El cura Agripino Núñez adquiere residencia casi de 10 millones

Vende donación o heredad de la Iglesia. Hay violación al Art. XXIV del Concordato

Esta es una vista parcial de la quinta o residencia suntuosa adquirida por el monseñor católico Agripino Núñez de la Ucamaima y ministro de cosas sucias (que son demasiadas) de la transnacional católica. La residencia está ubicada en la Urbanización La Trinitaria, calle Juan Pablo Duarte esquina Juan Ravelo, de Santiago.

Agripino Núñez, de quien hay indicios tan comprometedores que se asegura que durante la tiranía trujillista hiciera de confidente del SIM que en ésa comandara Alicinio Peña Rivera (capitán).

Uno que actualmente trabaja como comediante en ésa misma sería el que, como miembro "público" del SIM estaba encargado de transmitir las informaciones hasta el comando central de ésa. ¿Cuántos jóvenes perdieron la vida por esa vía?

Por nuestra parte, hemos venido insistiendo en que se le debe poner coto cuanto antes, en bien de la frágil institucionalidad del Estado dominicano, a la perniciosa práctica de que la Iglesia Católica y sus curas y prelados estén envueltos como negociadores para resolver los conflictos y problemas que atañen a la sociedad laica. Los problemas seculares o mundanos deben ser abordados por los sectores civiles y laicos, sin que la Iglesia Católica tenga vela en esos menesteres.

La participación de los obispos católicos, de los curas y del mismo Cardenal en tales asuntos seculares deja todo el tiempo mal parados a los sectores laicos, no escapando al entendimiento que el papel de la Iglesia es que los asuntos y cuestiones seculares del Estado y la sociedad nunca sean resueltos para así la Iglesia Católica, a través de sus ensotanados, estar diciendo que ellos intervienen porque los laicos no se entienden entre sí y, de esa manera, tener plena vigencia. Y llegado el momento, terminan por descalificar a los laicos para (los curas) alzarse con el santo y la limosna. La historia nacional y mundial es fehacientemente ilustrativa al respecto.

Ante el reciente conflicto entre el gobierno dominicano de Leonel Fernández y los transportistas, se puso en conocimiento de la opinión pública el que Agripino Núñez, después de haber sido dizque el facilitador de los acuerdos, se había hecho el chivo loco para dejar colgados a los gremios del transporte. Si los transportistas no se tiran a la calle del medio a la lucha se los lleva el mismo diablo.

Pero fíjese el lector, Agripino Núñez adquirió por cerca de 10 millones esa majestuosa quinta ubicada en la urbanización "La Trinitaria", calle Juan Pablo Duarte esquina Juan Ravelo de Santiago, República Dominicana, tras vender para su usufructo personal bienes raíces que el comerciante árabe Yapour Dumit dejara en herencia a la Ucamaima o a la Iglesia Católica por más de 40 millones de pesos. ¿Se quedó con todos? ¿Los repartió? Y si hizo esto último, ¿entre quiénes los repartió?

Esto ocurre debido a que la Iglesia Católica, por vía y gracias al oneroso Concordato, es la única institución con la que se permite violentar en forma privilegiada y discriminadoramente la ley de herencia vigente en el país. Para ser más exactos, conforme al Art. XXIV del Concordato en que se consigna el privilegio de reconocer donaciones y entregar en herencia bienes y riquezas a la Iglesia Católica sin que ésta tenga que pagar impuestos. Es privilegio, además, en tanto los testamentos no tienen validez en general, según la ley de herencia vigente en República Dominicana. Pero, además, en ese mismo artículo del infame Concordato se condiciona el hecho de que los bienes dados en herencia a la Iglesia tienen que ser destinados a fines propios del culto o de utilidad pública por voluntad del donante, del testante o de la autoridad eclesiástica competente.

De ahí las siguientes interrogantes:

¿Toda esa venta de bienes donados a la Iglesia Católica, así como la compra con ese dinero por parte de Agripino Núñez de la quinta ésta, no contraría el Concordato exactamente en su Art. XXIV? ¿O acaso de Agripino Núñez es cómplice el Arzobispo Flores o el Cardenal, o ambos a la vez?

¡Ah! Agripino Núñez vendió los bienes raíces dejados en herencia por el árabe en unos 40 millones de pesos. ¡Qué bien! Y qué santos son estos perversos curas.