Romper con el Concordato para evitar el colapso de la República Dominicana
El balance que sobre la falta de autodefensa interna de las FF.AA., ante los embates de seducción por el narcotráfico, debido al carácter mercenario-condotiero de las mismas, que se desprende de la conferencia, prácticamente como despedida del cargo, del Ministro de las FF.AA., el general Pedro Rafael Peña Antonio, en Funglode, es de paso un juicio cuyo alcance termina arrasando con el papel negativo que ha desempeñado, al fin y al cabo y de punta a rabo, el Vicariato Castrense hacia el seno de los institutos castrenses y la Policía Nacional, al igual que el programa o patronato de educación nacional católica respecto al desastre de la educación pública, que son las dos ramas o macolla del árbol venenoso cuyo tronco es el infame Concordato. Cuando éste fuera firmado en forma arbitraria y unilateral como dictatorial por el sanguinario y criminal Rafael Leonidas Trujillo Molina con el Papa Pío XII, copartícipe del genocidio y los crímenes de guerra del eje nazi-fascista durante la Segunda Guerra Mundial, se pasó de contrabando la falacia de que el mismo vendría a aportar, a la maquinaria asesina de la dictadura, especie de un alma humana, y de ahí su armadura moral y con principios éticos; todo lo cual hoy luce la más completa ruina, luego de 56 años de Concordato y 52 de Vicariato Castrense y programa o patronato nacional de educación católica. La Policía convertida definitivamente en un cuerpo criminal y delincuente, un escuadrón de la muerte y cuerpo de sicariato teocrático que emana del Concordato. La educación pública hecha un desastre, en tanto la privada, que es monopolizada por la Iglesia Católica-Vaticano, además de absolutamente excluyente por razones de dinero, es abusiva y arbitraria en sus métodos y manejos, como ilustra el reciente caso de la expulsión de cerca de 1,300 estudiantes de la universidad católica del alias Cardenal, que financia el Estado, como parte del patronato nacional de educación católica. Así se cierra definitivamente el círculo de lo que se decía aportarían de positivo para el país, el pueblo y la sociedad dominicanos el Concordato, el Vicariato Castrense y el patronato de la educación católica, y el balance es absoluta y totalmente negativo. Cortar por lo sano, y renunciar al perverso Concordato. La Iglesia Católica-Vaticano y sus legiones sagradas que busquen la manera de financiarse sus negocios y actividades, que el Estado Dominicano y la población misma no pueden, ni deben seguir en eso; están ya prácticamente quebrados.
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