Porqué creemos que ni la Iglesia Católica entera ni sus prelados poseen soportes morales para trazar pautas al país ni al pueblo dominicano

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Conforme a que la Iglesia Católica y su alta jerarquía en el país presumen de estar al margen de la descomposición general que corroe las entrañas y todas las esferas de la actividad social, así como respecto a las raíces y causas del atraso, la pobreza, la miseria, abusos, superexplotación y reino absoluto de las tinieblas, del oscurantismo y la corrupción, hemos de proseguir ampliando, con hechos concretos reales, la argumentación, refutando y echando a rodar por el suelo toda aquella añagaza de mentiras e hipocresía perversa con que sus prelados más encumbrados con el coro de los simples curas de filas con tan raras como escasísimas excepciones, buscan sutentar sus falaces pretensiones.

Nadie puede ocultar que la alta jerarquía católica es beneficiaria y cómplice del despotismo y las dictaduras, así como del intervencionismo yanqui, y de los crímenes de déspotas nativos y extranjeros.

Príamo Tejeda, obispo y ex-arzobispo de Baní, así como Director General de la empresa norteamericana anexa o dependencia directa de la Agencia Internacional de Desarrollo (AID), renunció hace cosa de dos años y se fue a vivir junto a un entrañable amigo gay que conoció en sus funciones, prefiriendo la sinceridad y la paz que le deparaban esas relaciones con su amigo, a seguir con el compromiso con su Iglesia y con su dios.

Los feligreses y los que no se cuentan dentro de esos especímenes pero que por vía del Concordato, sus impuestos pagados son destinados al mantenimiento de todos y cada uno de los gastos de la Iglesia Católica de la que era un funcionario de primera magnitud en el país, reclaman una explicación clara y concreta al respecto.

De seguro que el flamante Cardenal respondería que se trata de asuntos que sólo competen a la Iglesia y que por su carácter interno (¿ ?) de la institución como por el alto rango del obispo Príamo Tejeda, sólo la Conferencia y el Embajador del imperio colonial Vaticano, el llamado nuncio, están en condiciones de conocer y ponderar el caso. Así, queda palpablemente comprobado la arbitrariedad y el absolutismo despótico hacia lo "interno" de la transnacional católica.

Pero, en tanto, la ciudadanía seguirá pagando de sus costillas ya magras, el sostén de esa jauría de vividores que se proclaman representantes de un ser llamado dios, que sólo existe para beneficio y conveniencia de la Iglesia y las clases explotadoras.

Uno de los tantos privilegios que consagra el Concordato es que sólo para beneficio de la Iglesia Católica tiene validez legal absoluta, por encima y en contra de la ley de herencia vigente en el país, los denominados testamentos.

Así, resulta que, cuando el usurero reaccionario y estafador árabe libanés Yapur Dumit dejó parte de su fortuna legada en testamento a la Iglesia Católica en agradecimiento, ya que sin el ambiente que ha contribuido a crear y sostener la Iglesia al lado del sistema, difícil e imposible le hubiese sido amasar aquella exagerada fortuna que representa directamente los sufrimientos y el dolor arrancados del cuerpo y alma a los ciudadanos criollos.

Resulta que dentro de lo entregado en herencia por aquel usurero, libre de impuestos, ya que así también lo consigna el Concordato y las leyes anexas, a la Iglesia Católica por aquel, se encontraban unas tierras anexas a la Ucamaima en Santiago que hace poco el flamante ministro de cosas sucias y miembro del jet set caribeño, Agripino Núñez Collado, que con su hermano ex-cura se alzara en otros actos con la propiedad de "Productos Mamá", vendió por unos 40 millones de pesos, y con 5 millones de los 40 se compró una vivienda para su vida de rey y el resto lo depositó en sus cuentas privadas a título personalísimo, para costearse los gastos cotidianos, chicas, lujos, viajes y juegos.

Esas cuentas, no hay dudas que son millonarias, tanto las que tiene aquí como las que posee en el extranjero.

Según se le oye decir a Rafael Flores Estrella, ese Agripino Núñez es tan sinvergüenza que, siendo él Ministro de la Presidencia de Salvador Jorge Blanco y estando de visita en una discoteca de Puerto Rico, fue parte del espectáculo de Agripino Núñez que era arrastrado por dos jóvenes hembras del jet set (entiéndase prostitutas de millonarios) ya que, debido a la juma que tenía no podía ni sostenerse de pies, mucho menos caminar.

Y volviendo a lo de la solidez bancaria de Agripino Núñez, está lo del lío de 3 millones de pesos que tuvo que pagarle a un banco local, al de Alejandro Grullón, según se nos informa, ya que, habiendo firmado como garante del grupo de mafiosos italianos traficantes de joyas, llamado "La Paloma", los integrantes de éste alzaron el vuelo y el garante tuvo que rendir cuentas.

Los feligreses y la ciudadanía que lo ven haciendo de intermediario en el diálogo y en los conflictos electorales, quisieran saber del aval moral de este sujeto, pues si un banco lo acepta como garante por un préstamo en efectivo de 3 millones, es porque en su cuenta personal posee varias decenas de millones, y la interrogante obligada es ¿de dónde saca este cura, que ni obispo es siquiera, tanto dinero como para poseer varias cuentas multimillonarias cada una de ellas?

Eso debería explicarlo el Cardenal López Rodríguez, si se atreve, claro está, ya que a todas luces son cómplices y compinches.

Ahora bien, el involucramiento de la Iglesia Católica y de su jerarquía criolla en tantas cosas sucias no sólo en la era del dictador Trujillo ha sido siempre a cambio de todo y más de lo que consta de puño y letra de en historiador oficial de la Iglesia en el epistologio de Carlos Nouel, continuado por Fray Cipriano de Utrera y terminado (?) por ese gran conocedor de los placeres del buen vivir y del goce material e intelectual de la existencia Monseñor Robles Toledano (P. R. Thompson).

Pero ¿qué pasa con el arzobispado de Barahona, con Mamerto Rivas, el padre Avelino y otros?

Bueno, no hay dudas que el asunto va para largo y, a nuestro juicio, el interés es cada día y a cada momento más intenso. Pero la verdad es que no se puede creer que todo se deba a que Mamerto Rivas renunció y que luego quería patalear, no, claro que no.

Hay que observar la amargura y el dolor íntimo que reflejan sus palabras cuando le confiesa a uno de sus paniaguados plumíferos de a tanto por línea de la prensa amarilla, que todo lo dicho a él y lo suyo ha salido del interior de la Iglesia.

Continuaremos.