¿Por qué ese amor del Cardenal por todo lo mundano?

Aparentemente el cardenal Hildebrando Borgia López Rodríguez reaparece luego de una breve ausencia por motivos desconocidos, y en vez de proseguir con su ya conocida campaña de terror sicológico sobre la sociedad dominicana a lo Bin Ladem, con su negocio de Satanás y el satanismo, ahora es con una crítica en torno a que en el país durante los últimos 40 años no se ha superado la práctica del primitivismo político.

Como se puede apreciar, el interés de este Cardenal no gira alrededor de asuntos de fe, de espiritualidad ni de nada por el estilo, lo suyo es asunto de cómo vivir inmiscuyéndose cada vez más y con mayores dividendos en riquezas como todo un intruso, en los asuntos mundanos y, sobre todo, del poder temporal y terrenal, esto es, en asuntos concernientes al poder que da riquezas y, por lo tanto, da bienes materiales y cuartos (dinero).

Que nadie se preste a engaños, si hay en la sociedad dominicana alguien o algunas instituciones o personajes que han estado empeñándose en que el mundo político criollo se mantenga en el primitivismo que se le atribuye y en sus niveles más burdos y corruptos, esas instituciones y personajes serían la Iglesia Católica con Hildebrando Borgia López Rodríguez a la cabeza, la iglesia protestante, los partidos del sistema PRSC, PRD y PLD, así como Balaguer (sobre todo éste), Bosch, igual que el anterior y Peña Gómez, con todo su amasijo de lúmpenes que es el PRD.

La realidad es que las tales afirmaciones del cardenal Hildebrando Borgia López Rodríguez no son más que continuación de la permanente campaña de la Iglesia Católica con fines inconfesos pero de todo el mundo conocidos, por desacreditar todas las instituciones nacionales del Estado, sembrando veneno y fomentando fracasos a fin de, llegado el momento de la debacle general, esa Iglesia y sus obispos dar el zarpazo, como han estado acostumbrados a hacerlo a lo largo de toda la historia de Occidente desde el año 325 hasta la fecha.

Hildebrando Borgia López Rodríguez así, ha logrado tener el canal 41 y su llamada Televida, que opera en una edificación del Estado, por obra y gracia de la usurpación de los bienes del pueblo, para dar continuidad a sus planes que nada tienen que ver con asuntos de religiosidad y mucho menos de fe.

Si los curas, y los obispos y el Cardenal, todos lo son, es decir, todos son curas, han jurado abandonar las cosas terrenales para consagrarse a la vida divina de su dios y su cristo, ¿por qué se entrometen con tanto interés en las cosas mundanas?

Si son tan espiritualistas, ¿por qué su afán por controlar el Poder del Estado? ¿Por qué sus afanes alrededor y en relación a la buena vida y las cosas mundanas?

Lo peor de todo es que aparecen desaprensivos que, en vez de apreciar el plan y el programa del Cardenal y la Iglesia Católica, se aprestan, sin pensarlo dos veces, a dedicarse a practicar el lambonismo y a celebrar como buenas y válidas las estratagemas del cardenal Hildebrando Borgia López Rodríguez. Esto va para enmendarle la plana a los Rafael Flores Estrella y a Tomás Castro, que sólo aportan poses de hablar con la boca retorcida como matones de barrio y moviendo los brazos con guillos como si se tratara de vedettes.