Linda Watt, la representante diplomática norteamericana encargada de la Embajada de ese país, cargo que ocupa eventualmente, no pudo callar la realidad dado que eso la comprometía peligrosamente y, a pesar del lacayismo del gobiernucho de Leonel Fernández-Pálido, así criticó el deterioro del área educativa en el país.

La respuesta de Ligia Amada Melo, palidista boschista, no pudo ser más ridícula y raquítica. "Que Linda Watt no opera con datos actualizados". Ligia Amada Melo habló como le correspondía a un miembro de los bandoleros gubernamentales. Un embajador es posible que incurra en ese tipo de error, pero Linda Watt está casi "curada" de cometer ese yerro pues en realidad su función es la de Encargada de Negocios de la metrópolis y en ésta (EE.UU.) se opera y decide en ese terreno en base a estadísticas, cálculos y números exactos. Para hablar mentiras y comer pescado, siempre hay que tener cuidado, Ligia Amada Melo. Y el mentiroso, como el cojo, no llega lejos.

Ahora bien, si es un desastre la educación en general, para comprobarlo, investíguese la realidad de la vieja Normal, Liceo Juan Pablo Duarte, y se comprobará todo lo que hemos dicho y seguiremos denunciando.

Sucinta y brevemente, lo de la Normal es puro bulto hacia fuera y por la TV en busca de la imagen virtual (falsa), en tanto hacia lo interno la realidad es un amasijo pestilente e inmoral, así como donde hay muy turbias y asquerosas manipulaciones, encabezadas por el director José Rivera, que es exactamente un desesperado "superviviente" de un naufragio moral capaz de cometer las más bajas y sucias acciones con la complicidad directa de un clan en el que se destacan sujetos y sujetas de baja catadura y totalmente vinculados a las más sucias prácticas y promociones de actos inmorales y hasta criminales, como el propiciamiento de relaciones sexuales entre alumnos, así como de aborto de parte de menores, bajo la consigna, del mismo director Rivera, de que lo único que "deben evitar es que la gente se entere para que no vaya a hablar".