LA MUERTE NO CAMBIA LA MALA CALAÑA NI REDIME OPORTUNISMO En desagravio a la dignidad y valor de la justa lucha revolucionaria del pueblo dominicano Enma Tavárez una vulgar oportunista que vivió, actuó y murió como una renegada y IIPara Enma Tavárez Justo sólo existían, como renegada revisionista, su ambición politiquera de oportunista barata y su afán desmedido por gozar en un grado tal que parecía digno de ser estudiado por los especialistas burgueses de la conducta individual cuando ésta rebasa los parámetros de la normalidad. Igual que su núcleo familiar provinciano alimentado bajo la sombra de esa repugnante bestia llamada Isabel Mayer, se creyó, aferrada a una típica concepción clasista pequeño-burguesa, de que por ser hermana de quien también en cierta medida se llegó a creer lo mismo, menospreciando leyes y pasando por encima de principios de la historia y del quehacer político revolucionario, aunque no tuvo la inescrupulosidad exhibida por Enma en ciertas cosas ya que ésta, sin méritos ni talento, presumió equivocadamente que le correspondía ipso facto el lugar cimero del proceso revolucionario, y, creyéndose en posesión de la oportunidad al alcance de su mano, entendía en sus bastardos apetitos que no podía darle de lado, sin tratar a toda costa de materializarla para su provecho personal. Lambones y estafadores le hicieron coro, componentes esos del predominante ambiente socio-político en que se movía, guiados unos por inexperiencia e ignorancia, junto a sentimentalismos pequeño-burgueses de un nítido matiz clasista reaccionario, y otros por avivatadas tan propias de los desclasados, así como por una innata propensión a la bufonería propia de la cohorte de quienes, en una palpable y comprobable inversión absoluta de valores, confunden con revolucionarismo y hasta con socialismo su condición de sujetos activos en la promoción y sustento de los más escandalosos y vergonzosos prejuicios sociales tras los que esconden un torvo afán de búsqueda de prebendas y privilegios como forma de canalizar frustraciones individuales, a la vez que se caracterizan por ser portadores de toda la superchería sociológica a la que no vacilan en ponerle hasta un disfraz de marxismo de academia, si entienden que ello les reporta ganancias. El patético caso del papel de la tal Enma Tavárez Justo es un ejemplo vivo de cómo la pequeña burguesía, con sus ideólogos y publicistas, crea a la par todo un ejército de los que estimulan esas falsas concepciones respecto a la historia. Y es entonces cuando las leyes que rigen el comportamiento histórico gustan de hacer de las suyas, y dejar a cada cual de estos aprovechados en el mismo lugar en que los encontró o de donde los sacó, si no fue del pantano pestilente de donde ellos mismos, por ley de la inercia, salieron. Y luego, ¿quién los soporta con su decadentismo y derrotismo expeliendo quejas, frustraciones y gritos y lamentos lastimeros a diestra y siniestra ante el menor tropiezo o por cualquier contratiempo? Pero otro gran y craso error el de esta gente, pues con lastimeras amarguras no se atajan tampoco las corrientes de la historia. La vinculación de Enma Tavárez Justo con lo peor y con toda clase de elementos contrarrevolucionarios es legendaria, y sus alabarderos oportunistas, a fin de ocultarlo, optan por callar y hacerse los locos. Su intimidad con los amantes de prácticas aberradas, su gran "amistad" con una canalla perteneciente a la 10 de Diciembre criolla, llamada Ivelisse Acevedo Gautier, agente de la cofradía orgiástica de Ramfis y de Radhamés Trujillo enganchada, igual que Hamlet Herman, en forma misteriosa a la "revolución" por vía de Fidelio Despradel y Roberto Duvergé; esa sujeto ha cargado a cuestas un historial de inmoralidades que haría sobrecoger a no poca gente tenida por estar curtida en lo peor y tal vez pueda servir de ejemplo para ilustrar la catadura real de Enma Tavárez Justo. Lo mismo que su matrimonio con Marcos Rodríguez Sánchez, ¿alguien personifica lo más bajo, lo más canalla, lo más ruin y lo más cobarde existente en el conglomerado "revolucionario"?, pues ése es