Los que empujaron a Manolo Tavárez al suicidio aventurero dan ejemplo de cobardía, maniobran para eludir su culpa
Si se quiere encontrar un ejemplo histórico de irresponsabilidad y falta de coraje para autocriticarse, o bien un ejemplo de burla y desprecio olímpicos hacia el requerimiento o principio más elemental del ejercicio de la ciencia en cualesquiera de sus ramas, esto es, si se quiere encontrar desprecio hacia la exigencia de la correspondencia obligada entre el pensamiento y la realidad objetiva, sólo tenemos que recurrir a los que, como Fidelio Despradel, Chaljub Mejía, Raúl Pérez Peña y otros, pretenden imponer la duda, la confusión y el "es imposible" conocer o arribar a una verdad definitiva respecto al ridículo levantamiento armado, con pretensiones insurreccionales, que llevara a cabo el Movimiento Revolucionario 14 de Junio con Manolo Tavárez Justo a la cabeza, en el año 1963. De los sujetos traidores como Fidelio Despradel, Chaljub Mejía, el Bacho Pérez Peña y demás lacras no esperamos autocrítica alguna. Eso pudo ser hasta la Guerra de Abril. Desde entonces para acá se ha confirmado su catadura de agentes contrarrevolucionarios y oportunistas que no reparan en dañar el movimiento, y son recalcitrantes en sus pretensiones de erigir en modelo a seguir a verdaderos fracasados. Sus objetivos está claro que no son idóneos. La razón de su actitud es que fueron copartícipes y autores de ese sainete ridículo del levantamiento del ’63 en que muriera Manolo Tavárez Justo, y que al declarar, empleando sofismas baratos, desierta la responsabilidad del desastre, ellos han estado sacando provecho de esa aventura en todas las esferas de la actividad social, en particular en la política y económica. Sus planes al respecto son claros y parten de que impedir que se establezcan responsabilidades de aquellos descomunales disparates y que no se esclarezcan las raíces sociales, ideológicas ni políticas, mucho menos personales. De pervertidos oportunistas y renegados tipo Chaljub, es una estupidez esperar una reacción positiva a esta altura del proceso; para con ellos sólo cabe la denuncia, la lucha y el desenmascaramiento. El oportunista renegado Chaljub Mejía, como un auténtico mendigo político con redomada alma de rastrero, escribió en el 39 aniversario de esa insólita acción descabellada desde las páginas de la letrina amarilla "El Caribe": "Por ejemplo, a lo largo del tiempo ha persistido la versión de que Manolo Tavárez se fue a las montañas contra su voluntad y forzado por una parte de sus compañeros. De nada ha valido que se repitan una y otra vez las palabras precisas y claras, pronunciadas en la plaza pública por Manolo, en las cuales prometió que el 1J4, lidereado por él, se iría a las montañas en caso de que se cancelaran la libertades públicas". Las palabras o la lengua como castigo del cuerpo, tal es la divisa de gentuza oportunista tipo Chaljub Mejía. O si no, la coartada elaborada con los mismos exabruptos de la víctima. O bien, no cabe establecer responsabilidad, la víctima del suicidio fue que tomó esa "libérrima decisión" suya. En el miserable punto de vista de Chaljub Mejía está presente lo del nihilista que proclama su libertad a contravenir todas las leyes propias del método científico y del quehacer científico que se exige deben partir de la objetividad de la realidad; y lo hacen anteponiéndole lo de su "libre elección" (o libre albedrío), tal y como la aberración homosexual que es tratada de amparar por sus protagonistas en un supuesto derecho intocable de cada persona a elegir su sexo, por encima de la realidad objetiva biológica. No es casual eso en Chaljub Mejía precisamente. Así, dice: "Que fuera un acto de ingenuidad política, y que esa declaración solemne tuviera una excesiva carga de emotividad, son cosas que pueden discutirse y hasta admitirse; pero no hay base para dudar de que al pronunciarla, Manolo estaba siendo sincero consigo mismo". Mentira, decimos nosotros, lo de Chaljub Mejía es la coartada para ocultar que existieron chantaje y presión sobre Manolo Tavárez y que esos chantajistas estuvieron lidereados por Fidelio Despradel y Polo Rodríguez junto a Juan Miguel Román, Rafael Cruz Peralta y Luis Genao Espaillat, luego autodeclarado agente de la CIA. Chaljub Mejía lo que busca desesperadamente es chantajear para que no se diga la verdad, para así poder tanto Fidelio Despradel como ese mismo gusano de Chaljub seguir haciendo fechorías oportunistas en el seno del movimiento revolucionario dominicano. Para los marxista-leninistas ni para los revolucionarios, ni Manolo Tavárez ni las Mirabal ni el 14 de Junio escapan al análisis a la luz del materialismo histórico, tampoco tememos poner en claro su carácter de clase y su correspondiente ideología pequeño-burguesa ni su naturaleza política de aspirante a la representación política de la burguesía y el capitalismo. Y preguntamos: ¿Por qué los crápulas como Chaljub Mejía y Fidelio Despradel no dicen con qué criterios, que no sean los del marxismo-leninismo, deben ser juzgados aquellos personajes y sus hazañas? Manolo Tavárez y su movimiento no son mixtificables, como lo pretenden negociantes tipo Chaljub Mejía, Fidelio Despradel, Raúl Pérez Peña (alias El Bacho) y demás basuras que lo han reclamado a lo largo de casi 40 años. A todo ese sainete ridículo de levantamiento armado esos sujetos lo quieren elevar a un altar junto a la adoración de sus participantes, pero no reparan en que hasta el mismo carácter absurdo de esas payasadas insurreccionalistas prematuras y, por lo tanto, aventureras, quedó en evidencia cuando, tras ese aplastamiento y el fusilamiento de Manolo Tavárez y sus colaboradores, el proceso de lucha del pueblo ni siquiera se inmutó y, en cambio, todo el año 1964, así como el 1965, hasta abril de ese mismo año, estuvieron caracterizados no por un reflujo, sino por un auge nunca antes visto en las luchas populares, en testimonio crítico al disparate y la perversidad de los que ejemplificaron el sainete ese que culminó como tenía que culminar, y preguntamos ¿o acaso querían que las FF.AA. de Trujillo (las mismas a las que hoy ellos se suman como sus agentes y a las que ensalzan) y del imperialismo se comportaran de otra manera, desmintiendo su propia naturaleza?, y además les formulamos la siguiente pregunta: ¿No fue ese error, el de mistificar a las FF.AA., que por no ser escarnizado lo suficiente repitiera Caamaño 9 años después, con el mismo idéntico resultado, incluida la vocinglera e ilógica acusación de que Caamaño fue fusilado? Y acaso, ¿qué esperaban que sucediera?
|