La religión opio del pueblo y los religiosos mulas de su propio cartel de drogas

 

Casi en forma conse-cutiva, dos prominentes vividores del oscurantismo y del atraso reinante en el seno de las masas han venido escribiendo en las letrinas periodísticas amarillas "Hoy" y "El Nacional" del opusdeísta español Pepín Corripio, atacando lo que ellos quieren llamar materialismo, pero que en realidad no es más que la práctica generada por el mismo sistema, que es su amo y del que esos dos sujetos son sus pérfidos lacayos y parásitos vividores.

Un pastor vividor llamado Samuel Santana escribió que el materialismo es el afán de la gente por comprar y tener cosas materiales, mercancías. Otro llega al extremo de decir que es ese afán por las cosas materiales lo que hace nacer el islamismo por lo cual éste es producto del materialismo, lo mismo es afirmado por el tal David Alvarez, de la letrina opusdeista "El Caribe".

No cabe duda de que estos estúpidos vividores, equivalentes a vulgares mulas del negocio del narcotráfico, se la quieren pasar de listos y carentes de una honradez que les lleve a vivir de una actividad realmente productiva para la sociedad, se dedican a vulgarizar asuntos concernientes a problemas que ameritan ser abordados con toda objetividad y espíritu científico, para con esa vulgarización suya hacer posible su función de distribuidores del opio en el pueblo, como mula que son.

Y no se crea que no nos damos cuenta de lo estúpido que resulta reclamar espíritu científico ante verdaderos estafadores y practicantes de la hechicería y las supercherías en forma deliberada y consciente, como son todos los curas, pastores y teólogos cristianos, católicos o protestantes.

El materialismo es una filosofía que, a la pregunta de ¿quién es primero y más importante, la materia o el espíritu, el ser o el pensamiento, el hombre o el alma?, responde diciendo que materia-ser-hombre es lo primero y más importante. Y que el espíritu, el alma o el pensamiento, que en general serían una y la misma cosa, es sólo y únicamente el reflejo y expresión de la materia, y que como tal, esto es, como reflejo del mundo exterior, alma, espíritu ni pensamiento existen ni pueden existir en forma independiente. ¿Quién ha visto un pensamiento, un alma o un espíritu flotando por sí mismo en el aire o caminando por las calles?

Lo del consumismo o el interés por adquirir mercancía como punto de partida para juzgar lo que es el materialismo, es una vulgaridad truculenta a la que están obligados a recurrir esos pervertidos traficantes de droga que son todos y cada uno de los pastores, curas y demás yerbas perniciosas de su ralea, una vez que, filosóficamente, están derrotados por el materialismo, y no se atreven a decir científicamente en lo que consiste éste.

Pero si fuera por esas vulgaridades de los religiosos que se definiera al materialismo y al materialista, en dicha connotación vulgar nadie sería más materialista que esos pastores, esos curas y esos teólogos, obispos y papas, que viven obsesionados por el dinero, el dólar y las joyas. No por casualidad los imperialistas yanquis, que no se quitan de su boca como es el caso de Bush, el adefesio de dios, tienen en su moneda que simboliza su Poder material, escrita la expresión: "In God we trust", o sea, en dios confiamos, este dólar es nuestro dios.

Todo religioso de esa recua mencionada responde a la pregunta formulada diciendo que el espíritu o el alma es anterior y primero que la materia y que el ser, y de hecho así se inscriben o enmarcan en el idealismo, y como bien enseña Lenin, todo el idealismo filosófico conduce inevitablemente a la religiosidad y a la idea de dios.

Esos curas, pastores y teólogos, que son los que arman actualmente y sostienen todo ese embrollo de estupideces llamado religiones, de las que viven con sus actos de brujerías que llaman ritos, ordenados de una y otra manera, y que es a lo que se llama liturgia, son en realidad equivalentes a mulas, a capos y a cárteles del narcotráfico, respectivamente, puesto que si los juzgamos y definimos por sus funciones prácticas, no son más que distribuidores del opio del pueblo a escala masiva e internacional. ¡¡Opio de los pueblos, pues no otra cosa es la religión!! Y cartel del narcotráfico es lo que son las iglesias transnacionales.

Las religiones se originaron por la ignorancia reinante en la antigüedad, lo que conllevaba a que los hombres fueran dominados por las fuerzas de la naturaleza; esto fue en un principio, luego fueron las fuerzas sociales, esto es, los grupos de hombres convertidos en clases, las que logran con idéntico carácter que las fuerzas naturales dominar a la gran masa de los otros hombres, apelando entonces al uso de las religiones como instrumento de dominio, sometimiento y explotación sobre los demás hombres.

