Los llamados caamañistas no pueden dejar de ser lo que fue en realidad Francisco Alberto Caamaño Deñó: el líder y representante militar político del neo-tru-jillismo."La primera ley de la historia consiste en no atreverse a mentir; la segunda, en no temer decir la verdad; la tercera, que el historiador no despierte la sospecha de adulación ni de animosidad" (Carta de León XIII sobre la Historia, 18 de agosto, 1883)
Como tal nació, vivió y murió.
El rasgo más sobresaliente del docu-mentico puesto a circular en torno al ex-coronel de las FF.AA. Francisco Alberto Caamaño Deñó por un llamado Comité de Desagravio a este señor, es la manipulación y el falseamiento históricos, la unilateralidad, el ocultamiento de la real naturaleza histórico-social del personaje, así como, en conclusión, el marcado interés en mixtificar y endiosar su figura ante la conciencia ingenua o ignorante de la juventud y las nuevas generaciones.
Vamos a elucidar pues el documentico que pusieran a circular el 24 de abril, parapetados en un supuesto Comité de Desagravio a Caamaño, que en verdad no es más que un amasijo indiferenciado de oportunistas, revisionistas, renegados y traidores gobiernistas leonelistas, entre los que cabría mencionar a Hamlet Hermann, cabecilla de los matones de AMET, Narciso Isa Conde (mercenario vendido al gobierno actual), Leo Corporán, funcionario subalterno del gobierno de Leonel Fernández en la mal llamada Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), Claudio Caamaño, fantoche rata palaciega del actual gobierno, Miguel Cocco, zar de la Dirección General de Aduanas, Miguel Mejía, lumpen borrachón de la peor calaña moral funcionario gubernamental y toda esa ralea que, como los de su calaña, reciben paga del actual gobierno anti-popular y anti-nacional, entreguista y lacayo de la intervención militar actual, que preside el traidor al país y al pueblo Leonel Fernández.
No nos sorprendería en absoluto que en el susodicho comité de "desagravio" se encontrase un hijo del sanguinario capitán "Gutierrito", como es el caso de Euclides Gutiérrez, de los favoritos por su perversidad de este gobierno anti-dominicano por los cuatro costados que preside el hijo del calié chofer de la bestia León Estevez, que es Leonel Fernández.
Desde el primer párrafo hay presente en él (en el documentico) el crimen latente y manifiesto de pretender con toda impunidad ocultar que Caamaño Deñó pertenecía y era hijo de uno de los que, junto a Ludovino Fernández, Federico Fiallo, José Pimentel, Anselmo Paulino, etc., constituyeron el cuerpo de los más connotados asesinos y criminales de la dictadura de Trujillo; éste era el general Fausto Caamaño.
Francisco Alberto Caamaño fue uno de los que, junto a Ramfis Trujillo, bajo una u otra forma, representó la continuidad del régimen trujillista y de su "ideología" confusa, abigarrada, arbitraria y contradictoria. Y en gran parte cabe decirse que actuó conforme a lo que los ideólogos o mentores de aquel nefasto régimen criminal dictatorial esperaban de él.
Para estudiar su figura histórica hay que partir del régimen original al que perteneció como parte del círculo gobernante en forma predominante. Así su padre, Fausto Caamaño, fue Jefe de Estado Mayor de las FF.AA. del dictador Trujillo.
Y el historiador Robert D. Crassweller de él nos habla en las páginas 240 y 242 de su libro "Trujillo la trágica aventura del poder personal"; de él nos dice: "Hombre en extremo peligroso" (entiéndase asesino, N. de R.)
Había "limpiado" la región Sur desde San Juan de la Maguana hasta Azua de cualquier tipo de desafecto a la tiranía de Trujillo.
Pero léase con detenimiento cuando habla respecto a la masacre de los moradores de los alrededores de la finca de Aníbal Trujillo "Mango Fresco", que empezaba en las afueras de San Cristóbal y terminaba en Los Montones, frente a Los Corozos de Pedro Brand.
Allí el autor dice: "La malquerencia entre los hermanos, nacida principalmente del hecho de que la Estancia Fundación y la finca de Aníbal, Mango Fresco se hallasen próximas una de otra, ya había motivado un incidente sangriento en la década del treinta, cuando Trujillo ordenara al general Caamaño que llevase una partida de soldados a Mango Fresco y matase, a guisa de advertencia, a todos sus moradores, a excepción de Aníbal. Así se hizo". (Pág. 242). Ya anteriormente el autor relata: "Entraron en fila, y el visitante notó con estupor la jerarquía de las personas que habían estado haciendo antesala. Entre ellas se contaba el mayor general Fausto Caamaño, ministro de las Fuerzas Armadas, hombre peligroso y amigo íntimo de Trujillo." (Pág. 240).
Para los autores del panfleto mencionado parecería como si Caamaño hubiese sido sacado de la cabeza de Júpiter, igual que Minerva, es decir, puro y extraído de la nada.
Pero sucede que en ese panfleto, que rompe toda regla de la historia, se admite que ingresó a las FF.AA. del dictador a los 17 años, esto es, en 1949.
Y vamos a preguntarnos como punto de partida, ¿dónde estuvo Caamaño Deñó durante la masacre, tortura y asesinato de los héroes y mártires de Constanza, Estero Hondo y Maimón de junio del 1959? Parece que estaba meditando y purificando su alma mediante esas meditaciones y oraciones como todo un santurrón. ¿Quién se atreve a defender esta afirmación? ¡Nadie!
