TODO LIDER, MILITANTE Y MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO DE LA EMANCIPACION SOCIAL Y LA LIBERACION NACIONAL

Si quieren servir al pueblo y a la revolución, que se distancien de la imagen y necedades del Che Guevara

Todo el que lo tolere sólo contribuye a la hegemonía de la burguesía social reformista sobre el pueblo y la lucha política

 

Tres cosas hay que tener presentes para juzgar al llamado Ernesto Guevara de la Serna, genuino representante del individualismo argentino-cubano. Una, que es el más recalcitrante elemento opuesto a que los revolucionarios de izquierda desplieguen la actividad política independiente en el pueblo; dos, que absolutiza la lucha militar y niega de paso todas las demás formas de lucha en la revolución; y tres, que, como trotskista, es un prototipo del anarco-nihilista, que sólo concibe la lucha y las tareas políticas como patrimonio exclusivo de la burguesía, por lo que es obligatorio hacerse la interrogante de si ¿no es acaso una reiteración de esas aberraciones, por parte de los revolucionarios de izquierda en general, o comunistas en particular, reivindicar desaprensivamente la figura de Guevara y lo que representa?

Si hay un personaje por el que todo sincero marxista-leninista debe sentir el más franco y limpio sentimiento de repulsa y asco, si no repugnancia, ese no es otro que el fulano trotskista, de nacionalidad argentina, Ernesto Guevara de la Serna, alias El Che, pues resulta que, socialmente, el Che Guevara representa el hippie, el personaje existencialista hirsuto, exponente de la náusea, del animal que usa su conciencia para avergonzarse y hacer que los demás sientan vergüenza por sí mismos, es una especie, si no el mismo personaje decadentista que, en la vida decadente del Hollywood estadounidense, encarnara ese despropósito, producto de las drogas y de las ambivalencias inescrupulosas, llamado James Dean; ó un personaje de una de esas novelas pesimistas y desalentadoras de Jean-Paul Sartre, producto del desclasamiento de esos sectores medios y semi-intelectualizados que nutren y componen el submundo de la bohéme, de los que son parte los pitrincheros y huele-cemento, como los de Villa Consuelo, el parque Enriquillo o los ghettos de El Conde y la Zona Colonial, o los adictos al clerén de contrabando con que, desde Haití, nos bombardean para abonar el naufragio de lo que queda de la dominicanidad, y que reporta tan elevados beneficios y dividendos monetarios a los obispos y a los jesuitas, como José Dolores Grullón (que ha terminado en adicto a ese estupefaciente alcohólico y de ahí la inflamación que, por su otra práctica habitual, exhibe este obispo en su barriguita junto a los cachetes colorados sin estar en salud, y que, en otro caso, sería muestra de salud) y el rufián y homosexual cura Regino Martínez de Dajabón.

Cierto es que a Ernesto (Che) Guevara lo idolatran todos los personajes del decadentismo, de la traición y de la desilusión, portadores de un individualismo enfermizo y patológico, pues guardan con él en común no sólo todo ese piso material, sino esa propensión obligada del individualista extremo al comportamiento desaprensivo y propenso al crimen, tan propio al nihilista ruso que Dostoievski describe con tan magistral precisión en los seres de su obra, en particular en “Crimen y Castigo”, como encarnan en la vida real los anarquistas bakuninistas o las legiones de terroristas rusos de mediados y fines del siglo XIX, a los que el alemán Kaspar Schmidt, bajo el seudónimo de Max Stirner, en filolsofía les elaborara su traje a la medida, y que para América Latina, tal ejemplar prototipo lo sería Ernesto Guevara de la Serna (El Che), quien no puede exhibir una sola prenda que lo distinga por cualidades humanas positivas y de cuyo ejemplo se puedan extraer experiencias o enseñanzas que en realidad sirvan a la causa anti-imperialistas, de liberación nacional y emancipación social de los países y pueblos de América Latina.

