LA PROHIBICIÓN DEL TRUJILLISMO ES JUSTA Y LEGÍTIMA COMO CONSTITUCIONAL Y LEGAL

El trujillismo es la ideología del crimen, de los asesinatos, el robo y del irrespeto absoluto de todo cuanto sea derecho y libertad

La prohibición por ley de todo esto es buena, es constitucional y democrática
 

En otro episodio del revanchismo trujillista, los pichones de hienas y de otros animales carroñeros y depredadores como los tiburones, lanzaron hace poco una nueva embestida de las que ya acostumbran a lanzar esporádicamente, y en esta ocasión, ya aproximándonos al nuevo aniversario del ajusticiamiento, por lo menos a nivel personal, del chacal cabecilla de esa jauría de depredadores establecidos en el Poder del Estado durante 31 años consecutivos, presentan como sus alegatos, paradójicamente, que les leyes de prohibición y penalización de las actividades del trujillismo y de alabanzas del sociópata y ladrón desalmado de su protagonista personal, que es el dictador y sátrapa Rafael Leonidas Trujillo Molina, son inconstitucionales y carentes de legalidad democrática por cuanto son violatorias de la Constitución y de los derechos de igualdad y de libre difusión de las ideas, lo que conlleva violación a la libertad de pensamiento.

La demanda es recurrente e impertinente de que se levante la justa prohibición que pesa sobre el trujillismo, lo que de por sí acentúa la naturaleza insólita de la susodicha demanda. Esta, inicialmente la enarboló, como en otras ocasiones anteriores, el tal Domínguez Trujillo, y encontró el natural eco en la basura o deshecho de inmundicia infrahumana, saltimbanqui de unos grupos de derecha a otros grupos de igual carácter, pero siempre hacia la derecha, lo que por sí sólo dice bien claro de su condición de espía e informante al imperialismo y a la reacción, la tal Chello Despradel Dájer, de una familia vegana de espías, delatores, sirvientes deleznables del dictador y su tiranía bestial.

Como el Domínguez Trujillo es un bastardo de una sangre objetivamente podrida, hijo de uno de los tantos sirvientes y servidores sexuales de la depravada Angelita Trujillo Martínez, a quien su padre casó forzosamente con Léon Estévez, un mediocre y homosexual que andaba en busca de escalar socialmente y en aras de lo cual era capaz de cualquier cosa, y quien durante los últimos años de la dictadura se distinguió por una crueldad fuera de serie y una vesania demencial contra los expedicionarios de Junio del ’59, como contra los caídos presos durante las jornadas del 1960, promovidas éstas por la cúpula de la prelatura católica que, con urgencia, buscaba la desaparición del dictador y tirano, el mismo que esa Iglesia Católica-Vaticano, en colusión con el imperialismo norteamericano, había elevado al Poder mediante Golpe de Estado del 23 de febrero del 1930, por lo que, desde entonces, actuaba como el peón de ambos, de la Iglesia Católica-Vaticano y el imperialismo yanqui, en tanto éstos sirvieron, al dictador y tirano, esmerada y solícitamente de su parte como aya, lo asesoraron, lo orientaron, lo protegieron y al mismo tiempo obtenían sistemáticamente del desalmado dictador y tirano toda suerte de favores y beneficios.

El ex-coronel Pechito León Estévez, de los fascistas trujillistas de la Fuerza Aérea Dominicana, tenía como chofer al cabo Fernández Collado, un sicario desalmado e inescrupuloso, padre, por lo menos así lo dicen los papeles legales, del tal Leonel Antonio Reyna alias Leonel Fernández. León Estévez regresó al país furtivamente, a pesar de existir impedimento legal de entrada en su contra, y fue protegido del cura Marcial Silva, un golpista y maricón, por lo que eran tenidos por amantes, con el visto bueno y la aquiescencia de la jerarquía católica, en particular del depravado alias Cardenal Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez, en otra de sus tantas hazañas de hipocresía y del engaño.

