La Suprema opuesta a la
modernización del Estado y a la laicidad como a la autodeterminación del
pueblo Sin poder dar vueltas y rodeos, el sujeto Luciano Pichardo, miembro de la entente jurídica anti-jurídica y anti-democrática como anti-modernizante y anti-institucionalización que se hace llamar Suprema Corte de Justicia, se disparó en las aberraciones de intereses que representa y confesó, entre dientes, que es peligrosa la Constituyente ya que puede arrojar resultados imprevisibles y no deseados por la oligarquía, cuya cabeza es la Iglesia Católica-Vaticano. La opinión política de Luciano Pichardo, Vicepresidente actual y eterno aspirante a Presidente de la Suprema Corte de Justicia y sempiterno conspirador para el destutanamiento del gitano y mafioso Jorge Subero Isa, actual incumbente vitalicio vía Golpe de Estado y usurpación que, por su espíritu de sultán y de califa y los hechos, no pocos ven como un maldito usurpador que ha seguido imponiendo a la Suprema Corte el predominio de lo peor ahora con un depravado matiz de cancerbero de los intereses de los monopolios imperialistas que depredan al país y expolian al pueblo dominicano, lo que convierte la Suprema Corte de Justicia en una de las más malditas instituciones dentro de este reinado de la infamia imperante, es reiterativa (dicha opinión) en que: ¡Constituyente No!, cacarea como gallina clueca Luciano Pichardo, puesto que ésta no hay garantía de poder manejarla de antemano ni por el dedo; ¡Constituyente No!, afirma como búcaro que no echa cola Luciano Pichardo, porque por medio de ella se abre la posibilidad de que la autodeterminación popular reclame el espacio que le han usurpado e imponga el ejercicio de la soberanía, maniatada por igual en la actualidad; ¡Constituyente No!, reitera como un viejo decrépito Luciano Pichardo, porque eso huele a ideas levantiscas y a “cambios revolucionarios”, lo cual es, según esos círculos retardatarios, un desfase histórico, a pesar de que en toda América Latina y en el seno del pueblo dominicano late el sentimiento de que por ese camino es que debemos transitar; ¡Constituyente No!, repite y repite, una y otra vez, en forma obsesiva Luciano Pichardo y expresa así el exabrupto cavernario que le retumba y atormenta lo que en él todavía hay de conciencia, puesto que ésta sería soberana y de poder ilimitado, sin condiciones, lo cual no es potable para los verdugos del pueblo y del país, que son los monopolios imperio-capitalistas de los EE.UU. y de la Unión Europea, con su aliado incondicional para explotar y exprimir y cimbrearse en el parasitismo que es la Iglesia Católica-Vaticano, mentora y principal vividora parasitaria que encabeza nuestra recalcitrante oligarquía reaccionaria. Por la otra cara de la misma moneda, Luciano Pichardo escribe, cantaleteando su sonsonete: ¡Asamblea Revisora Sí!, porque no puede salirse de determinados temas específicamente enumerados de antemano, y que, por lo tanto, no será absolutamente soberana, igual que ahora que se dice: La Constituyente no es posible, puesto que no es una figura que está en la Constitución, y debemos sujetarnos estrictamente a los límites de ésta. Esto es, la Asamblea Revisora no es peligro alguno sino en este caso una proxeneta que le da a la oligarquía neoliberal lo que momentáneamente entiende necesita. ¡Asamblea Revisora Sí!, porque nosotros, los reaccionarios, somos los que dictamos las reglas del juego y la pelota sigue en nuestras manos, somos los dueños de los bates, de los guantes, de los jueces y los propietarios del terreno de juego. Somos, pues, ley, batuta y Constitución. Luciano Pichardo no puede ocultar estar conciente de que, por las mismas razones suyas fue que el perverso Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez, asesorado por los tiburones del Opus Dei que manejan a la Iglesia Católica, concurrió a donde el irresponsable y ruin Leonel Antonio Fernández Reyna para que nombrara una comisión, encabezada por la Iglesia Católica y sus miserables mercenarios más unos que otros charlatanes vendidos, como el renegado traidor y revisionista de tomo y lomo Luis Gómez Pérez, para que elaborara un Proyecto de Reforma Constitucional (¡y qué proyecto, señores!) y estableciera el procedimiento para que no quedara nada suelto ni fuera de control, lo cual, de más está decir, que el genuflexo sirviente acató con toda sumisión y al pie de la letra. Luciano Pichardo es representante directo de los gángsteres oligárquicos del Listín Diario, socios y adláteres de los del llamado Diario Libre (que es una alianza del Opus Dei, el gángster Pellerano Peña, estafador de Bancrédito junto al mafioso Aníbal de Castro y otros segmentos del capital usurero bancario). Luciano Pichardo es parte de los intereses estafadores delictivos del llamado Ramón Buenaventura Báez Figueroa (que se robó a Baninter y estafó al país, a ahorrantes y depositantes, con más de 70 mil millones de pesos, o sea, por 2 mil y tantos millones de dólares); como consigliori -abogado de la mafia- es parte de los más espurios sectores del Perrodé y Pepegato, como de los de la sentina de podredumbre Pálido-Pelegato y de las sabandijas reformistas, miserables mercenarios del tirano alimaña Joaquín Balaguer, así como de los de Salvador Jorge Blanco y su clan familiar reaccionario, etc., por ello se erigió en portavoz de tales sectores en lo de que sólo aceptarían una Asamblea Revisora, como un potrero con una cerca bien delimitada y segura, donde los especímenes cuadrúpedos lacayos concurran a pastar sin riesgo alguno para el estado de cosas imperante.
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