Naturaleza de la Junta Central Electoral actual Representa un organismo de la política e intereses de los EE.UU. y la Iglesia Católica
 

La Junta Central Electoral (JCE) ha sido reestructurada por los ocasionales (descartando de plano la categoría de nuevos) incumbentes del Senado, que ahora son casi totalmente del Pálido Pelegato, discípulos gangsteriles y traidores del pontífice en la materia, la magdalena de cabeza blanca Juan Bosch Gaviño.

Debe decirse al respecto que los perrodé robalagallina del corrup-partido del depravado y aberrado lumpen desclasado, el haitiano José Francisco Peña Gómez (agente de la CIA y del Departamento de Estado norteamericano -igual que su maestro Juan Emilio Bosch Gaviño-, tal cual revelan los documentos secretos de estos organismos recientemente desclasificados), así como los politiqueros inmundos del corrup-Partido Reformista Social Cristiano de las sabandijas antinacionales del tirano alimaña Joaquín Balaguer, son, en la Cámara Senatorial, minorías cuya sumatoria no representa un número capaz de alterar ni de ordenar una decisión del Senado.

Así, no es necesario abundar en que es el Pálido Pelegato el que, haciendo de Cámara de Senadores (debido a su mayoría mecánica y aplastante), ha estructurado la composición de la Junta Central Electoral y que ésta ha sido compuesta o cocinada al gusto y los deseos o intereses a los que sirven los pálidos pelegatos, que son los del neoliberalismo, el imperialismo de los EE.UU., Unión Europea y de la nefasta como parasitaria y oscurantista Iglesia Católica-Vaticano.
La naturaleza a la que obedecen los componentes de la Junta Central Electoral actual dice, a su vez, la naturaleza de los intereses a los que obedecen el Pálido Pelegato de la magdalena de cabeza blanca.

Quienes componen e integran la actual Junta Central Electoral son todos provenientes y obedientes a los intereses de las estructuras públicas y secretas que tanto en común, como por separado y de manera propia, poseen, de un lado, los Estados Unidos de Norteamérica y, por el otro lado, la Iglesia Católica-Vaticano y su estructura colonizadora y parasitaria que posee sobre y a costillas de la sociedad y el Estado dominicano, que sobra decir de ambas estructuras que son instrumentos neoliberales a ultranza y obedientes a los intereses y dictados espurios ante la nación y el pueblo dominicano, del capital financiero mundial, común al imperialismo norteamericano como a la Unión Europea y oscurantistas de la Iglesia Católica-Vaticano.

Basta y sobra saber que el actual Presidente de la Junta Central Electoral, además de haber salido del vientre monstruoso de Finjus, creatura círculo de presión del maridaje Iglesia Católica-Vaticano y los EE.UU., vía el consorcio bancario Popular (cuyo Presidente, Alejandro Grullón, es parte activa de la ultraderecha de las cavernas, responsable y beneficiaria como protagonista de los desmanes y ola de crímenes y violación de los derechos humanos desde el gobierno dictatorial de los 12 años de Balaguer hasta la fecha actual, y Presidente además de los banqueros opusdeistas altagracianos), ese Castaños Guzmán (Presidente de la Junta Central Electoral), es el asesor legal tanto de la Conferencia Episcopal de los obispos católicos que preside Benito de la Rosa Carpio, Obispo de la Diócesis de Santiago, como del Arzobispado de Santo Domingo, que es el bastión del siniestro ambicioso sin fondo Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez, alias el Cardenal, y en el que están atrincherados los más recalcitrantes y siniestros cabecillas de los conspiradores jesuitas radicados en el país, como se comprueba en que si Francisco Arnaiz, jesuita Opus Dei-franquista, es el auxiliar, ahora, con el infarto del alias Cardenal, su puesto ha pasado a ser ocupado por otro general de la orden de los jesuitas que es el tal Amancio Escapa.

Roberto Rosario, que es el Presidente de la Cámara Administrativa de la Junta Central Electoral, no es más que el viejo representante en común de los intereses, sobre todo económico-financieros, de los grupos, tanto de los círculos de presión, tal cual es Participación Ciudadana (PC), como de las bandas mafiosas de las cúpulas dirigenciales palidistas pelegatos que se apandillan alrededor de unas tres o cuatro magdalenas, ya casi de cabello blanco, pero que se lo entintan como faranduleros reales del medio, y que son los cabecillas de los grupos de gángteres trepadores depredadores de los fondos del Estado en que se divide y vuelve y se fracciona el palidismo pelegato.

El otro personaje que integra la actual Junta Central Electoral y que delata su naturaleza espuria, Aura Celeste Fernández, es una ficha clave en el tablero de la Iglesia Católica Opus Dei-Putamaima para facilitar y viabilizar tanto la perpetuación de la injerencia castradora de la Iglesia Católica en el Estado, particularmente en el área de la Justicia y de su Ministerio Público, abogada del diablo de las llamadas reformas estructurales que hagan posible que exista tal telaraña jurídica que los gobernantes asuman el Poder como meros sirvientes de los dictados y de la dictadura del capital financiero que sustenta el neoliberalismo (tal cual ilustra el deplorable ejemplo de lo que ocurre exactamente en Chile, en donde hay tales estructuras que tanto Ricardo Lagos como la Bachelet, diciéndose socialdemócratas y anti-pinochetistas, son reales marionetas y títeres al servicio del pinochetismo sin Pinochet), como para garantizar que en la Junta Central Electoral no puedan desarrollarse inquietudes respecto a que este organismo sea una institución que se rija por criterios realmente independientes y propios respecto a garantizar que las elecciones sean una vía de materialización de la soberana voluntad popular, fuente de la democracia y no un engaño o medio de estafa, como sucede hoy día, ya que se trata de una institución que debe ser tanto moderna como laica, en la que deben ser anuladas y sacadas de su seno la injerencia y las majaderías de los intrusos de la Iglesia Católica y de sus bandas eclesiásticas.

