Los acuerdos de Rafael Hipólito Mejía con Aristide ponen en serio peligro la estabilidad y la integridad de la nación dominicana

¡¡A luchar contra ellos!!

El acuerdo hecho entre el gobierno del PRD y de Rafael Hipólito Mejía con Aristide es un grave peligro para el país y debe ser rechazado por todos los dominicanos.

Jean Bertrand Aristide, el cura fascista y fanático enemigo de la nación dominicana, fue traído a la República para cumplir una funesta labor anti-dominicana y de hecho, pretender legalizar e institucionalizar la destrucción de la nación dominicana y la sumisión de ésta al designio expansionista haitiano.

Rafael Hipólito Mejía claudicó y se comprometió a darle la nacionalidad a más de un millón de hatianos.

Rafael Hipólito Mejía, encabezando el gobierno antipopular, antinacional y prohaitiano del PRD, dio muestras una vez más de carecer de las condiciones necesarias para sustentar la representación de la dignidad nacional y la soberanía del país, llegando al punto de arriesgar, con el paso dado, la integridad y supervivencia misma de la República Dominicana.

Aristide, con una mentalidad despótica y absolutista, como todo cura perteneciente a las huestes infames de las legiones católicas, había coordinado, previa y secretamente, sus propósitos con los indignos obispos y el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez; por ello, todo el tiempo propaló que venía a República Dominicana sin agenda particular, contrario a como demandan las reglas del protocolo internacional.

Rafael Hipólito Mejía, hemos reiterado que es un hombre carente de toda cultura, donde el individualismo y el instinto son los factores normativos de su conducta, que gira alrededor de intereses primarios y que apenas es un tosco perito agrónomo de campo que usa el título de ingeniero agrónomo, y que es un incondicional de las altas instancias eclesiásticas, con lazos de íntima familiaridad con el ambicioso obispo Grullón de San Juan de la Maguana, amante del dinero, de la buena vida y de los placeres mundanos más que de la suerte de los católicos dominicanos; este es Grullón, de la Diócesis de San Juan de la Maguana, la que usa, sobre todo, para la acelerada acumulación de riquezas personales para él y su clan familiar.

Así, este obispo, junto al patricida saltimbanqui intelectualoide afrancesado Hugo Tolentino Dipp, serían las piezas claves para que los intereses de los monopolios internacionales, que abogan por la fusión de la República Dominicana con Haití, hayan primado ahora, asestándole un duro golpe a los intereses nacionales y a nuestra soberanía e integridad como nación.

El acuerdo entre el gobierno de Rafael Hipólito Mejía y Aristide, sólo ha de traer nuevas y mayores desgracias para el pueblo y la nación dominicanos.

Esos acuerdos son una prueba irrefutable del testamento antidominicano legado por ese apátrida que fuera José Francisco Peña Gómez.

Jean Bertrand Aristide vino como un moderno Boyer. Incluso con una fuerza militar de seguridad haitiana e internacional, integrada por reales mercenarios empleados por consorcios.

Mientras no reparó, ni siquiera por cortesía y buenas costumbres, en visitar el Panteón Nacional, se empeñó en acudir ante la tumba del otro haitiano que actuara como huevo de serpiente en el seno de la nación dominicana.

Todos los dominicanos auténticos que reconocemos que históricamente nuestra independencia del yugo haitiano es obra de La Trinitaria que fundara Juan Pablo Duarte, junto a Sánchez y Mella, debemos rechazar el acuerdo del gobierno prohaitiano de Rafael Hipólito Mejía con el déspota haitiano Jean Bertrand Aristide.

Los dominicanos debemos observar que así como Aristide fue corriendo a conmemorar a ese infame muerto que es José Francisco Peña Gómez, las generaciones de los haitianos infiltrados en la nación dominicana buscarán apoyarse entre sí para actuar como Caballos de Troya contra la dominicanidad.

¡Dominicano, no permitas que estos advenedizos y aventureros destruyan y sepulten nuestra Patria!

¡Los haitianos para Haití!

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Luis Montás González