Algo que arroja un testimonio exacto del gobierno actual y su cabecilla, Leonel Antonio Reyna, es la perfidia que despliega para darles impunidad a los conocidos delatores, torturadores y asesinos del actor de teatro e intelectual Narciso González (Narcisazo), luchador por los cambios económicos, sociales y políticos.

Habiéndose cumplido el último plazo otorgado por la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos para que se juzgara y diera justo castigo en el país a los participantes en el secuestro, tortura y muerte, por puras razones de persecución política y de conciencia a Narcisazo, sin que el gobierno del criminal de lesa humanidad, Leonel Antonio Reyna, como es lógico, haya hecho absolutamente nada, la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos decidió demandar a la República Dominicana ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que conozca el caso con todas sus consecuencias, que incluye la acusación al gobierno del carnicero Leonel Antonio Reyna y de hecho al del Perrodé y el rufián hijo de la gran puta Rafael Hipólito Mejía, ya que la solicitud de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos lleva cerca de 15 años que fuera formulada.

Y, conforme su espuria naturaleza de alimaña del bajo mundo del hampa y el crimen organizado, lejos de rectificar, Leonel Antonio Reyna ha respondido armando una canallada, igual o mayor que el mismo hecho criminal del expediente Narcisazo, precisamente buscando desvirtuarlo y anularlo a favor de la impunidad.

Esa trama empieza con financiar un libraco-folletón, sin mérito ni calidad histórico-literaria, elaborado por un confidente policial, oficio que desempeña desde el 1968, que es el llamado Oscar López Reyes, para difundir la patraña de que Narcisazo no fue secuestrado, torturado y asesinado, como por igual su cuerpo no fue lanzado al mar por los esbirros del tirano alimaña Joaquín Balaguer, que ni aún en estado moribundo desistió de su condición de aberrado sociópata, y, como tal, impenitente asesino, como un animal depredador de la peor naturaleza.

Oscar López Reyes no ha presentado la primera prueba material de su peregrina como aventurada conjetura pagada. Pero las infamias, igual que las calumnias, tienen un perverso efecto corrosivo y contrapuesto a la verdad y a la justicia. Infama, calumnia, que así perdurará la vileza.

Pero lo que consolida y convierte de sospecha en evidencia de que es el mismo carnicero Leonel Antonio Reyna quien mandó a cocinar y pagar la canallesca conjetura del mendaz Oscar López Reyes, es lo de que, después de éste tener que recogerse y, acorralado, hundirse en un anonimato auto-acusador, dejando en la orfandad a su infame y peregrina conjetura, la misma es traspasada para que un acólito y rastrero Jimmy Sierra, la reclame. La finalidad es proteger, por un lado, a los autores de ese horrendo hecho criminal, y a la vez usarla en el juicio en la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, a favor de los sindicados como los homicidas directos, entre los que está el entonces Jefe Policial y quien fuera Director Nacional de la Policía Preventiva en el go-bierno de Leonel Antonio Reyna, Rafael Guerrero Peralta, como el reconocido espía y criminal Claudio de los Santos, que es padre de Claudia Franchesca de Los Santos, Viceministra de Obras Públicas del actual gobierno, como varios altos oficiales militares y policiales activos y retirados, como por igual el agente Roberto Santana que concertó la acción del secuestro de Narcisazo.

Entre los altos oficiales militares involucrados están Juan Bautista Rojas Tabar y Luis Rafael Lee Ballester, de la Marina de Guerra, a todos los que Leonel Antonio Reyna ha empleado, por su parte, para garantizar el éxito de su carnicería por medio de las ejecuciones policiales, que ya arroja un saldo de las 30 mil víctimas, en tanto la infame y canallesca conjetura de Oscar López Reyes, pagada por el gobierno de Leonel Antonio Reyna, ha sido retomada y relanzada al aire, en acción de relevo, por el íntimo colaborador de éste, el tal Jimmy Sierra, que siempre ha estado vinculado a los aparatos de espionaje y represivos del Estado Dominicano.