Rafael Hipólito Mejía está evidenciando que no está dispuesto a detenerse ni siquiera ante el exterminio dictatorial de toda la población trabajadora y empobrecida del país, y ahora se plantea como meta privatizar el agua, para que los capitalistas le nieguen el derecho a su consumo al que no les pague por ésta.

Así ha quedado claramente expuesto en la reunión que hiciera en su despacho el jueves 11 del presente.

Y consciente del desastre que se avecina, el afable Secretario Técnico del gobierno de Alí Baba y los 40 hombres aquellos, se empeñó en repetir como un disco rayado, que no se piense ni se diga que esto es una privatización del agua.

Rafael Calderón, con su cara lucia, tendrá que buscar en la enciclopedia de la mentira.

Diga lo que diga, e invéntese lo que se invente, de lo que se trata es, simple y llanamente, de la privatización del agua.

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