Cuando durante los aciagos acontecimientos del 20 de octubre del 1961 de la calle Espaillat, Caamaño Deñó estuvo junto al entonces coronel Caonabo Fernández, hijo del tiburón asesino Ludovino Fernández, cometiendo todo tipo de tropelías y crímenes contra la juventud que reclamaba "¡Libertad!, ¡Libertad!".
A lo largo de la lucha por el regreso de los exiliados antitrujillistas, 1962, Caamaño Deñó estuvo reprimiendo al pueblo en primera línea.
Igual habría hecho contra el movimiento estudiantil universitario y secundario. Sin excluir cuando la famosa histórica crisis de los misiles entre Cuba y los EE.UU. (1962).
Pero hay que colocar en lugar aparte el genocidio de San Juan de la Maguana contra los llamados Mellizos de Palma Sola, acaecido en noviembre-diciembre de 1962.
Allí Caamaño Deñó habría sido la vanguardia de aquel horrible baño de sangre perpetrado por las FF.AA., por instigación y orden de la Iglesia Católica, en pleno ejercicio y aplicación del Concordato y el Vicariato Castrense.
Se asesinaron masas de campesinos pobres y sin tierra que fueron quemados y sepultados en fosas comunes por el único crimen de practicar creencias religiosas y supersticiosas de la misma naturaleza que la católica, la adventista, protestante, testigo de Jehová, musulmana o budista, pero bajo el "pecado" de los rasgos y liturgia de toda religión primitiva y hasta "natural".
Caamaño allí recibió un machetazo como testimonio frontal que le diera un desesperado campesino antes de caer acribillado a balazos de todos los calibres de armas automáticas disparadas por las tropas de Francisco Alberto Caamaño Deñó.
Pero la historia de Caamaño no termina ahí, sino que otro tanto habría hecho como comandante de los cascos blancos durante el gobierno de Bosch contra los obreros tanto de POASI, de la CDE como del Sindicato Unido de los Obreros del Central Romana.
¿Por qué se callan todos estos acontecimientos donde Caamaño actuó como protagonista de primer orden de parte de los cuerpos represivos de los monopolios, explotadores y del imperialismo norteamericano yanqui contra el pueblo y el país?
No cabe la menor duda de que esos no son olvidos casuales, sino ocultamientos deliberados y calculados de hechos y episodios que obligan a la sospecha a cualquier estudioso de la conducta del hombre a lo largo de la historia y a sentir la necesidad de investigar para hacerse un juicio completo y en nada unilateral respecto a Caamaño Deñó.
Su participación en abril de 1965 tuvo un enorme valor, pero no hasta el extremo de llegar a borrar, por ser imposible, toda la historia anterior de su trayectoria.
Su mayor significación sería su actuación junto al pueblo en armas contra las tropas criminales de Wessin con base en San Isidro y a partir del 28 de abril contra la soldadesca yanqui invasora (1965).
Ahora bien, resulta inaceptable la forma en que los autores del panfleto abordan las contradicciones de Caamaño con Belisario Peguero en 1965, a principios de ese año.
Esto no fue el resultado principalmente de una oposición de su parte a la corrupción imperante, se lo impedía su condición familiar, así como de Edecán Militar del hijo del dictador, Ramfis Trujillo, sino a una neta y franca contradicción entre los trujillistas de la vieja guardia y el neotrujillismo que Caamaño, junto a los hijos de Ludovino Fernández y otros del mismo jaez, quienes reivindicaban, como de un testamento, la herencia político-militar del régimen, con razones, evidentemente, de sobra.
La llegada de Caamaño en el 1973 fue la más clara y elocuente expresión de que en realidad Caamaño nunca superó su condición de reclamante protagónico de su herencia de lo que perfectamente cabe definir como el neotrujillismo.
La realidad fue que el trujillismo de la vieja guardia seguía reinante en las FF.AA. bajo el mando del trujillista Joaquín Balaguer y que estos trujillistas de la vieja guardia, cuyos herederos y continuadores, a la vieja usanza troglodita, siguen vigentes, aprovecharon aquel fatal error aventurero y cerraron ahí ese capítulo de la historia, dándole muerte en la escena de aquella aventura.
Se puede desear que las cosas no hubiesen ocurrido así, pero nadie puede dictar las formas que la historia escoge para imponer sus veredictos.
Estas líneas son escritas en desagravio a las memorias de cientos de miles que sufrieron los embates criminales de los horrores del trujillismo y su dictadura, de la que fue parte destacada la familia de Fausto Caamaño y, en consecuencia, de Francisco Alberto Caamaño Deñó, ex-coronel del Ejército y las FF.AA. de la dictadura infame del sanguinario tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina; esas conciencias mártires de la heroica lucha de un pueblo contra la férrea dictadura (la más criminal de América Latina), al ocultarse la real naturaleza de una familia de esbirros, pintándola de pundonorosa y al servicio de la honra y la dignidad, tiemblan trémulas de impotencia ante esa infame injusticia; además de que los autores del documentico a favor de Caamaño se atreven a mentir, temen decir la verdad y sus autores despiertan fundadas sospechas tanto de adulación como de animosidad. Y así no se hace ni se escribe la historia.
Comité Político del Comité Central del Partido Comunista de la República Dominicana (PACOREDO)
Santo Domingo, R. D., 6 de Mayo de 1999