De hecho los dirigentes, congresistas y funcionarios del PRD, así como el Poder Ejecutivo con Rafael Hipólito Mejía y Milagros Ortiz Bosch a la cabeza, han aceptado, han admitido y reconocen que Peña Gómez fue todo el tiempo un espía agente de la CIA, la Embajada yanqui, el Departamento de Estado norteamericano y de todo lo que es el imperialismo estadounidense y su superestructura neocolonial.

En la noticia de la prensa internacional dando cuenta de los vínculos de José Francisco Peña Gómez con el narcotráfico hay cinco elementos envueltos, y sucede que hay cuatro, que son los más importantes, que precisamente sus defensores no mencionan y les tienen verdaderamente terror.

Estos aspectos son los siguientes:

a) Que era protegido por la CIA porque era un agente de ésta.

b) Que otro tanto era del Departamento de Estado norteamericano, es decir, que era también agente del Departamento de Estado norteamericano y que éste le daba cobertura hasta en los EE.UU.

c) Que servía a la Agencia Internacional de Desarrollo (AID), que era la cobertura de todo el espionaje contrainsurgente del imperialismo norteamericano en América Latina desde el 1960 hasta la fecha actual.

d) Que colaboraba con los organismos de justicia yanqui.

Como se ve, la infamia en la trayectoria de Peña Gómez es mucha y muy abundante.

Los que quieren lavar tanta infamia, deberían preguntarse si es posible lograrlo, puesto que entendemos que no es nada fácil lavar tanta infamia y tanta podredumbre.

Tal vez toda el agua junta de los ríos Ozama, Yaque del Norte y del Sur, Camú, Higuamo y el Artibonito no sería suficiente para lograrlo, y se corre el riesgo de que todas las aguas de los ríos dominicanos y del mar adyacente a la isla queden definitivamente contaminadas de muerte para siempre.