Como qué se le podría distinguir, a Ernesto Guevara (El Che), que no sea como aventurero, de los que en las selvas del Orinoco, de la Patagonia, del Perú, de la Amazonia, hay por montones, y todos buenos para nada; esa es su coordenada de referencia y a esos, en todo proceso revolucionario serio, hay que pasarlos por el piquete de fusilamiento a la primera oportunidad, sin miramientos ni muchos requisitos, so pena de fracaso inminente, puesto que la descomposición e inconsistencia que portan tiene tan alta concentración contaminante y corrosiva, que conlleva a que, por ejemplo, en el caso de la revolución socialista rusa, se tuviera que inventar esos pintorescos centros siquiátricas para su reclusión indefinida, vía botar las llaves, llamados el Archipiélago Gulag.

El papel del Che Guevara para la historia real de la lucha revolucionaria en América Latina y en el Tercer Mundo es el mismo papel que Engels denunciara y estigmatizara, con su penetrante como incisivo poder de observación crítica inigualable, y que le llevara a afirmar de los polacos y de Polonia: Su papel en la historia no es otro que el de las “tonterías atrevidas”, sin elementos sustanciales de orden filosófico, político, ideológico, culturales, con los que se pueda sostener cualquier planteamiento, o que pueda servir para esclarecer y sintetizar experiencias de cualquier proceso o fenómeno de éste con carácter revolucionario.

Para todo el mundo ha de ser en extremo aleccionador que al fulano éste, Che Guevara, vayan y a él concurran sólo las moscas necias, portadoras y hechura del mundo de la podredumbre y para la podredumbre.

Y de ello es Tony Raful (sin más) y como agua negra de letrina y representante de la más absoluta bastardía, el ejemplo más ilustrativo de quiénes concurren y alaban, hasta endiosar, las necedades a lo polaco del Che Guevara. Así, no es casual que todo tipo de rufianes, drogadictos, crápulas, asesinos, homosexuales, lesbianas, traficantes, saltimbanquis, como faranduleros y gacetilleros venales y podridos de la prensa amarilla, de la radio y de la televisión, sean los que, para hostigar la doctrina y causa comunista, y no con otro fin, promuevan esa nociva idolatría por el chusma del pensamiento y la lucha revolucionaria verdaderos, Che Guevara.

En realidad, socialmente, este fue un vagabundo errante no atado a nada ni a nadie, sólo a sus instintos corrompidos, que encontró en el trotskismo y el espíritu infinito de traición y capacidad de albergar resentimientos espurios de esta contracorriente, su caldo de cultivo por excelencia, y de ahí su anti-marxismo y su anti-leninismo a ultranza, lo cual expuso en sus fases polémicas, obligado por las circunstancias, frente a la vieja guardia del viejo PSP cubano, ante lo que quedó muy maltrecho en tanto éstos se adherían, para hacerle morder el polvo de la ridiculez y la tragicomedia, como de su garrafal ignorancia y desprecio a los fundamentos del leninismo, de José Visariónovich Stalin. Todo lo que volvió, al intrínsecamente enfermizo y desequilibrado por la esquizofrenia Che Guevara, más fanáticamente enemigo y calumniador de Stalin, como todo perro trotskista.

Ya Fidel Castro Ruz, en sus 100 horas de verborragia fétida con el agente y espía Ignacio Ramonet de Le Monde Diplomatique, de la inteligencia militar policial de la burguesía francesa y de su Departamento de Colonias (del mismo lugar del que el Che sacó al funesto Regis Debray, debiéndolo pagar a un alto precio), da cuenta de cómo el Che Guevara era un opositor recalcitrante al bolchevismo, y en particular a Stalin, como todo buen traidor y agente doble trotskista.