Marcos Rodríguez Sánchez, hermano de Polo Rodríguez, quien -éste- si bien era un aventurero en política e ideológicamente oportunista, por lo menos, contrario a Marcos, tenía el valor personal de asumir hasta con el riesgo de su vida sus prédicas aventureras y desquiciadas. Siendo Polo Rodríguez Sánchez el que más instigaba y chantajeaba para la "insurrección" del 63, esto lo hacía dados sus compromisos con los cubanos que entendían que el 14 de Junio y todo el movimiento revolucionario dominicano y de América Latina debía de bailar la música que ellos tocasen y actuar como viles marionetas suyas que manipulaban a su antojo en planes aventureros y en rol de mercenarios a la vez, todo lo que encubrían en su palabreja "solidaridad internacional". Otro tanto hacía Fidelio Despradel que, desde el exilio después del 60, había estado vinculado a la CIA y Radio Swan junto con Tirso Mejía Ricart, que era algo similar a la Radio José Martí con la que hostigan hoy día a Cuba. Pero fue Polo Rodríguez el mismo que hiciera coro con Fidelio Despradel y J. Miguel Román en cuanto a que Manolo Tavárez debía alzarse si no a partir de ahí "que se considere" un cadáver político, quien propuso, antes de irse para Jarabacoa, que ese Marcos Rodríguez, hermano suyo de padre y madre, pero reconociendo que era un inveterado traidor de los pies a la cabeza, fuera fusilado previamente como un acto de honor y disciplina tanto personal como para todo el movimiento. Ese cobarde y ruin de Marcos Rodríguez, ¡oh, el marido de Enma!, por favor, reclamen la historia real de ese granuja, rufián y canalla. ¿Por qué Enma Tavárez tenía la vocación de acercarse y fundirse con esas escorias? Dime con quién andas y te diré quién eres. Fue de cobardes y granujas de esta espúrea estirpe que se nutrió la guarida de renegados del disuelto pcd. Y fue a esta burda caricatura que los revisionistas redujeron la tesis de Lenin sobre quiénes debían integrar la organización del Partido Comunista. De Enma Tavárez, igual que de Manolo Tavárez, se oculta, de forma manipuladora e interesada por la publicística pequeño-burguesa, los vínculos y naturaleza íntimos de la familia de que proceden. Así, se oculta que son parte de núcleos familiares contrarrevolucionarios legendarios con fardos descomunales de infamia a cuestas. Se oculta que el tronco de todos es Isabel Mayer, terrateniente de Montecristi, bestia maipiola, criminal trujillista, calié, palera y escoria humana de las huestes de la más baja ralea del dictador Trujillo. Así, tanto Enma Tavárez como Manolo Tavárez Justo son del mismo clan de los Yuyo, Armando DAles-sandro Tavárez, de los que eran tíos por parte de esa Isabel Mayer, que era la abuela de ambos grupos. Aún más, dentro del mismo programa manipulador y acomodaticio se ha querido decir que su única afrenta, por ser pública, fue el acto del Frente Patriótico. Y eso es falso en absoluto. Eso no fue más que un hecho de los tantos de la misma naturaleza envilecedora y canalla que componen como un rosario de cuentas sin fin la vida de Enma Tavárez Justo en tanto pasaba de contrabando como "sacrificada" revolucionaria. Los vínculos de Enma Tavárez con la reacción criolla y el revisionismo prosoviético vienen de lejos y eran muchos, a la vez que sellados con actos fundados en las peores miserias humanas. Por el contrario, su vínculo con Manolo Tavárez era sólo uno. Y como todo el mundo sabe, la condición de líder revolucionario, ni las convicciones y mucho menos socialista y marxista-leninista no son heredables, no se traspasan ni tampoco se contagian. Tal vez no haya nada más revelador e ilustrativo de lo que fue en verdad Enma Tavárez que la confesión hecha por el truhán y renegado revisionista Negro Veras en un articulejo que publicara sin savia ni sustancia pero lleno de baba pestilente, como todo lo que escribe ese rufián renegado revisionista en esa letrina de la prensa venal "El Nacional" el día 20 de enero, donde confiesa que quien le arregló y facilitó que Neit Nivar Seijas, general de horca y cuchillo del clan de San Cristóbal, apadrinado por el dictador