Subero Isa y su estratagema de la mafia en la Suprema que falsificaba títulos de propiedad
La cuestión de la mafia de la Suprema, cuyos supuestos integrantes han sido acusados y traducidos a la Justicia, tiene todas las características de un sainete para, como ya hemos advertido, Jorge Subero Isa y su jauría de cínicos impostores, usurpadores y detentadores de la Suprema Corte de Justicia, éstos, y en particular su cabecilla, echar un manto sobre la verdad y lograr un certificado judicial de impunidad. Como también hemos destacado, nadie entiende, ni la pandilla nada creíble ni confiable de Jorge Subero Isa ha explicado, cómo esa mafia que falsificaba títulos de propiedad y especulaba con estafas en el área de los bienes muebles e inmuebles, y que involucró un volumen de más de mil millones de pesos en sus actividades, llevaba a cabo sus acciones sin la participación de un tribunal de tierras ni de jueces de dicho tribunal, una vez que los títulos falsificados eran emitidos por un Registrador de Títulos, quien no llega a ese punto si previamente no tiene la sentencia de un tribunal de tierras y sus jueces. Es claro que Subero Isa y sus asaltantes de la Suprema, en violación flagrante y sistematizada, tanto de la Constitución, de la Ley de la Carrera Judicial como de los principios más generales y elementales del derecho, han incurrido en toda suerte de delitos, hasta lesivos a la soberanía nacional y seguridad del Estado, como en contra de la autodeterminación del pueblo y de la democracia, razón más que suficiente para que, como en lo adelante al parecer no tendrán los privilegios de ahora, y Subero se va y le naufraga su condición de vitalicio, igual que a los otros, que serán echados de allí, todos a una (habidas cuentas de que ahí, el que no corre, vuela, y todos corren, vuelan, muerden y patean), se han puesto de acuerdo para obtener su impunidad a través de la táctica de echar un manto encubridor sobre la verdad, que sirva de piso a la impunidad que buscan con desesperación. Un fenómeno sumamente ilustrativo, acaba de ponerse de manifiesto entre los golpistas hondureños, que responden a las directrices de los mismos estamentos y círculos dominantes homónimos de los criollos de aquí, a los que responden y sirven los miembros detentadores de la Suprema, y en particular el mercenario y aldeano montaraz, Jorge Subero Isa. Se trata de que el Procurador Fiscal General golpista hondureño, de los de Pinocheletti, Leoneletti o Micheletti, presentó una instancia ante la Suprema Corte, que es también golpista, solicitándole autorización para capturar y juzgar en la Suprema Corte de marras a los generales que apresaron y deportaron a Manuel Zelaya, Presidente derrocado mediante el Golpe de Estado auspiciado por la Iglesia Católica-Vaticano y el Opus Dei, junto a la Conferencia de sectas protestantes, obedientes a la CIA norteamericana, como lo han comprobado los abundantes testimonios que aportan las evidencias de los hechos. El mismo Manuel Zelaya, Presidente derrocado, sin pérdida de tiempo denunció que se trataba de una engañifa ideada por los ideólogos y estrategas de la Iglesia Católica, como del Opus Dei, a los que pertenecen Micheletti y otros funcionarios de su gobierno de facto. Está más claro que el agua de beber, que los golpistas hondureños tienen un mando común con los usurpadores y golpistas de la Suprema Corte de Justicia en República Dominicana que, como todo el mundo sabe, responden directamente a los intereses de los monopolios norteamericanos y a la Iglesia Católica-Vaticano, a su Episcopado, Nunciatura y al Arzobispado de Santo Domingo, que es el instrumento de chantaje y extorsión del despreciable y repugnante alias Cardenal Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez. Estos casos hacen pensar en forma concluyente que la reacción regional, continental y mundial, unifica y centraliza sus recetas contrarrevolucionarias y retrógradas a través del maridaje y alianza del imperio-capitalismo mundial y el centro parasitario colonialista que es la Iglesia Católica-Vaticano, que arrastra a la vez, por gravedad, a las sectas protestantes, y con ello, al cristianismo en general. Así como la Suprema Corte, apresurada y precipitadamente recurre a la desarticulación de la mafia interna que los mismos usurpadores de la Suprema tienen dentro de su perímetro burocrático y de la justicia en general, sacrificando a los peones pero preservando impunes a sus principales componentes, como son Pablo Garrido Medina y el otro, que es el general activo de la P.N. que Jorge Subero Isa intercediera fieramente, ante Leonel Antonio Reyna, para que no se lo pusiera en retiro, como se recordará. Con ello, la Suprema, lo que persigue, aquí, igual que los golpistas en Honduras, es que, al momento de arribarse a los cambios políticos, y constitucionales en nuestro caso, previstos, esos asuntos, como el de los altos mandos militares golpistas que secuestraron a Zelaya y los mecanismos mafiosos de estafa y falsificación en los que están involucrados jueces de la Suprema, como de instancias inferiores, tengan el status irreversible de la cosa definitivamente juzgada, empleando para ello sus mismos jueces integrantes de su maquinaria, obediente al alias Cardenal y a la Iglesia Católica-Vaticano, lo que implica darle, de hecho, impunidad, o castigos insignificantes, para guardar las apariencias.
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