Rafael Hipólito Mejía, el PRI y el mordedor Iván Rondón

 

Rafael Hipólito Mejía ha dicho que renuncia del cargo de Presidente de la entelequia PRI, bajo el alegato de que se ha dicho que él compró esa entelequia. Eso lo dijimos y lo sostenemos.

Sin dejar de ser verdad que Rafael Hipólito Mejía compró como si fuese un pedazo de carne a esa entelequia, que es una madriguera pestilente de mercenarios y buscavidas de la peor calaña, hay que destacar que en realidad a Rafael Hipólito Mejía lo que le sucedió fue que se le ha caído su criatura reeleccionista y continuista del período de los congresistas actuales.

Por ello es que el mordedor, cual can hidrófobo, senador por Hato Mayor, dedicado a la estafa a través de los productos Sebastian, cosa de parasitismo y ociosidad, no pudo ocultar su deprimida figura ante el suculento negocio sucio que se le escapó de las manos.

Este Iván Rondón, cuya calaña es colindante con cosas poco agradables a las buenas composturas éticas, es un exponente típico de por qué el PRI, desde cuando el mismo Jacobo Majluta vivía, se estaba ya pudriendo permanentemente.