Y, precisamente, si el fétido tumor canceroso y ejemplo de la podredumbre prostituida que es Tony Raful (sin más), o un renegado revisionista y architraidor como Narciso Isa Conde, si no un tal Anulfo Mateo (que fuera Secretario de Asuntos Internacionales del antro de mercenarios revisionistas partido “capitulacionista” dominicano -p“c”d- ya disuelto), ensalzan del Che una supuesta estatura y solidez teórica e intelectual a favor del desarrollo y de lucha contra la oxidación y el herrumbe de lo que, a sus ojos, sería la dogmática socialista, cabe preguntar, para dejar en claro las cosas: ¿de qué lado y a favor de quién estaba el nihilista y aberrado depravado, el Che Guevara, cuando la pandilla de Jruschov daba su Golpe de Estado, en coordinación con la CIA, en el XX Congreso del ex-PCUS en el 1956?

¿Dónde y de qué lado, que no fuera de las agencias de propaganda anticomunistas, trotskistas e imperialistas, se encontraba cuando los auténticos marxista-leninistas y los revolucionarios proletarios se alzaban en lucha contra los inicios mismos de la restauración de la dictadura de la burguesía y del capitalismo en la ex-URSS, que empezó con Jruschov y su pandilla, tras la muerte de Stalin, y culminó en el XX Congreso del PCUS y se selló en el 1958 con la primera reunión de los partidos comunistas y su declaración revisionista anti-stalinista, de lo que era copartícipe y seguidor ese vagabundo y depravado existencialista mercenario y sanguinario llamado Ernesto Guevara de la Serna, alias el Che Guevara?

El que a éste, ya cadáver maloliente y en descomposición, concurran por manadas moscas repugnantes y golosas, para regocijarse de sus aberraciones y lamentos decadentistas o podridos del personaje en cuestión, no debe extrañar ni causar sorpresa, sino ser motivo de advertencia y enseñanza aleccionadora, pues no puede dejarse de lado la universalidad de la vida, como afirmaba Kant, filósofo alemán, la que enseña, en forma sencilla, que las moscas van a la mierda, a la letrina y a lo podrido, mientras que las abejas y las mariposas concurren a las flores y a las rosas, de las que las primeras extraen el polen y transmiten a otras flores el germen de su fecundación, y las segundas, esto es, las mariposas, también lo hacen, pero en menor medida, pero su olor y su perfume lo extraen de las flores, cosa que no sucede con las moscas, que viven de mierda en mierda, de letrina en letrina y de pudrición en pudrición, fomentando la contaminación, tal cual hace este Tony Raful (sin más), ¿acaso se olvida que celebró las polacas tonterías atrevidas del húngaro Teodoro Petkoff de Venezuela que, como renegado revisionista, escribiera aquel panfleto celebrado y congratulado en el país por Tony Raful (sin más) desde la desaparecida letrina que se llenó, “Ultima Hora”, del mismo jaez que el actual “Listín Diario"? Y no debe olvidarse que este rufián, celebrado por el bastardo agua de letrina que nadie sabe quién lo parió, es hoy un declarado y confeso, como pagado, agente de la CIA y del imperialismo norteamericano en Venezuela. ¡Qué casualidad!

A esta asquerosa mosca, impertinente, tunante y podrida de Tony Raful (sin más) recordémosle las partes del poema de Antonio Machado que tan bien le ajustan:

Vosotras moscas vulgares
Oh viejas moscas voraces
Moscas pertinaces en su necedad
Moscas de todas las horas
Raudas moscas (hasta) divertidas
Perseguidas, perseguidas

Moscas, moscas,
como tú Tony Raful (sin más) bastardo y agua negra de letrina
Que ni labráis como abejas
Ni brilláis cual mariposas,
Pequeñitas, insignificantes,
Revoltosas, necias

Vosotras amigas viejas y asquerosas
Me evocáis todas las cosas.

 

Del Che Guevara volveremos cuando continuemos con las 100 horas de verborrea fétida y pestilente del diálogo entre Fidel Castro y su nuevo agente predilecto del espionaje colonial francés, Ignacio Ramonet, el sustituto de Regis Debray.

 

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