Un hecho que mueve a suspicacia y genera sospechas fundadas es que Pechito León Estévez, hace cosa de tres años, apareció muerto en una fecha próxima al 30 de mayo, en unos momentos en que los nietos de la hiena carroñera del dictador Trujillo, hijos, tanto del sociópata y degenerado Ramfis Trujillo, como de la prostituta, igual que su madre y sus tías, que habían ejercido la vieja profesión tanto aquí como en La Habana, Cuba, Angelita Trujillo Martínez, tenían preparada una ofensiva reivindicativa de la memoria sanguinaria y depravada de su abuelo.

Ese mismo Ramfis Domínguez Trujillo fue de los que se sabía estaban en el país al momento de la muerte misteriosa de Pechito León Estévez, que como es conocido, tenía serias desavenencias con la hetaira Angelita Trujillo Martínez, por la que había cometido en el pasado crímenes horrendos, entre los que se le atribuyen estaría el de Jean Awad Canaán, un piloto de la Fuerza Aérea Dominicana al que la incontinente y depravada Angelita Trujillo acosaba sexualmente y le exigía que rompiera sus relaciones con su pareja, y un buen día se dijo que se había matado en un accidente automovilístico.

Todavía no hay una versión definitiva sobre la muerte de Pechito León Estévez, que hacía de diácono en la iglesia de Arroyo Hondo, en la que su amante, el viejo cura golpista Marcial Silva, es el párroco, como ley, batuta y constitución, de dicho negocio de la fe.

¿La bestia depravada y depredadora de Pechito León Estévez se suicidó, o las otras bestias de su misma jauría y baja calaña del trujillismo le ajustaron cuentas? La respuesta la esperamos de la bruja matada a escobazos, Chello Despradel Dájer.
La Iglesia Católica-Vaticano, poco antes del 1960 había acabado de recibir los privilegiados acuerdos leoninos finales que por tanto tiempo había deseado y esperado, desde la fundación misma de la República, según confesiones del alias monseñor Ross, párroco de la Capilla San Rafael, del Palacio de Gobierno del dictador Trujillo; esos privilegios son, el Vicariato Castrense y el programa nacional de educación católica, o Patronato Nacional San Rafael, que le otorgó el mismo dictador en el 1958, los que vinieron a sumarse al Concordato, firmado en el 1954 por la exclusiva voluntad personal del mismo dictador y tirano, según sus propias confesiones que aparecen como palabras preliminares en la firma del documento del Concordato, del texto de éste hecho público en el país.

Ya en el primer año de la dictadura y tiranía instalada, por otro similar acto individual y arbitrario, el dictador le otorgó la personalidad jurídica a la Iglesia Católica-Vaticano, de lo que también afirmaba el alias monseñor Ross era un anhelo y deseo de la Iglesia añorado desde el mismo 1844, que es la fecha del segundo grito de independencia nacional y con el que la Iglesia Católica-Vaticano y ya previamente el Papado en general ha querido ocultar, con fines aviesos, que el primer grito de independencia y proclamación de la fundación de la República Dominicana y nacimiento de la nación dominicana fue el del 1ro. de diciembre del 1821, hecho que fue el llevado a cabo por José Núñez de Cáceres, según consta y lo confirma el documento depositado en el Archivo General de Indias en Sevilla, España.

No obstante, Trujillo, como peón, sirviente genuflexo, abyecto, servil y aborrecible, como bestia de carroña, se esmeró en secundar a la Iglesia Católica-Vaticano todo el tiempo en su siniestra labor de tergiversación y revisión de la historia nacional, siempre con fines inconfesables.

