El caso del león cebado Un león cebado es aquél que, habiéndose habituado a comer carne humana, desprecia todas las variedades de otra carne, y es capaz de soportar un largo tiempo de hambre, pues sólo y únicamente apetece carne humana. Usar la Policía Nacional para sembrar de cadáveres el país, con un tal Nazir Tejada para empezar, proseguir empleando el Ciclón George para producir una hecatombe humana, emplear el terror que conlleva el neoliberalismo y las privatizaciones, sembrando muertes y sufrimientos. Aplica el darwinismo social y recurre al neomaltusianismo. Muertos los pobres, se acabó la pobreza. Mantenerse al acecho para, tras alcanzar de nuevo el Poder, volver a lo mismo. Y a los muertos por ejecuciones, que culminarían con Candelier del ’98 al 2000, quien prosiguió el carnaval sangriento con Rafael Hipólito Mejía, se vuelve a ello para llevarlo ahora a su momento de extrema expresión, con El Cirujano sociópata a la cabeza de la P.N., como cuerpo de exterminadores desalmados. Pero de paso, como león y cebado, no desaprovecha a Noel y a Olga para provocar muertes y depredación masiva. La sangre le cubre el cuerpo, el rostro y las garras en que han devenido sus manos. El león ha terminado cebado. Ahí están los hechos. Nada lo hará desistir de querer seguir depredando. Esta es su nueva adicción viciosa.
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