El pontífice superchería Magna Cum Laude de la hipocresía y su crítica a la pobreza
El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, a quien tanto le gusta aplastar en forma insultante a quien le contraría, después de llamar ignorante al vulgar chupatripa peñagomista representante de la Provincia Sánchez Ramírez (Cotuí), al tal Luna, ha puesto un huevo cuadrado cuando dice que para atacar la pobreza en sus causas y raíces deben hacerse más obras de bien social. Esto es una estúpida monserga propia de estafadores y doctores de la ignorancia, entre los que ocupa un sitial elevado el susodicho Cardenal, conforme su condición de alto prelado del Vaticano y la secta supersticiosa conocida como católica. Las llamadas obras sociales con las que el flamante Cardenal llama atacar las raíces de la pobreza, no son más que el terreno donde la Iglesia se apropia de la gran tajada, como lo hace el mismo Cardenal en la Plaza de la Salud, y los obispos y curas en los patronatos, verdaderos negocios leoninos de su exclusivo provecho. La causa de la pobreza, así como de la corrupción y de los actos de violencia y abusos es la explotación del hombre por el hombre a través del capital. Como bien establece en forma científica Carlos Marx, en su obra "El Capital": "El capital no es solamente… el poder disponer del trabajo ajeno, sino que es esencialmente el poder de disponer de un trabajo no remunerado". Y la Iglesia Católica frente al capital, esto es, con respecto al régimen de explotación capitalista tiene como postura su defensa a ultranza, llegando a darle carácter tanto eterno como divino. Esto constituye la raíz misma y la piedra angular de la doctrina antisocial de la Iglesia, cuyo primer gran exponente fue León XIII en su encíclica Rerun Novarun. Y lo repiten todos los papas desde entonces. Por ejemplo, Pío XI dijo: "hay que proseguir con la visión de León XIII quien respecto al capitalismo fue muy claro en su encíclica y afirmó: "Lo malo del régimen capitalista no reside en su constitución como tal". Y, en efecto, cuando ese exponente del pensamiento anti-histórico y anti-científico, que es Nicolás de Jesús López Rodríguez, habla de la pobreza como mal, oculta que ésta es obra directa del mismo régimen capitalista, confirmando así que la misión suya, igual que la de la Iglesia Católica, es tomar posición contra tal o cual efecto del capitalismo para, con esa pose demagógica, proteger la esencia explotadora de dicho sistema, y engaña haciendo creer que está de parte de los oprimidos cuando en verdad es el más taimado y recalcitrante enemigo del explotado, en tanto es un defensor a ultranza de ese capitalismo.
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