Por ello, los singulares actos, más bien simulados y sin nada de sinceridad, de la Iglesia Católica-Vaticano en el 1960 y tiempos subsiguientes contra Trujillo sólo caben ser interpretados como acciones encaminadas a hacer realidad, en sus exclusivos y espurios intereses degenerados, el testamento, como legado, que el Concordato representa de parte de Trujillo a la Iglesia Católica-Vaticano de todos sus bienes, en particular la propiedad de la República Dominicana, tenida como su gran finca por el dictador de marras, y los estímulos y respaldo de ésta a esa resistencia antitujillista a última hora fueron a su entera y exclusiva conveniencia, esto es, de la Iglesia Católica-Vaticano. Y de parte suya son pruebas de ingratitud como a la vez de que la Iglesia Católica-Vaticano y el cristianismo son un poder tan asqueroso y tan inescrupuloso, que la deslealtad es una de sus más importantes banderas.

Ante la conciencia de cada ciudadano se presenta la oportunidad de poder juzgar al trujillismo con el mismo comportamiento práctico con que él se comportó y justificar dentro de ese limitado terreno las prohibiciones que justamente pesan en su contra.
Sin embargo, entendemos que no sería lo correcto, por cuanto las circunstancias de espacio y tiempo no son las mismas, sino muy diferentes.

Además de que podría haber de por medio, en sus partidarios, una simulación de admisión y reconocimiento de las monstruosidades cometidas por dicho dictador, lo que podría contribuir a que los incautos quieran creer que en los sociópatas seguidores del criminal dictador se operó un cambio en su naturaleza, lo cual sería un tremendo error, que se terminaría pagando con creces.

No obstante, sucede que el trujillismo y sus representantes como los portadores de esas conductas, no se exculpan, sino que, por el contrario, culpan, arremetiendo contra todos por no aceptar como buenas y válidas las monstruosidades cometidas, comprobadamente, por el trujillismo, y llegan al extremo de convertirse en apologistas a ultranza de las mismas. Y a la vez amenazan, hasta de manera abierta y aviesamente, con volver por sus fueros y llevar a cabo, tan pronto puedan, de nuevo sus masacres criminales habituales a nombre del anticomunismo, del que el dictador y tirano se ufanaba de ser líder continental.

Aquí nos ubicamos en el meollo y eje central del problema de la más profunda naturaleza del trujillismo, y es que está comprobado que el trujillismo, al igual que ser trujillista es una sociopatía criminal paranoica y, por lo tanto, incurable e incorregible. Es el crimen y los asesinatos, como práctica e ideología enseñoreadas y desplegadas desde el Poder, con despotismo y arbitrariedad, en aras de conculcar derechos, del abuso y del robo desde el Poder.

Finalmente, la historia se puede resumir así en forma apretada: Habiendo sido Rafael Leonidas Trujillo Molina entronizado y mantenido en el Poder del Estado Dominicano desde el 1930 al 1961, como ya se ha dicho por la conspiración que culminara en el complot confeccionado y articulado como Golpe de Estado fascista por el antro cavernario generador material del fascismo y sus métodos de negación absoluta de toda libertad humana y todo cuanto sea derechos humanos, y de ahí contrario a todo vestigio de la dignidad del hombre, que es la abominable por condición innata, además de esclavista y asesina-genocida incorregible como parásita Iglesia Católica-Vaticano, en alianza con el imperialismo norteamericano.

Consuelo (Chello) Despradel Dájer abusa, escandalizando, insultando, lanzando denuestos, ofensas interminables, en defensa y reivindicación de tan nefastas abominables prácticas e ideología denominadas trujillismo, producto bastardo del reaccionarismo y el nazi-fascismo, común denominador del imperialismo y de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana y el cristianismo.

Cabe subrayar que con el trujillismo y su prohibición por leyes de excepción y a perpetuidad, vigentes en el país, ocurre lo mismo que en España con el franquismo y la Ley para la Memoria Histórica; en Alemania con el nazismo y Hitler; y en Italia con el fascismo o nacionalsocialismo y el Duce Benito Mussolini. Por lo que nada debe extrañarnos ni la ignorancia ni la insolencia descarada de una basura de nombre Chello Despradel Dájer.
 

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