DIÁLOGO NACIONAL POR LA REFORMA A LA EDUCACIÓN Una nueva versión de una vieja y conocida estafa -Sin la eliminación Concordato no es válida ninguna reforma educativa a nivel nacional- 21-11-2013
El llamado Pacto por la Reforma Educativa, aunque se le puso, por demagogia, la palabra nacional, carece de objetivos nacionales y, a la vez, está desligado de las imperiosas necesidades de profundos cambios de contenido y forma en el orden del rumbo, orientación y método de la educación, todo lo cual gira y se desenvuelve alrededor de que la educación vuelva a estar en manos básicamente del Estado, el cual, en materia de educación pública, ha de tener la absoluta dirección en la ejecución de los programas y planes educativos del país y para el pueblo dominicanos. El llamado Pacto Nacional por la Reforma Educacional, significa que el Estado y su gobierno se han propuesto seguir actuando como sirvientes genuflexos y abyectos de los espurios intereses de la Iglesia Católica-Vaticano, a la que, además de mantener y financiarle sus negocios y empresas, están obligados a darle impunidad y privilegios, a la vez que empeñarse en el encubrimiento de los crímenes y asesinatos de la Iglesia Católica-Vaticano, en una palabra, el Estado Dominicano y su Poder no es otra cosa que el proxeneta de la Iglesia Católica-Vaticano. Danilo Medina y sus consejeros se han propuesto así salvar el desastre que, al fin y al cabo, ha terminado produciendo, en contra de la República Dominicana y su pueblo, la retrógrada medida de colocar a la Iglesia Católica-Vaticano como la rectora única de la educación pública y convertir a ésta en educación católica, que es lo mismo que convertirla en lo contrario a la educación, tal cual queda pintada en el desastre educativo reinante aquí, República Dominicana. El balance que registra la historia de la educación desde el 1954 a la fecha es que la misma ha sido catastrófica y siempre ha ido de mal en peor. De ello es un retrato fiel el desastre total de la educación. Frente a ese cuadro, hablar de reformar la educación y no proponerse rescatar la educación de las manos de la Iglesia Católica-Vaticano para que vuelva a manos del Estado, es tratar de sacarle las castañas del fuego a la Iglesia Católica-Vaticano. El fracaso, con la quiebra y rotunda bancarrota de que adolece la educación dominicana, es el resultado de la gestión retardataria, retrógrada y corrupta, de la vigencia de la Iglesia Católica-Vaticano como la encargada de la educación nacional y pública, oficialmente, desde el 1954, o sea, que hace exactamente 59 años que la Iglesia Católica-Vaticano es la que hace de gerente administradora, con poderes leoninos y absolutos, por lo que el desastre educativo es el fiasco que significa la Iglesia Católica como encargada de suplantación del Estado Nacional de la educación en el país. Las palabras del señor Danilo Medina Sánchez al momento de anunciar, con bombos y platillos, el proceso de la implementación de ese adefesio monstruoso que es el Diálogo Nacional del Pacto por la Reforma Educativa, ofrecen un retrato de la indigencia y rastrerismo imperantes en el gobierno respecto a la cuestión educativa nacional, al igual como ocurre en las demás áreas. Esas palabras del señor Presidente, más bien encajan como si fueran elaboradas y ofrecidas por un carbonero, un triciclero o un limpiabotas. Pero no tienen calidad de ser de uno que se proponga ser un estadista gubernamental y no un mendigo o pordiosero carente de savia y de sustancia. Esas infelices palabras de Danilo Medina fueron las siguientes: “Del triunfo de este proceso que ahora iniciamos dependerá que logremos una nueva generación de ciudadanos y ciudadanas con una formación integral, mejor preparados, capaces de desarrollarse y triunfar en el ámbito personal y profesional”. Como se ve, las cuestionables metas del Diálogo por la Reforma de la Educación tienen por finalidad resaltar el interés individual por el bienestar personal de cada quien, sin importarle el trágico derrotero de la educación nacional, donde el gran ausente es precisamente el interés nacional, como la cuestión del desarrollo y consolidación de la Nación Dominicana en forma democrática, libre y soberana. Este componente o factor que está desterrado de la educación pública y privada, el sentido de la necesidad nacional y social de la educación, se coloca así en el corazón y núcleo principal de la cuestión educativa, a lo que el Concordato y la Iglesia Católica-Vaticano se oponen. Por lo que, para que haya una verdadera reforma educativa, que rescate a ésta de manos enemigas del progreso, de la ciencia y la cultura, hay que partir de la premisa fundamental de que la Iglesia Católica-Vaticano nada tenga que ver con la educación nacional. No puede hablarse de ninguna reforma educativa que se precie de seria, que no tenga así, como su premisa, la anulación de El Concordato y que la educación nacional no esté en manos de la Iglesia Católica-Vaticano ni bajo su control, sino del Estado.
|