La erupción de violencia actual es producto del colapso capitalista y de toda la superchería religiosa cristiana

 

Los hipócritas embaucadores de la opinión pública han creado una inusual campaña histérica respecto a lo que llaman "desbordamiento de la violencia". ¿Pero es acaso esto algo nuevo? Y, ¿por qué no hablan de las causas ni de las raíces sociales, económicas, alienantes, religiosas ni de la opresión política imperante ni mucho menos de la ignorancia o de la escolástica y supersticiosa enseñanza educativa que se imparte en los centros públicos y privados?

En reiteradas ocasiones hemos dicho que el pueblo lucha contra el sistema o termina convertido en un amasijo despreciable de canallas y escorias sociales, y que en el caso particular, son esos pobres diablos los antisociales acusados últimamente del asesinato y descuartizamiento de varias gentes, los que representan a ese amasijo convertido en canalla.

Un pueblo que ha sido sistemáticamente convertido en víctima, llevado por un sistema (valga la repetición) que lo aplasta y envilece, hundiéndolo en la miseria y la pobreza, sellando esta indigencia con la ignorancia y galvanizando su miserable existencia con todas esas malditas falsas y estúpidas creencias religiosas cristianas, montón de basura supersticiosa y de hechicería mágico-religiosa, que saca al más ecuánime de sus cabales y lo convierte en una fiera acicateada por la búsqueda de riquezas y la inyección de un bestial individualismo; gentes que viven así nadando en la prostitución, las enfermedades, el alcohol y las otras drogas modernas; repetimos, este pueblo, ya convertido en ese amasijo de canallas, seguirá produciendo todo tipo de fenómeno horripilante y macabro de manera constante, mientras no se produzca el derrocamiento revolucionario del régimen imperante.

Los jóvenes apresados y los que están siendo perseguidos acusados de hechos criminales sangrientos por drogas, bandolerismo o psicopatías, al igual que éstos, que hacen esas monstruosidades por creencias en la contraparte de dios, que es el mitológico diablo, son, que no le quepa duda a usted ni a nadie, el producto directo de lo que, en término de seres humanos son esas basuras que crea y reproduce el sistema económico-social y el régimen político imperante, vigente artificialmente y mantenido en pie sólo arrastrando tras de sí y formando un todo con lo que son sus demás superestructuras ideológicas propias, a un individualismo aberrado que empuja irremisiblemente a sus portadores al abismo de la peor degradación, y esto de manera irreversible e irrecuperable. Esos criminales, es preciso que se sepa, no son la excepción y son tan culpables, personal e individualmente, como víctimas, al mismo tiempo, de la dinámica explotadora y opresora interna del actual régimen capitalista.

A los tres inventos fantasiosos y supersticiosos extraídos de las prácticas y creencias propias al salvajismo primitivo y bárbaro en que basa sus actividades esa infamia embrutecedora y criminal llamada cristianismo, que son dios, el diablo y cristo, han pretendido darle veracidad de existencia, partiendo -¡óigase bien!- del desquiciamiento inevitable y el desenfreno criminal o alienante que acarrea la creencia en esas mismas falsedades que son dios, el diablo y cristo mismos.

Lo peor del caso es que la prensa amarilla, venal y corrupta, escrita, televisada y radial de la burguesía y de las iglesias cristianas, con sus legiones de plumíferos y cagatintas, auténticos mercenarios de a tanto por línea, se empeñan en sustentar la existencia de esos tres adefesios mágico-religiosos partiendo de la actuación de las verdaderas escorias que la vida social degenerada engendra de forma inevitable. ¿Quiénes son en realidad más criminales?

1ro. El fracaso total de lo que es el liberalismo, al que se le ha inventado el membrete de neoliberalismo, sin que hayan sus autores podido citar una sola diferencia esencial de éste con el liberalismo del siglo XIX, ha ahogado toda visión apegada a la ciencia de parte de la gente ya bestializada y alienada por la explotación, la opresión, el alcohol, las otras drogas y particularmente por la maldita religión cristiana (católica y protestante), así como por el engaño de los politiqueros y sus mercados llamados partidos (PRSC, PRD y PLD, más sus apéndices y coletillas). Y ese fracaso se expresa, a estas alturas, como un colapso general y globalizado del capitalismo real, de ahí que sea lógico: su podredumbre sale a flote con toda crudeza. Y es esta podredumbre y sus efectos lo que se está viendo, sintiendo y viviendo.

