Asesinato Darío Gómez destapa pestilencias del PRD y su gobierno

 

La muerte violenta del pintoresco senador peñagomista y del PRD Darío Gómez, a manos de un grupo de antisociales, que, como se ha comprobado por muchas vías distintas, sus miembros mantenían una vinculación de estrecha confianza con ese fenecido politiquero, caracterizado de pies a cabeza como todo un yupi vernáculo de la política criolla, ha servido -dicha muerte- para destapar una verdadera caja de Pandora en lo concerniente a toda la suciedad y podredumbre pestilentes e inmundas que hay hacia el interior del PRD y en todas y cada una de las instancias de las distintas esferas del gobierno de ese mismo partido.

La ramificación de múltiples vinculaciones de los congresistas del PRD y de los otros partidos del sistema con el bajo mundo es un hecho que ya no pueden negarlo ni ellos mismos.

Darío Gómez le daba dinero, regular y sistemáticamente, al grupo de bandoleros que, no cabe duda, realizaba “ciertos” trabajo junto con él.

El mismo Andrés Bautista, el pollero Presidente del Senado del PRD-peñagomista de Moca, ha tenido que admitirlo, aunque primero pataleó y se revolcó como todo un mulo mañoso, para tratar de ocultar esos sucios vínculos hasta con asesinos y bandoleros de la más baja ralea y la peor estofa del fenecido Darío Gómez, igual que todos los demás congresistas peñagomistas.

También ha quedado en claro el determinante papel desempeñado por el flamante higüeyano que ostenta el cargo de Fiscal del Distrito Nacional (esto es, de la capital por lo menos) tanto para que uno de los antisociales estuviese en libertad, aún cuando en su contra pesan serias acusaciones criminales, además de que otro fue apresuradamente puesto en libertad bajo fianza por la irresponsabilidad del Fiscal del Distrito, con toda una mal disimulada negligencia, ya que por el asesinato de un ciudadano estaba condenado a 30 años de prisión y la Fiscalía dizque no lo sabía.

Así, la implicación del flamante Fiscal del Distrito Nacional en la liberación de esos peligrosísimos delincuentes con su sospechoso empeño en no aceptar el dictamen de una Juez de Instrucción por la vinculación familiar del delincuente con los altos dirigentes del PRD, o bien el hacerse el chivo loco con el que estaba condenado a 30 años, ponen en claro que Darío Gómez cayó abatido por una trama propia del bajo mundo en el que hasta la misma víctima estaba involucrada en cuerpo y alma.

El Congreso de la República, igual que las otras instancias del Poder, son receptáculos, hoy en día, de podredumbre y delincuentes, gracias al PRD y a José Francisco Peña Gómez, que trabajó obcecadamente hasta su muerte para corromperlo todo y destruir así la confianza y la esperanza del dominicano en el futuro del país y del pueblo mismo.

¡Que diga ahora el mocano pollero que lo que hay es una campaña para desacreditar al Congreso!

¡¡Es el Congreso mismo el que se ha desacreditado de pies a cabeza ante el pueblo y de frente a la historia!!