Para los explotadores, los monopolios, el imperialismo, "la religión es el opio del cual se sirven para adormecer al pueblo, para impedirle reflexionar sobre las injusticias de que es víctima y reivindicar sus derechos. Aún aquellos que no pueden dar ya su adhesión a los viejos dogmas, los cuidan celosamente, juzgando ventajoso no dejarlos desaparecer, y así se imponen a veces grandes sacrificios por inculcarlos al rebaño que ellos explotan.

"La Iglesia sabe reconocerlo. Ella se da cuenta de los vínculos que la ligan a las clases privilegiadas. Por eso la vemos hacer en todo su abogado e invitar a la resignación a la muchedumbre de los miserables, tanto más cuanto que siente surgir entre ellos el llamado a la rebelión". Y para que no haya dudas ni peros, permítasenos leer citando la Epístola de Pablo a los romanos:

 

"Art. XIII.- Obedecer a las autoridades

"1. Cada uno en esta vida debe someterse a las autoridades (dice Pablo en su Carta a los Romanos, N. de R.). Pues no hay autoridad que no venga de dios, y los cargos públicos existen por voluntad de dios (sigue diciendo Pablo de Tarso).

"2. Por lo tanto, el que se opone a la autoridad, se rebela contra un decreto de dios y tendrá que responder por esa rebeldía.

"3. No hay por qué temer a las autoridades cuando se obra bien, pero sí cuando se obra mal. ¿Quieres vivir sin tener miedo a las autoridades?" se pregunta Pablo, y responde: "Pórtate bien y te felicitarán. 4. Las autoridades han recibido de dios la misión de llevarte al bien. Y si te portas mal, témelas, pues no tienen las armas sin razón. También tienen misión de dios para castigar a los malhechores (¡Aleluya Candelier!, N. de R.). 5. Así, pues, hay que obedecer, pero no solamente por miedo al castigo, sino por deber de conciencia (¡Vivan los genocidas de Pinochet, N. de R.).

"6. Por la misma razón tienen que pagar los impuestos, y deben considerar a quienes los cobran como funcionarios de dios (¡Aleluya Hipólito!, N. de R.). 7. Den, pues, a cada uno lo que le corresponde: el impuesto, si se le debe impuesto; las tasas, si se le deben tasas; obediencia, si corresponde obedecer; respeto, si se le debe respeto (He ahí la razón de que se debe respetar la sagrada familia, N. de R.).

"8. No tengan deuda alguna con nadie -paguen siempre a los prestamistas, sigue diciendo Pablo, N. de R.-, fuera del amor mutuo que se deben, pues el que ama a su prójimo ya ha cumplido con la ley. 9. Pues los mandamientos no cometas adulterio, no mates, no robes, no tengas envidia (respétalos, que es respetar a los explotadores, N. de R.)... y todos los demás se resumen en estas palabras: amarás a tu prójimo como a ti mismo." Y finalmente, en el versículo 10 de la famosa Carta a los Romanos, Pablo termina concluyendo, pensando en la ramera que era su mujer, lo siguiente: "10. El amor no hace mal al prójimo" (es decir, que su mujer, como prostituta, por haber vivido amando tanto, era demasiado buena, N. de R.); así concluye Pablo: "el amor pues es la manera de cumplir la ley". (Pablo, Carta a los Romanos).

 

Al excelente comentario sobre la fórmula "la religión es el opio del pueblo" es necesario agregar el siguiente texto de Lenin:

"La clase explotadora –es decir, los propietarios de esclavos, los señores feudales, los capitalistas-, encuentran en la religión un arma excelente para legitimar y defender su explotación.

"A los que defendiendo a la religión afirman que ella proporciona conformidad, Feuerbach replica, con razón, que toda conformidad es reaccionaria. Quienquiera que se esfuerce por consolar a los esclavos en lugar de incitarlos a la revuelta, se convierte de hecho en auxiliar de los esclavistas.

"Todas las clases opresoras tienen necesidad, para salvaguardar su dominación, de dos agentes en la sociedad: el cura o el pastor y el verdugo, el guardia o el policía. El verdugo, el guardia o el policía, que son una y la misma cosa, reprime la protesta y la revuelta de los oprimidos; el cura o el pastor, que son también iguales uno al otro, les hace entrever -lo que a nada compromete-, un suavizamiento de sus males, una recompensa a sus sacrificios; mientras que la clase dominante se mantiene en pie, el cura, el pastor o el sacerdote predica la resignación a los oprimidos y los aleja de la acción revolucionaria". (Lenin, "La quiebra de la Segunda Internacional").

 

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