2do. El embrutecimiento y el oscurantismo intrínseco del cristianismo y todas las religiones y creencias mesiánicas y supersticiosas con sus ritos, supersticiones y mitos de santos, espíritus errantes, dios, diablo, Jehová, Bala-Valhala, haciendo impacto en ese escenario, que es la misma gente, escenario enfermo y hambriento además de ignorante, junto al colapso social y sus correspondientes amasijos de envilecidos en que ha devenido el grueso del pueblo corrompido y convertido en la canalla, son las causas que han hecho que sectores prisioneros de la desesperación, recurran a todos los medios, aún a los más descabellados y bestiales, para obtener lo que quieren, pues así se lo enseñan los que detentan el poder político, militar-policial-judicial-administrativo del Estado, las clases poseedoras (explotadores) y sus defensores hipócritas y redomados de las iglesias católica, protestantes, testigos de Jehová, mormona y las orientales sin excepción. Eso de que esta ola que se repite es obra de un interés personal o de un círculo específico que conspira para imponer sus inconfesables fines es falso. Todo lo que acontece es reflejo directo de la sociedad que caduca, y muestra la inaplazable e imperiosa necesidad de cambiarla radicalmente.

3ro. El desengaño de la gente con respecto a las iglesias cristianas, que son parte de los verdugos del pueblo, ha contribuido decisivamente a este ambiente decadentista y de locura. Habiendo el cristianismo católico vaticanista, igual que las sectas protestantes pro norteamericanas, evidenciado su común naturaleza perversa que sólo sirve a los enemigos del pueblo y de la gente que lo compone, los marginados ven a los sacerdotes y pastores en su real catadura de estafadores, si no como verdugos en muchos casos, por lo que la gente, ya presa de todas aquellas falsas creencias que les han sido imbuidas, se dispone a realizar sus falsas esperanzas, hijas de su alienación, por sus propios medios y con sus propias manos y bajo la guía de sus aberradas creencias, prescindiendo de curas, pastores e iglesias.

La gente ha captado que el maldito cristianismo, Jesucristo, Jehová, dios, el diablo, Alá, Mahoma, Pablo de Tarso, etc., se han impuesto dándole baños y más baños de sangre a la humanidad, unos tras otros, logrando así, quienes lo representan, por medio de estos genocidios y con la impunidad de los vencedores, llegar a ser ultrapoderosos, omnipotentes, omnipresentes y omnisapientes. De ahí que, ¡manos a la obra!, dirían los alienados, si es brujería y superchería que las religiones enseñan, ¿para qué curas y otros intermediarios? Hagamos nosotros mismos nuestra alianza con quien sea ya que si, por ejemplo, de la trinidad se trata, padre, hijo y espíritu, en realidad ese disparate es dios, el diablo y cristo, una y la misma cosa, permanentemente aliados y mutuamente apoyados entre sí.

Si su dios lo ha creado todo y lo puede todo, ¿por qué permite tanta miseria y explotación, pobreza e ignorancia?, o bien ¿por qué no acaba con el diablo? y el llamado cristo, ¿de qué fue de lo que éste salvó a la humanidad?

Lo de las acciones bestiales y criminales a lo que llaman esos hipócritas embaucadores, con los curas y pastores a la cabeza de los ideólogos y lacayos del régimen, como "incomprensible ola de violencia" ante la que estamos, es sólo un espasmo o erupción aislada del volcán que subyace en el fondo de esta sociedad explotadora y opresora del capitalismo, el imperialismo, los burgueses, los terratenientes, las iglesias cristianas y demás religiones y curas o religiosos especializados, de por sí violenta y basada en la sistematización de la violencia.

Basta y sobra saber que las escuelas públicas y privadas son maquinarias incansables para fabricar falsas creencias religiosas y anticientíficas; y los maestros, por su parte, criminalizan, atarugándoselas en las mentes débiles a los infantes, adolescentes y jóvenes que, en principio, sienten o tienen el sentimiento sano de querer aprender, y por ello asisten a las escuelas, para salir del estado de ignorancia semi-salvaje en que ven a sus mayores.

Se da el caso generalizado y casi absoluto de que quienes alcanzan el nivel universitario van a esos centros supuestamente de enseñanzas superiores predispuestos y prejuiciados de antemano contra la ciencia; y prestos a preferir los absurdos y animaladas bestiales, auténtico compendio de bárbaro primitivismo, como es la biblia (viejo y nuevo testamento). Y lo peor de todo es que médicos, ingenieros, abogados, agrónomos, veterinarios, sociólogos, etc. graduados, salen de esas universidades más ignorantes y supersticiosos que como entraron a ellas. Da asco y vergüenza oír a esos avivatos, como el parásito protestante Braulio Portes, reclamando que en las universidades se enseñe la biblia y no las verdades comprobadas de la ciencia, a la que llama prédica de ateos, de socialistas y comunistas.

Es que quienes han sembrado tantos vientos y practicado tantos abusos, así como cometido tantos baños de sangre, ¿qué otras monstruosidades pueden esperar?

Cambiemos el orden total de la sociedad o esperemos cada vez más hechos deplorables como los que últimamente han escandalizado a la hipócrita opinión pública, manipulada por sus propios hipócritas ideólogos.

 

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