La corrupción arrastra en sus tan podridas como turbulentas aguas las inmundicias del gobierno PRD-Hipólito Mejía

La entrega de obras del Estado grado a grado contra la que tanto desparramó el actual presidente Hipólito Mejía está hoy en pleno auge.

Y a la vez el primer abogado defensor de esa deshonesta y corrompida práctica es el muy honrado y honestísimo Hipólito Mejía.

Pero no sólo está esa nociva práctica de grado a grado en boga sino también que ha adquirido una máxima vigencia superando los niveles existentes, lo que es demasiado decir, durante el gobierno de Leonel Fernández, la pestilente práctica corrupta de los llamados ayudantes civiles del Presidente.

Estos nombramientos forman auténticos almacenes de botellas y botellones. Y, ¿quién es el padrino de ella? No es otro que Hipólito Mejía.

Además, en la Autoridad Portuaria Dominicana unos 30 falsos superintendentes del PRD cobran sueldos per cápita, o sea para cada uno, de más de 30 mil pesos, lo que suma más de 1 millón de pesos al mes, lo que, multiplicado por los 5 meses de gobierno, ascienden a 5 millones robados al Estado sin que esos flamantes superintendentes de Autoridad Portuaria Dominicana hayan dado un solo golpe, presentándose a las oficinas sólo los días 25 de cada mes, es decir, a cobrar.

Por otro lado, la práctica del soborno y compra de gente ha sido desarrollada con toda eficiencia y maestría por Hipólito Mejía desde el gobierno, lo que indica que es todo un veterano en esa honorable materia.

Así, Hipólito Mejía consignó 100 millones de pesos en el Presupuesto para repartirse entre círculos de mercenarios enganchados a Diputados por los tres partidos del sistema, todo a cambio de que en esa Cámara le aprobaran, tal y como ocurrió, el "paquetazo".

Pero esto no es todo, pues el lector debía saber que Hipólito Mejía y sus familiares, siendo copartícipes de la fortuna del chacal trujillista Pedro Rivera (ya fallecido), es también beneficiario de los negocios de construcción de carreteras y el cobro del 20% por obras del señor Vargas Maldonado, ministro de Obras Públicas, socio de Diandino Peña y de Hatuey Decamps.

Esto se pela así. Vargas Maldonado es en realidad hijo-heredero, aunque de la calle como se dice, del tal Pedro Rivera, quien lo reconoció aunque aquel no usa el apellido Rivera. Y un hijo de Hipólito Mejía está casado con la hija del tal Pedro Rivera, siendo la segunda miembro de la sucesión Pedro Rivera.

Debería estar enterada la gente de por qué el afán del gobierno, de Vargas Maldonado (en realidad Rivera Vargas), Hatuey Decamps, la heredera de Bludhorn, que es su mujer y compañía en la construcción de la llamada nueva carretera para Samaná.

Así como de que ese clan ha venido adquiriendo desesperadamente propiedades desde Sabana de la Mar, Bahía de Samaná, Samaná, Sánchez, Nagua, etc., por más de 2 mil millones de pesos, desde antes del triunfo electoral del PRD en el 2000.

Seguiremos en otra oportunidad con más e interesantes detalles, pero antes debemos destacar que en estos días un ayudante, apellido Pilarte, del ministro de Salud Pública, Rodríguez Soldevilla, tuvo que ser urgentemente suspendido por haber sustraído unos 500 millones de pesos en equipo y medicina de esa dependencia.

-CONTINUARA-