Politiquería e hipocresía estila la carta pública del hijo de Rafael Hipólito Mejía

 

Simple y llanamente entendemos que será tristemente famosa la carta del tal Ramón Hipólito Mejía Gómez, hijo del desacreditado presidente de su Poder Ejecutivo, Rafael Hipólito Mejía Domínguez, la que para nosotros no es más que una coartada que, como dice la máxima oriental, apunta hacia el árbol de la morera para disparar hacia la acacia.

Eso de ampararse en lo melodramático de quiero estar y aparecer "limpio" ante mi hijita Rosalía, de dos o tres años de edad, es además de un argumento de una novelita rosa de mala muerte, un acto hipócrita y para muchos hasta de cobardía.

Léase la carta de marras y se comprobará que el tal Ramón Hipólito Mejía Gómez, hijo de su padre, empieza su almibarada ensalada melodramática con dos párrafos en uno, en los que se deshace en alabanzas primero hacia el Jefe del Ejército Díaz Morfa, que actualmente se encuentra encabezando una de las facciones militares en que se han fraccionado las FF.AA., en oposición a la que liderea Miguel Soto Jiménez, Teniente General Secretario de las FF.AA. y al que todo el mundo acepta que trabaja sistemáticamente en un proyecto político de cara al futuro próximo, aunque no sea inmediato y en segundo lugar encubriendo ese fin con el de no apoyar la arbitrariedad de apresar a ciudadanos de espaldas a la ley.

Para curarse en salud, el tal Ramón Hipólito, pasando de la pose del atavismo de clan a la realidad dice, en lo que hay de concreto en su misiva: "no apoyo la privación de la libertad de ningún ser humano sin el uso de los mecanismos legales; pero apoyo, sin restricciones, el accionar de nuestro Ejército Nacional al mando del General Díaz Morfa por paliar el maldito y desgraciado contrabando fronterizo".

Aquí cabe descifrar esta antinomia indisoluble del agraciado hijo de Rafael Hipólito Mejía Domínguez como un embarre de richeses o galimatías de no apoyo la violación de la libertad... pero respaldo al que comete el acto que violenta la ley para privar a ciudadanos de su libertad, si ello va a favor de mis intereses. Correspondiendo agregar de nuestra parte, que lo que le importa al autor de la carta, según se desprende de su postura de conjunto, es sólo ensalzar a Díaz Morfa para que sea nombrado próximamente como Secretario de las FF.AA. en sustitución de Soto Jiménez.

En principio ni nos va ni nos viene que sea el uno o el otro el Secretario de las FF.AA. Pero lo que sí es evidente es que el tal Ramón Hipólito Mejía Gómez no está al margen de la politiquera conducta asumida por su padre desde la posición de Primer Mandatario, vulgarizando y usando en forma atropellante tan elevado como excelso cargo de Presidente de la República.

 

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