La patética y trágica situación creada en la Judicatura nacional con el carácter vitalicio de Subero Isa y jueces
 

Se ha querido recurrir al ardid, por parte de muchos hipócritas, de resaltar, del conjunto de palabras e ideas interesadas pronunciadas por el autoproclamado con carácter vitalicio Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Subero Isa, el día 7 de Enero del presente año, Día de la Justicia dominicana, aquéllas en las que dice o habla de poner su cargo a disposición del Consejo Nacional de la Magistratura, dejando entrever que reconoce que su persona y sus arbitrarias como unilaterales actuaciones, le han impregnado un carácter acentuadamente parcializado y altamente deshonesto y corrompido al tren judicial en su conjunto, y en particular a muchos jueces y a no pocos tribunales, cuyos incumbentes carecen de la debida estatura jurídica y cultural, en tanto otros, moral y socialmente, están descalificados, lo que ha terminado acarreando un profundo cuestionamiento desde todos los ángulos al Poder Judicial y con ello ha desacreditado su gestión, cuyo núcleo es el asunto éste de declararse vitalicio en el cargo de Presidente de la Suprema Corte de Justicia, mediante un eventual Golpe de Estado usurpador del Poder Judicial, con ese grotesco matiz absolutista y despótico tan característico de la idiosincrasia del mundo árabe y que traen en su alforja de emigrantes la generalidad de los pertenecientes a esas etnias del Medio Oriente, como acontece con Jorge Subero Isa.

Pero si bien Jorge Subero Isa dijo las palabras esas de que estaba dispuesto a entregar el cargo si así lo requería el Consejo Nacional de la Magistratura, fingiendo carecer de ambiciones o no poseer un apego enfermizo y patológico por el cargo, no menos cierto es que la ambición desmesurada y su apego al absolutismo y a la arbitrariedad despótica fueron el marco dentro del cual pronunció aquellas otras palabras, además de las de poner el cargo a disposición del Consejo Nacional de la Magistratura, reafirmando su intención de seguir en el cargo si le repetían la condición usurpada de Presidente vitalicio de la Suprema Corte de Justicia y demás prerrogativas privilegiadas.

Es nocivo y perjudicial, por ofrecer una visión engañosa y falsa de las reales intenciones recalcitrantemente reaccionarias y antinacionales, como antipopulares y antidemocráticas del califa del Poder Judicial, Jorge Subero Isa, puesto que sus otras palabras son hasta más sinceras y francas y son aquéllas con las que expresa que estaría dispuesto a seguir ostentando el cargo, siempre y cuando sea con carácter vitalicio y se le bendiga y se le autorice, poniéndose toda la sociedad y sus instituciones de rodillas, rindiéndole culto y pleitesías absolutas, permitiéndosele condenar hasta al destierro en las calendas griegas a todo aquél que osara cuestionar una sola de sus actuaciones.

Lo cierto es que ha calado hondo la campaña que hemos llevado a cabo haciendo hincapié en que la mentada Reforma del Poder Judicial ha sido, junto a la privatización y despojo al país de sus riquezas nacionales, su autodeterminación y su soberanía, las estafas y los engaños más descomunales, mediante los cuales los politiqueros de los tres corrup-partidos del sistema, en colusión nefasta con la perversa y parasitaria Iglesia Católica-Vaticano, han impuesto el neoliberalismo al país-pueblo, entregándoselos (pueblo y país) a la expoliación de los monopolios del capital financiero internacional de los EE.UU. y la Unión Europea.

Junto a la usurpación de la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia, empleando artimañas jurídicas baratas que sólo pasan como válidas con la anuencia y complicidad del Poder Ejecutivo de Leonel Antonio Fernández Reyna (acatando órdenes de la Embajada yanqui en el país) en su nefasto primer período del ’96-2000, Jorge Subero Isa no ha tenido reparos, pudor ni escrúpulos de ninguna índole para llegar a proclamar: Que eso de la soberanía nacional y la independencia del país posee un carácter obsoleto que forma parte del museo de la historia (tal cual lo expresa en una auto entrevista hecha a sí mismo, Jorge Subero Isa, y publicada en un periódico bajo la firma mercenaria de un periodista venal, confidente policial desde los días de la dictadura de los 12 años del tirano alimaña); que él y nadie más garantizaba los intereses de los inversionistas extranjeros en el país; y declaraba que apelaba al Embajador norteamericano en el país, Hans Hertell, para que fuera mantenido como Presidente vitalicio de la Suprema Corte de Justicia.

A todo esto, cabe señalar dos cosas, de carácter definitivo y categórico, que echan por el suelo y hacen rodar hasta empuercarse en las inmundicias, la gestión de la Suprema Corte de Justicia, la Reforma de ésta y en particular la gestión de Jorge Subero Isa: a) Que la mentada Reforma, no habiendo traído más que la imposición de la coyunda española a la Judicatura nacional, ésta no ha sido capaz ni siquiera de mostrarse interesada en poner coto a las ejecuciones y actuaciones extrajudiciales de la P.N. ni de las FF.AA., guardando un tan vergonzoso como degradante silencio cómplice, lo que iguala su papel a como actuaba cuando Trujillo o Balaguer ahogaban con sangre y crimen la democracia y los derechos en el país y b) Que habiéndose declarado, y hecho extensivo a los demás miembros de la Suprema Corte de Justicia, con fines de sobornos, su condición de vitalicios en dicho órgano superior del Poder Judicial, conciente y directamente están atentando y desconociendo el vital principio de la democracia de que en ésta no hay cargo ni pueden haber cargos con carácter vitalicio, mucho menos funcionarios que reciban un privilegiado poder unilateral por más tiempo que por el que son electos tanto los Presidente y Vicepresidente del país, como sus senadores y diputados, síndicos y regidores.

Es que, con esa concepción de atribuirse lo de jueces vitalicios, no sólo que enlodan y degradan el postulado de que el pueblo soberano es la única fuente y garante de la democracia, sino que demuestran que Jorge Subero Isa posee una mentalidad y sirve intereses espurios contrapuestos a la democracia, a la soberanía popular y a la autodeterminación.

 

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