La confusión de libertad de explotación con libertad de prensa piedra angular de la SIP Mientras los exponentes de los intereses de los monopolios norteamericanos y de los bloques de burgueses y terratenientes nativos agrupados en la denominada Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) se reunían en Casa de Campo de La Romana para pasar revista y acordar cómo proseguir desinformando, desuniendo y engañando a los pueblos latinoamericanos y de Norteamérica, bajo la bandera rota y hecha flecos de la cacareada libertad de prensa, prosigue la intensificación del proceso de depauperización, explotación, crisis, endeudamiento y amenazas de exterminio que se ciernen sobre los pueblos del Continente, en tanto, por el otro lado, los grupos monopolistas yanquis y ricachones latinoamericanos se vuelven más ricos a costa de la miseria general de nuestros pueblos. A la edición de periódicos escritos, radiales y de T.V., que hagan coro a este nefasto proceso que arruina a las masas de nuestros pueblos y hunde a nuestros países conculcándoles su soberanía, es que la Sociedad Interamericana de Prensa y sus integrantes llaman, en forma unilateral, cínica y adocenada, ejercicio de la libertad de prensa. Así, bajo tales condiciones y en esa forma, la llamada libertad de prensa no es más que un burdo engaño. ¿De qué libertad de prensa cabe hablarse cuando todos los medios e instrumentos informativos, así como los recursos financieros que hacen posible el ejercicio de la libertad de prensa, son propiedad monopolizada por el capital internacional y los grupos locales que le son afines incondicionalmente? ¿De qué libertad de prensa hablan estos cínicos manipuladores de la desinformación de la opinión pública internacional, tanto a nivel mundial como regional, cuando el por ciento de analfabetismo crece en vez de bajar debido a que el renglón educativo recibe cada vez menos recursos por parte de los gobiernos títeres, comunes a los intereses de la Sociedad Inter-americana de Prensa? Y a pesar de esta objetiva e inequívoca realidad, los plumíferos de a tanto por línea, como Alvarez Dugan del periódico "Hoy", llegan a decir que "la libertad es una y es única", según dijera su semejante mexicano, un tal Andrés García Levín. ¿O es que la estulticia les impide discernir que la libertad de la explotación y la opresión es, por su naturaleza y por su sentido, contrapuesta en cuerpo y alma a la libertad para luchar contra ese cuadro ignominioso de explotación y miseria? Los periódicos, la radio y la televisión son propiedad en forma cada vez más creciente de los monopolios y los banqueros, dándose un cuadro caracterizado por la concentración y la centralización en manos cada vez más reducidas de un mayor número de los medios de prensa. Bajo tales condiciones, insistimos, no se va a convencer a nadie que puede existir una libertad de prensa al margen de los intereses de clase. Lo que sí es evidente es que de seguir hacia delante este ignominioso proceso, la libertad de prensa será cada vez más un mito, igual que lo es ya la democracia para las masas populares de nuestro Continente.
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