Sospechas en torno
origen bombas de Boston EE.UU. y posibles fines ocultos detrás de esos
actos de terrorismo como ocurrió con los del 11 de septiembre Las explosiones casi simultáneas de tres bombas, de cinco que fueron colocadas en la meta final de un maratón en Boston, EE.UU., dejó un saldo de 3 muertos y casi 200 heridos. Cada día que pasa crecen las sospechas en torno a los actos de terrorismo ocurridos en Boston, EE.UU. ¿Se trató de un hecho -se preguntan no más- montado y promovido por los círculos de Poder norteamericanos para favorecer y justificar un endurecimiento represivo, so pretexto de que los terroristas anti-norteamericanos andan sueltos y que precisan de medidas antiterroristas en mayor número y de más eficiencia, o en verdad las bombas obedecieron a una iniciativa propia de los dos chechenios acusados de haber llevado a cabo la acción terrorista de marras? La suspicacia, que llega hasta la formal sospecha, se robustece cuando se conoció que rápidamente las fuerzas policiales ya sabían quiénes eran los autores y su procedencia; esto, por un lado, en tanto, por el otro lado, por la televisión rusa, en el canal “Rusia Today” se difundió la información de que el mismo actual Presidente de dicho país -Vladimir Putin- les había advertido, ya hace meses, a los EE.UU., de la presencia en su territorio de esos dos chechenios de vínculos terroristas que eran un potencial peligro, por lo de que el terrorismo es una sociopatía, como el oportunismo, incurable. Al parecer, poco o nada les importó la advertencia a las autoridades norteamericanas, como si más bien estuvieran a la espera concertada de que actuaran y mataran e hirieran a numerosas personas para entonces intervenir. Si no fue el caso que los instigaron a actuar con fines preestablecidos. Lo que trae a colación las teorías que explican lo del 11 de septiembre como una acción terrorista de los propios EE.UU., teorías que cada vez toman mayores fuerzas de credibilidad. Es que las experiencias dicen que nadie, absolutamente nadie, es tan ni más terrorista que los EE.UU. Los niños palestinos, sirios, libios, afganos, pakistaníes, irakíes, africanos, etc., como las mujeres, ancianos, adolescentes y gente en general, que por la acción de los terroristas, bajo las órdenes de los EE.UU. caen asesinados, al parecer no valen tanto como los norteamericanos, por el solo hecho de no ser norteamericanos. Estas explosiones en Boston causaron alarma en el mundo entero, aunque ese fenómeno no nos extraña mucho puesto que se parece demasiado a los dos tipos de fenómenos contradictorios muy conocidos por todos, que se producen de las relaciones entre el hombre de un lado, y el tiburón, del otro lado. Como se sabe, el tiburón, desde tiempos inmemorables, es comido y utilizado medicinalmente por el hombre. Y nada extraordinario ocurre cuanto éste pesca o caza a un tiburón. Sin embargo, otro gallo canta cuanto estos útiles animalitos tienen la oportunidad de desquitarse comiéndose uno, dos o tres seres humanos, tenidos éstos como los mayores depredadores jamás conocidos. Alarma, alarma, y escándalo porque un fiero tiburón se ha comido a dentelladas a unos cuantos de los otros depredadores humanos. Así las cosas, no hay manera ni nadie que detenga las carnicerías llevadas a cabo por los gobernantes norteamericanos, con el respaldo de su gran prensa y de gran parte de su ciudadanía, que apuestan al santo papel que su dios Jesucristo les ha asignado a los EE.UU. Matan niños, ancianos, mujeres, y todo lo que se mueva en Afganistán; ya lo hicieron y siguen haciéndolo en Irak; lo mismo en Palestina; ¡Ay, ay, ay, pobre Libia!; y ni qué decir de Siria y Pakistán. Ya estamos fatalmente habituados a la deprimente información de: “Ataque norteamericano con drones mata 15 niños y ancianos junto a mujeres en Pakistán”, “Ataque con modernos aviones, tanques y morteros arrasa un paraje, con todos sus habitantes, en Afganistán”. En Siria, los terroristas, que ahora se comprueba son de Al Qaeda y financiados y abastecidos por los EE.UU., Inglaterra y países de la Unión Europea, como Francia, no tienen que ver, vuelan hasta universidades repletas de jóvenes estudiantes de ambos sexos, o someten a lluvia de bombas y morteros a parajes y comunidades de las ciudades y de los campos; y es muy bien conocido que las bombas no distinguen a nadie, sólo destruyen todo cuanto encuentran a su paso. A Estados Unidos nunca les ha importado el exterminio de niños, mujeres y ancianos ni de ciudadanos palestinos por parte de los sionistas israelíes, que arremeten con sus bombas y misiles a costa de los palestinos.
Pero basta y sobra que les pusieran dos o tres
bombitas en una actividad deportiva en Boston, y ya están amenazando
hasta con invadir el mundo para la captura de esos responsables, como se
vio en los medios de prensa y difundieron sus agencias. Como es sabido, y no es un secreto, EE.UU. es el financiador principal de esas monstruosas actividades criminales.
Nadie tiene derecho a asesinar. Pero mucho menos a
asesinar a sus contrarios. De igual es conocido que hoy día existen diversas opiniones y estudios que acreditan que lo del 11 de septiembre fue obra de los grupos monopolistas norteamericanos más guerreristas y sus compinches terroristas, como es el caso de Bin Laden, al que luego asesinaron.
Con poca cosa, como está la situación, en los EE.UU.
no se puede descartar que fuerzas con fines ulteriores sean las
responsables de los nuevos atentados de Boston.
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