Esa situación de fideicomiso de hecho, y castración total de la autodeterminación y soberanía de los gobernantes, es una estrategia implementada en común acuerdo por el imperialismo y la Iglesia Católica, so pretexto de la globalización neoliberal, la cual arrastra, con alud de lodo y agua sucia, a nuestras naciones y pueblos, por derroteros de un precipicio que nos ha de destruir y esclavizar en forma definitiva.
Este papel que vuelve a desempeñar en la Junta Central Electoral Aura Celeste Fernández de Moreno, es el que ha venido desplegando ella misma en el antro que es Unibe como directora de la Escuela del Ministerio Público.

La actuación de esta Aura Celeste Fernández de Moreno a favor de los intereses recolonizadores de los monopolios imperialistas es de tal magnitud, que aún ocupando la posición de Juez Titular de la Cámara Contenciosa de la Junta Central Electoral, se le ha mantenido al frente de la Escuela del Ministerio Público, con lo que al percibir dos salarios en dos instituciones estatales diferentes, se convierte en una come-cheques, igual que su marido, Domingo Moreno.

Participación Ciudadana no es más que un círculo de presión que actúa manejado por hilos que no son tan ocultos, que todo el mundo conoce y que son movidos desde la Putamaima y Agripino Núñez Collado, el Arzobispado, la Conferencia Episcopal, la Agencia Internacional de Desarrollo (AID), la Embajada yanqui, la CIA y el Departamento de Estado norteamericano, respondiendo a los designios nefastos de carácter anti-dominicano que buscan la destrucción de la nación y el Estado dominicanos, de acuerdo con los intereses de la globalización y el neoliberalismo, que son sinónimos de imperialismo más Iglesia Católica-Vaticano.

El escándalo recientemente expuesto a la luz pública con la contratación por miles de millones de pesos del consorcio Soluciones Modernas (SOMO) para la modernización del Registro Civil, empresa que era hasta inexistente, y cuya contratación, o supuesta contratación, es obra del Presidente actual de la Cámara Administrativa de la Junta Central Electoral, sirva pues para ilustrar y corroborar las bases mismas de esta evaluación nuestra.

La cuestión de que, quien obtiene el Poder adquiere de hecho el derecho de emplearlo a su entera voluntad y deseo, no faltando esa expresa inclinación en los beneficiarios de lugar, lo que se lleva a cabo siempre en la justa medida en que puede hacerlo y no causa ulteriores perjuicios mayores que los beneficios inmediatos, no cabe duda que es la norma pragmática que guía en los momentos presentes la conducta del palidismo pelegato, ya transitando con aceleramiento creciente la ruta de su propia bancarrota ideológica y política (que se iniciaría exactamente en el 1974 con su deserción pública hacia el respaldo del continuismo de la dictadura yanqui balaguerista), bancarrota que siempre precede, como una ley, al descalabro o quiebra organizativa orgánica de los que recorren ese camino de una sola vía en un viaje sin regreso, lo que está patente en el Pálido Pelegato como parte consustancial que es éste del sistema antinacional y antidemocrático que la reacción trata de pasar de contrabando disfrazado de un Estado de Derecho adocenado y ajustado al lecho homicida de la aberración asesina de Procusto.

Según la leyenda pagana, Procusto era un semi-dios dado al homicidio y que gozaba y disfrutaba una sádica aberración por medio del descuartizamiento sistemático de sus víctimas. De tal modo que, si el cuerpo del asesinado era más corto que el largo del lecho suyo, Procusto procuraba solucionar el problema cortándole en pedazos, de manera que ocupara todo el largo y ancho de su cama o lecho. Pero si la víctima era más larga que la cama, como quiera la cortaba en trozos (descuartizaba) y colocaba estos trozos unos a continuación de los otros, en este caso, al lado, pero a continuación, de manera que diera exactamente el largo del lecho de Procusto.

Y así, para ajustar la composición de la Junta Central Electoral a sus enteros deseos e intereses, el Senado pálido pelegato, en común acuerdo con la Embajada yanqui en el país y la Iglesia Católica-Vaticano, le concedió una que otra representación a las gentes de éstos (EE.UU. e Iglesia Católica) que actúan para el Reformista o los perrodeistas. Pero no más de ahí, ni mucho menos.

De esta manera, es inevitable que en la actual Junta Central Electoral se repitan los mismos actos y las situaciones de corrupción y violatorias tanto de los derechos democráticos como de la honestidad y la honradez requeridos en toda institución democrática, y en particular en un tribunal que había de ser el llamado a garantizar el derecho al sufragio universal mediante el voto de la población.

Esa Junta Central Electoral tendrá como base de su sustentación su turbio empeño y compromiso por garantizar la satisfacción de los intereses unilaterales y discriminatorios que determinaron su composición o estructuración en la forma que existe ahora mismo, tal cual sucedió con la anterior, de la que hoy se comprueban torrentes de actos de corrupción y atentados contra toda la moral social, sin que haya ni un solo miembro de aquella Junta Central Electoral espuria pasada sometido, siquiera para guardar las apariencias, a los tribunales de Justicia, lo que da a entender a las claras que la impunidad opera como un acuerdo tácito o sobreentendido como plataforma común a los tres corrup-partidos del sistema, que si el Pálido suscribía de manera oculta hace un tiempo atrás, ahora no sólo que lo suscribe públicamente, sino que es su garante y albacea para que el mismo se cumpla de pies a cabeza.

 

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