UN DESAFÍO ATREVERSE A DISCERNIR CON CRITERIO

Manolo Tavárez Justo con sus 4 años ilustra que para ser jefe de un proceso revolucionario es imprescindible conocer sus leyes o el fracaso será estrepitoso

Que sin teoría revolucionaria de vanguardia no puede haber programa ni movimiento auténticamente revolucionario de vanguardia

21-11-2013

 

Debe ser motivo de la más profunda reflexión respecto a lo que de verdad y en realidad representa Manolo Tavárez Justo y su participación en los episodios de los dos años posteriores, a partir de noviembre del 1961, que se tiene como la fecha en que habría terminado la dictadura de los 32 años, por lo menos con el fantoche Rafael Leonidas Trujillo Molina como su cabecilla, y luego en los casi otros dos años, que vienen a sumar 4 años, en los que, en conjunto, jugó un papel que ha sido magnificado, tal vez no por el valor de su propia persona, sino por el impacto de sentimientos del trágico desenlace de Minerva Mirabal, dos de las hermanas de ésta, así como el valeroso Rufino De la Cruz, mientras se encontraba Manolo Tavárez Justo guardando prisión en las ergástulas de la dictadura.

De todo esto es muy difícil y hasta imposible demostrar que no fue esa trágica acción criminal en particular de la dictadura, en su desesperación, y la repercusión de esos monstruosos asesinatos, con su repercusión directa en la persona de Manolo Tavárez Justo, lo que determinó el realce de la figura pública de éste, una vez que su comportamiento desde 1962, o finales del 1961, hasta el 28 de noviembre del 1963, en que murió, escenificando un burdo alzamiento militar, corroborado así por juicios objetivos apegados con todo rigor a criterios sustentados en el conocimiento directo y personal del mismo Manolo Tavárez Justo, como en los pormenores preparatorios y escenificación de los hechos que protagonizara, en relación a los que se ha de erigir el justo criterio de la exacta valoración de Manolo Tavárez Justo, juzgados esos hechos y la actitud de este personaje, a la luz de la lógica de los mismos, conforme al uso dialéctico del discernimiento, es lo que arroja como balance concluyente que, a pesar de la mística en su entorno, Manolo Tavárez Justo carecía de la formación intelectual y del acervo cultural como de la perspicacia y la inteligencia revolucionarias y, por igual, el sentido común, lo que le impedía tener la envergadura que requería el movimiento de liberación nacional y de emancipación social, por la libertad y la democracia, movimiento cuyas metas son de tal magnitud, que aún están pendientes de su realización final.

La necesidad de la más serena y objetiva, fría y sopesada reflexión que demandamos, para juzgar a través de la evaluación por su práctica y el criterio suyo (los del mismo Manolo Tavárez Justo), se recrudece con el escarnio, fuente de las más sustentables aprehensiones, suspicacias y ¿por qué no? sospechas, por cuanto es el gobierno pálido pelegato boschista, que encabeza el inaprensible Danilo Medina Sánchez, el que le ha querido imponer y subrayar, con la complicidad de los hijos y familiares de las Mirabal, un marcado carácter de patrimonio familiar y de ícono sagrado, pero con perspectivas de usufructos politiqueros, incluso anti-nacionales y hasta pro-imperialistas, que de por sí son contradictorios y opuestos, aún a los aspectos en que Manolo Tavárez Justo se involucró y por los que, en gran parte, se formó la imagen que se pretende iconizar, aún esa participación suya se caracterizara por la forma trivial, casi burda y torpe, por lo que no se puede desconocer, para llevar a cabo con honestidad y honradez, a la vez que con los rigores propios de la investigación científica, la objetividad, la reflexión en torno al papel público de Manolo Tavárez Justo en su corto protagonismo en el escenario político nacional del 1960 hasta noviembre del 1963.

¿Qué idea, o que proyecto cabe decirse que creó o fomentó, con raíces profundas que auguraran su supervivencia en el futuro? Los más cercanos compromisarios suyos pretenden sustentar en el punto de vista contrario al materialismo histórico y exagerando, deliberada y perversamente, el papel individual suyo, que su grandeza histórica estriba en que prestó su persona para crear un movimiento extenso, callando maliciosamente el carácter contradictorio del mismo y su orfandad de principios, como por igual, carente en absoluto de una concepción doctrinaria propia. Y esto de por sí es, patéticamente, expresión de una olímpica indigencia teórica e interpretativa crítica, a la luz y acorde con el materialismo histórico, como la única filosofía científica de la historia.

Es que la actitud adocenada, por cuanto estaba saturada de vulgaridad, ambivalencia e hipocresía, como de inconsecuencia, ramplonería, mediocridad y chabacanería, además del bacilus del colaboracionismo, de Manolo Tavárez Justo hacia el comprobado espía pagado de la CIA y agente político del Departamento de Estado norteamericano y así del imperialismo yanqui, Juan Emilio Bosch Gaviño, al que, forzado por el peso de la realidad, reiteradamente lo denunciara en no pocas de sus declaraciones públicas, como, por ejemplo, su memorable discurso del 14 de Junio del 1963; todo lo que se ha venido ocultando para la historia y como parte del balance de experiencias, por medio de omisiones groseras, que delatan oscuros intereses de manipulación, lo que deviene en un gesto sarcástico y oprobioso que busca sesgar y manipular, por fines mezquinos y bajos, la verdadera actuación y el comportamiento de Manolo Tavárez Justo; que son aspectos sin los que no se puede arribar a un balance sobre el verdadero perfil histórico de Manolo Tavárez Justo; aunque a resultas de ello se concluya en un piadoso sentimiento cristiano de conmiseración.

Manteniéndonos apegados a la necesidad de la transformación revolucionaria de la sociedad y del país dominicanos, estamos firmemente convencidos de que ese secretismo, tan celosamente guardado, es parte de los objetivos de los reaccionarios, agentes lacayos del imperialismo y de la Iglesia Católica-Vaticano, como del gobierno pálido pelegato boschista de Danilo Medina Sánchez y sus epígonos, en los que se agrupan los del clan familiar Tavárez Justo y Mirabal, a los que ni aún así les corresponde, como suya, la figura histórica y patriótica de Manolo Tavárez Justo, y quienes pretenden tenerlo como un trofeo de su clan, con fines de ostentación y demás mezquindades.

 

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