El Manifiesto Comunista

-Un comentario breve-

 

El Manifiesto Comunista, también conocido como el Manifiesto del Partido Comunista, publicado el 21 de febrero de 1848, es uno de los tratados políticos más influyentes en la historia del mundo. Comisionados por la organización obrera llamada Liga Comunista, Karl Marx y Friedrich Engels escribieron el Manifiesto Comunista; este Manifiesto presentó los objetivos de la Liga Comunista y el programa político de la misma, que ha pasado a la historia con el nombre de Manifiesto Comunista.

La Liga Comunista fue el primer partido político del proletariado que actuó bajo los principios del socialismo científico, y el primer partido obrero en que se destaca el carácter internacional del movimiento proletario.

Como señalara Engels en el prólogo a la edición alemana de 1883, el primer prólogo que aparece sin la firma de Marx, quien había muerto ese año, la idea esencial que inspira todo el Manifiesto Comunista es "que el régimen económico de la producción, y la estructuración social que de él se deriva necesariamente en cada época histórica, constituyen la base sobre la que se asienta la historia política e intelectual de esa época; que, por tanto, toda la historia de la sociedad (una vez disuelto el primer régimen de comunidad del suelo), es una historia de lucha de clases, de lucha entre clases explotadoras y explotadas, dominantes y dominadas, a tono con las diferentes fases del proceso social, hasta llegar a la fase presente en que la clase explotada y oprimida (el proletariado), no puede ya emanciparse de la clase que la explota y oprime, de la burguesía, sin emancipar para siempre a la sociedad entera de la opresión, la explotación y las luchas de clases; esta idea cardinal fue fruto personal y exclusivo de Marx", idea ésta que aportó en la ciencia histórica el mismo progreso que la teoría de Darwin llevó a la ciencias naturales.

Desde la aparición del Manifiesto Comunista hasta la fecha han ocurrido sucesos trascendentales para toda la humanidad relacionados con este documento. Por ejemplo, la revolución rusa de octubre de 1917 y la posterior creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), así como la revolución china de 1949, acontecimientos que cambiaron la geopolítica mundial al estimular todo un proceso de revoluciones democráticas, populares y socialistas en todo el mundo, levantando los principios del socialismo y el comunismo, que es el contenido en el Manifiesto Comunista; movimiento que incorporó, como nunca se había visto en toda la historia humana, a más de la cuarta parte de la población trabajadora mundial a la vida político-social, es decir, a la brega por ser dueñas de su propio destino, vida político-social de la que estaban marginadas por completo durante cientos y cientos de generaciones, por la opresión y explotación del hombre por el hombre.

Y es que, como reconocieran los mismos Marx y Engels 25 años después de la publicación por primera vez del Manifiesto Comunista, en el prólogo a la edición alemana de 1872, después de la publicación de éste, decían, "han cambiado las circunstancias, pero los principios generales desarrollados en este Manifiesto siguen siendo sustancialmente exactos".

El Manifiesto ha tenido, como todo en la vida, sus altas y bajas, es decir, sus vicisitudes; calurosamente acogido por la vanguardia del socialismo científico (entonces poco numerosa), como lo demuestran las diversas traducciones que se mencionan en el primer prólogo, no tardó en abandonar la escena pública, desacreditado por la reacción europea, después de derrotar a los obreros parisinos en 1848, y censurado por la justicia de esta reacción europea, al ser condenados los comunistas por el tribunal de Colonia en noviembre de 1852.

El movimiento obrero en el siglo XX, cuya historia incluye la epopeya de la conquista del Poder político por la clase obrera y su partido en un tercio del mundo, arrancó también de los principios asentados en el Manifiesto Comunista. Y en la actualidad, 162 años después de su publicación, sigue siendo el documento más extendido e internacional de toda la literatura socialista del mundo.

La doctrina de Marx ha cosechado en todo el mundo capitalista la mayor hostilidad y el odio de la ciencia burguesa, tanto oficial como liberal, que ve en el marxismo una especie de secta maléfica. Pues como dijera Lenin: "No puede esperarse otra actitud, pues no puede haber en una sociedad organizada en la lucha de clases ninguna ciencia imparcial; toda la ciencia oficial y liberal defiende, de un modo u otro, la esclavitud asalariada, mientras el marxismo ha declarado una guerra implacable a esa esclavitud. Pedir una ciencia imparcial en una sociedad de esclavitud asalariada, es una ingenuidad tan pueril como la de pedir a los fabricantes que sean imparciales en la cuestión de saber si hay que aumentar el salario de los obreros en detrimento del beneficio del capital".

Pero esto no es todo, "la historia de la filosofía y de la ciencia social demuestran, con claridad perfecta, que no hay nada en el marxismo que se parezca a un sectarismo o a una doctrina cerrada y rígida, surgida fuera de la gran vía del desarrollo de la civilización universal, bien por el contrario, todo el genio de Marx consistió, precisamente, en resolver los problemas que el pensamiento avanzado de la humanidad ya había planteado. Su doctrina nació como la continuación directa e inmediata de aquélla de los más grandes representantes de la filosofía, de la economía política y del socialismo. La doctrina de Marx es todopoderosa, pues es justa, es completa y es armoniosa, da a los hombres una visión entera del mundo que no puede conciliarse con ninguna superstición, con ninguna reacción, con ninguna defensa de la opresión burguesa. El marxismo es el sucesor natural de todo lo mejor que la humanidad ha creado en el siglo XIX, es decir, de la filosofía alemana, de la economía inglesa y del socialismo francés".

 

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