Trujillo, espécimen aquél que cuando quería algo, y sobre todo cuando se trataba de darle forma o satisfacción a una baja pasión o de materializar algo licencioso se mostraba tan condescendiente como no había otro, le garantizara la vida. Enma Tavárez fue quien le arregló y consiguió la entrevista con ese general. Extraña condescendencia de ese espécimen neroniano, esto es, si no supiéramos lo que había de por medio en verdad: aparejamiento de una hiena y un chacal. Citamos: "... Recuerdo ahora -dice Negro Veras, bastardo santiaguero- que un grupo de oficiales de la Fuerza Aérea Dominicana, con asiento en Santiago, acordó eliminarme físicamente. Logré impedir la acción criminal, pero consciente de que los asesinos continuaban en sus planes, decidí poner la situación en conocimiento de otras instancias de poder. Enma, fue el canal que utilicé para llegar hasta el finado General Ney Nivar Seijas, con quien me reuní, el domingo trece de noviembre del año mil novecientos setenta y siete, en horas de la mañana, en unión de mi compañera Carmen y el periodista Radhamés Gómez Pepín". (El Nacional, 20 de enero del 2000, Pág. 11). ¿Sería necesario escribir más? Sin embargo, permítasenos hacer cierta inferencia de esto. Lo narrado aconteció en el 1977, y el acto del Frente Patriótico fue en el 1996, esto es, que las íntimas relaciones de Enma Tavárez con la derecha balaguerista datan de mucho más de 20 años antes ya que las relaciones Enma Tavárez-Neit Nivar era cosa mucho más vieja que lo del 1996. De la naturaleza de esas relaciones, dejémosla para que Freud o un viralata pornógrafo de los que abundan como sexólogos se encarguen de esclarecerlos. Así que el caso de Enma Tavárez y las alabanzas a ella provenientes de gente como Velázquez Mainardi son cosas tan elocuentes como significativas y reveladoras. Dime quién te alaba y te diré lo que eres. El lector puede percatarse, con éste y los otros múltiples casos, de que, con respecto al proceso revolucionario dominicano, desde círculos bien específicos y experimentados, como los centros de mando de la clase explotadora y los EE.UU., valiéndose sobre todo de la dirección de la prensa amarilla (que ante estos casos actúa monolíticamente) y que es un auténtico Estado mayor de mercenarios al servicio del sistema de opresión y explotación así como contando con el concurso de la Iglesia Católica o evangélica, inigualables centros contrarrevolucionarios, entre otros medios, se manipula metódica y constantemente para consolidar el papel de "líderes" de tales personajes con todas sus basuras que sólo cuentan con la intriga y la calumnia, como Enma Tavárez Justo, el Gordo Cuello, Caamaño Deñó, Amín Abel, Fafa Taveras, Fidelio Despradel, Maximiliano Gómez, Narciso Isa Conde y otros, o de un Orlando Martínez, que en realidad no fue más que un auténtico rufián revisionista (oportunista) y contrarrevolucionario de tomo y lomo, canalla como el que más, con una misma o casi con las mismas vinculación y extracción sociales y políticas, fenómeno que reiteradamente se repite una y otra vez, y con lo que se descarta la mera casualidad en su ocurrencia y repetición. El estudio y esclarecimiento de este fenómeno amerita ser emprendido para, sin atavismos y sin mistificaciones pendejas, a la luz de las experiencias críticas correspondientes, poner en claro la raíz y el objetivo real de tales maniobras; empeñarse en hacer rodar por el suelo las estratagemas del enemigo, no permitiendo el engatusamiento ni el engaño, y así ir contribuyendo a vertebrar una línea de trabajo que, teniendo a las masas como escenario constante y permanente, garantizaría dentro de éstas el trabajo revolucionario independiente, que es lo que podría resolver desde el fondo mismo el fenómeno de este mal que es ya endémico y que ha gravitado tan perjudicialmente en el proceso revolucionario dominicano de tal modo que los movimientos componentes de dicho proceso han sido, a consecuencia de esto, rehenes del enemigo. No más salvadores supremos. Ni héroes individuales, ni burgués ni dios, son las masas las que harán su propia y única redención. |