Las Criaturas político-congresionales del funestro apartida José Francisco Peña Gómez Parece
ser que el conjunto de hombres y mujeres impuestos al pueblo por el
funesto José Francisco Peña Gómez como senadores, diputados, síndicos,
regidores y demás, no terminará nunca de urdir intrigas, infamias,
bellaquerías y malandrinadas contra las aspiraciones populares y
nacionales por una vida mejor y bajo un clima social por lo menos decente. Es
que esos engendros monstruosos de aquel aberrado apatrida no conocen ni
pueden respetar lo que no conocía y lo que por indiosincrasia espuria José
Francisco Peña Gómez rechazaba. Si
es frente al caso de la constituyente, ya los vemos hablando como
verdaderos tígueres de barrio, aduciendo, como hace el tal Darío Gómez,
que la constituyente no se puede aprobar ya que la misma es con fines de
destituir al Congreso de desacreditarlo, o si no al Presidente del país;
pero tanto los congresistas como el Presidente Hipólito Mejía se han
encargado, con sus propios hechos, de desacreditarse a sí mismos ente el
pueblo. O
bien, tenemos el caso del flamante presidente de los senadores, el mocano
Andrés Bautista, llamando ignorante contumaz al pueblo, al que
caracteriza de tonto útil. O un tal José Najri, que llega a romper la
barrera de la ignorancia, la estulticia y las canalladas cuando afirma que
la constituyente atrae al golpe de Estado, tal y como sucedió, según él,
con la del 1962 y el golpe del 25 de septiembre de 1963. Pero
vaya usted a ver el escandaloso planteamiento de un tal Bernardo Alemán
Rodríguez, senador de Montecristi por el PRD. Este
sujeto, compitiendo en osadía y desfachatez con sus demás colegas, se
destapó pidiéndole a la Secretaría de Medio Ambiente y a la Secretaría
de Turismo la autorización para que le permitiera meterle 5 tractores al
Morro para destruirlo. Todo
como consecuencia de que no se le ha permitido a él robarse los terrenos
de su entorno. Tal es la naturaleza de estas criaturas monstruosas creadas
por ese aberrado que fue José Francisco Peña Gómez. La
razón de esa desaprensiva y destructiva actitud contra la naturaleza de
Bernardo Alemán Rodríguez parece provenirle al flamante senador de un
resentimiento para con la madre naturaleza por haber amueblado tan
deficientemente su juicio. O bien, del hecho de que no le hayan permitido
construir una mansión en ese monumento. Lo
cierto es que se trata de unos verdaderos monstruos y potentados de las más
bajas pasiones y el más absurdo odio por todo aquello que no les es
permitido ser poseído personal y mezquinamente. Y, a pesar de todo, el
tal Alemán Rodríguez busca la reelección para las próximas elecciones. |