. Su condición de traidores quedó plasmada en su apoyo a la privatización de la salud y en fomentar la demagógica estafa del llamado “Seguro Familiar de Salud”, con el que pensaron que podrían ocultar su verdadera naturaleza de agentes de los explotadores y de los monopolios ante las extremas necesidades y penurias de un pueblo y un país que se cae a pedazos, víctima de la miseria y la pobreza extremas causadas por la más bestial explotación imperio-capitalista.
Si la Iglesia Católica se adueñó de la educación pública desde el Estado mediante el Concordato, y ha terminado degradándola hasta el más bajo nivel, como atestiguan los resultados y dicen las cifras y los balances, en tanto ella se ha erigido en el oligopolio de la educación privada, otro tanto acontece con el área de la salud y los servicios hospitalarios con su privatización neoliberal, que es apadrinada y bautizada por la misma Iglesia Católica-Vaticano, que con la Ley de Salud y la de Seguridad Social, esta Iglesia Católica -como instrumento de los monopolios y siempre al servicio de éstos- se sigue enriqueciendo de manera privilegiada, de lo que son testimonio la Plaza de la Salud, el Home y todos los hospitales anteriormente públicos, hoy privatizados, pasándoselos a dicha Iglesia Católica, ésta, la Iglesia, busca repetir la historia con el Seguro Familiar.

La historia es ésta: La llamada Seguridad Social, hermanastra de la Ley de Salud, igual que la de Educación, o el Código Monetario y Financiero, no es más que un eufemismo para llamar a la privatización de los hospitales públicos y al hecho de decretar la desarticulación de todo servicio estatal público en materia de asistencia médica y de medicamentos a la población, además del eufemismo ese ya mencionado, dicha Ley, para tratar de ocultar su carácter de mecanismo neoliberal que hace de las enfermedades y padecimientos de salud de las gentes un negocio de los bancos y del capital financiero internacional (fuente del imperio-capitalismo moderno) estimuló que los sindicalistas, en realidad miserables mercenarios vende-obreros y que nunca han dado un golpe, como son todos los de ese mundo de carroño, se ilusionaran y difundieran la falsa ilusión de que, junto a la privatización de los hospitales públicos y la conversión de las enfermedades en un gran negocio, que es lo que ocurre en el neoliberalismo, a la población desamparada, que son el 90% de las personas en edad de trabajar en este país, se le daría en realidad el llamado Seguro Familiar de Salud, lo cual sólo y únicamente ha existido con validez en países socialistas y Cuba, pero fuera de ahí en ningún lado.

Esos anarcosindicalistas ahora no cesan de implorar que se ponga en práctica su falsa ilusión del Seguro Familiar de Salud.

No acaban de aceptar ni quieren darse cuenta de que en el capitalismo, y en particular en su modelo neoliberal, el que no tiene con qué comprar hasta el agua, simple y llanamente se queda con sed o se lo lleva el diablo.

Y fue a éste que esos estúpidos y vendidos sindicalistas llamaron cuando se pusieron a respaldar la privatización de los hospitales públicos promovida por el imperialismo, la reacción y la Iglesia Católica, secundada por los tres corruptos partidos del sistema y sus agentes, así como por toda la falsa izquierda del patio. Ahora se dan cuenta otra vez que no es lo mismo llamar al diablo que verlo llegar.

 

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