El sistema de salud privatizada a favor de los bancos y de la Iglesia Católica-Vaticano condena a sufrir y a morir antes de tiempo al 70% de la gente
Si del sistema de salud oficialmente privatizado con carácter neoliberal y clerical teocrático vigente en el país hay algo claro es que, con su aplicación, tal como se advertía, ha quedado más del 70% de la población en el más completo desamparo en cuanto a los servicios médicos y hospitalarios, que son los llamados servicios de salud, mientras que el mayor porcentaje del restante 30% "privilegiado" recibe precariamente dichos servicios de salud, por el fracaso de dicho sistema de salud privatizado, acorde con el neoliberalismo, lo que es un hecho consolidado, y por lo que, desde todos los ángulos, surgen las críticas de condena y rechazo al sistema de salud privatizado neoliberal clerical teocrático. Lo que eran los hospitales públicos, hoy son negocios hospitalarios a los cuales se puede concurrir si se está en condiciones de pagar, junto a los padecimientos y desesperación a que el paciente es sometido. Pero del mismo modo, en esta área tan sensible como delicada, se manifiesta con mucha intensidad lo que hemos dado en llamar la apologética de la catástrofe y de los males, la que ideológicamente se presta para apuntalar el conformismo, y que en vez de coadyuvar a que la gente se disponga a luchar por el derecho a la salud y a la atención médica, prefiere solazarse dedicándose a la justificación de lo perjudicial, errado y carente de sustento nacional que, como alegatos y coartadas, emplean tanto los sectores neoliberales como los retardatarios clericales supersticiosos y oscurantistas, rindiéndole culto a las supercherías y baratijas de los enemigos de la verdad y del pueblo con lo de que "es que ellos creen", "es que a ellos les interesa". "es que a ellos les conviene", y así sucesivamente. Así, esos apologistas, que están en todas partes, incluso de seguro que están al lado suyo en este momento, desde una impostura supuesta de rechazo a la situación, no escatiman esfuerzo en dar crédito de realidad inamovible a todas las basuras ideológicas que elaboran los centros propagandísticos de los explotadores neoliberales y clericales teocráticos, y con las cuales pretenden desplazar y sustituir la realidad objetiva. Así, el papel y la función de los filisteos apologistas y su apologética es elevar esas basuras ideológicas y darles supuesta categoría, igual que la realidad objetiva que estructura la materialidad del ser, de los objetos y sus relaciones. Pero el sistema neoliberal de salud no sólo que excluye, negándoles todo servicio hospitalario y médico gratuito, a los sectores más pobres y portadores de la más agresiva miseria, sino que a la vez la piedra básica de dicho sistema de salud, es la conversión de las enfermedades y dolencias de los seres humanos en jugoso negocio para el especulador, usurero y parasitario capital bancario, y los instrumentos de este capital, por medio de los que efectúan sus negocios, que son las llamadas Administradoras de Riesgos de Salud (ARS), tienen como meta asaltar hasta al mismo sector de las clínicas privadas que operan sometidas al pago de grandes penalidades tributarias como de pagos de elevados intereses bancarios por préstamos enganchados, empleando para ello todo tipo de trucos y artimañas, buscando con ello dejar de pagarles a las clínicas los servicios prestados a los pacientes que, mes tras mes, ven su salario mermado sustancialmente por el cobro automático del monto a pagarles a las ARS. La población está padeciendo con toda intensidad el flagelo implacable del sistema de salud privatizado impuesto por el capital financiero imperialista y su modelo neoliberal, que le excluye, impidiéndoles tener acceso a una atención médica calificada, o negándoselas de plano, a las grandes masas de la población. Muchos ciudadanos corren el riesgo permanente de morir por no recibir atenciones médicas y medicinas apropiadas, necesitándolas por dolencias crónicas; otros tienen que soportar el triste y doloroso espectáculo de ver a sus allegados sufrir y hasta morir en ese suplicio de la carencia de atenciones de salud por cuanto se ha privatizado el sector y el que no puede costearlas con recursos financieros propios, que se muera prematuramente. Los partidarios y adictos a la apologética social, llegando incluso a decir que desaprueban el crimen de la privatización de los servicios de salud, esgrimen la justificación de la misma con razones subjetivas, como que la salud es un servicio social y no un derecho, lo que no sólo es falso, sino que es medularmente la expresión del sometimiento personal al poder del capital usurero y parasitario que devenga los beneficios de la comercialización del derecho ciudadano a la salud, que es responsabilidad del Estado, cuya obligación es la preservación y protección de la ciudadanía. Del hecho de que se desconozcan estos derechos por parte de los reaccionarios y los representantes del capital, como por igual por los apologistas de la parasitaria y esclavista Iglesia Católica-Vaticano y cristiana, sacan la conclusión de: "pero eso no es lo que ellos creen y la población misma no se levantará en contra de esa situación", reacción ideológica propia y sustancial de la apologética de las miserias y catástrofes que genera el neoliberalismo cruzado, como ocurre en nuestro país, con la supersticiosa y parasitaria Iglesia Católica-Vaticano, Apostólica, Romana y cristiana. Es muy notable, por otra parte, que como cada vez se hace menos sostenible el sistema privatizado de salud, que con sus secuelas de daños y pérdidas de vida concita en contra suyo cada vez mayor rechazo, la apologética y sus representantes se refugian en el truco de querer simular que son partidarios de la variación del modelo prevaleciente, pero la variación o modificación que presentan es el de la acentuación de la exclusión de la población del usufructo del derecho a la atención médica y hospitalaria especializada, como a medicamentos de calidad garantizada. Este es el caso bien ilustrativo que representa el Opus Dei desde su órgano mediático mercenario "Hoy", donde el domingo 15 de agosto del 2010, una siquitrillada titulada como analista sectorial, llamada Ilsa Nina, reclama una reforma urgente del sector salud, sobre la reforma que ha engendrado todo este descomunal desastre y hasta llega a admitir que: "El modelo (según sus propias palabras, N. de R.) ha demostrado hasta ahora una muy escasa capacidad para enfrentar los problemas -se supone que se refiere en el área de la salud, N. de R.- que afectan a los ciudadanos". Y recurriendo a expresiones galimáticas, prosigue simulando y expresa: "El modelo de atención de salud que se ha aplicado en la República Dominicana ha mostrado tradicionalmente (Nota de nuestra Redacción, ahora nos enteramos que el modelo neoliberal clerical teocrático de la salud sobre la base de la privatización, posee carácter tradicional en este país, lo que se para nosotros realmente innovador) muy poca capacidad para solucionar los problemas". No obstante, sobresale que la flamante analista sectorial gubernamental omite el marco del régimen económico-social y político en el que se aplica el modelo neoliberal, entrecruzado con el control e injerencia de la Iglesia Católica-Vaticano en el Estado, así como por igual, nada le importan, ni la privatización ni los privilegios onerosos e inmorales, desde el mismo punto de vista de la competitividad, que emanan de que el Estado y el disoluto inescrupuloso Leonel Antonio Reyna, cabecilla del desastre imperante, es quien financia y favorece a la Plaza de la Salud, que es propiedad enajenada al país por parte de la Iglesia Católica-Vaticano y del parásito despreciable que es el alias cardenal métesentodo Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez.
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