Dizque solidez y finanzas confiables llaman al desastre económico-social acentuado por las gallolocadas anti-populares de Rafael Hipólito Mejía
El refrán de "Alábate catre viejo" nos viene a la mente a cada rato. La cuestión de la solidez de la banca y las actividades financieras de que tanto hablan los gobiernistas y el mismo Rafael Hipólito Mejía, no acaba por convencer a nadie y cada vez resulta más difícil de aceptarle su cháchara, la que se ve como un recurso para tratar de convencer a la población y aquietar el cada vez más creciente desasosiego imperante en el seno de las masas explotadas. Las continuas amenazas y la agitación permanente del empleo o reclamo del uso de la Ley Monetaria con carácter coercitivo o aparejada con la fuerza coercitiva militar y policial, así como de los organismos de espionaje por parte del gobierno y de sus 4 mosqueteros de la administración financiera para demostrar la tal solidez y estabilidad bancaria y financiera, no parecen ser argumentos probatorios ni convincentes de la salud de que se ufanan, pues ninguno de esos mecanismos son parte intrínseca de la dinámica normal y natural de las actividades bancarias y financieras de un país o una sociedad. Y a ellos se recurre, según la experiencia, sólo cuando hay graves y comprobados problemas. Existen dos factores que vienen a fortalecer nuestra justificada duda y extendida sospecha. Julio Cross Frías, un mosquetero que nunca ni siquiera en sus años mozos se caracterizara por el despliegue de luces mentales, y que ahora añade a aquella poco envidiable gracia de su desaliñada figura la falta o ausencia de la dignidad suficiente para reaccionar ante la forma atropellante y afrentosa con que fuera maltratado por su grosero Presidente Rafael Hipólito Mejía al trasladarlo para la Superintendencia en que está y sacarlo de la de Electricidad sólo para complacer a la diplomática del capital negrero Figa López y a Fenosa. Y como en la de Electricidad adoptara poses de honradez, ha sido humillado y embarrado en forma especial, colocándolo en la porqueriza que ocupa dentro de la administración monetaria y financiera gubernamental, que es tal vez el área más corrompida de todo el corruptísimo gobierno de Rafael Hipólito Mejía. Este Julio Cross Frías ha dicho que parece que hay sectores que conspiran contra el sistema financiero nacional falsificando masivamente documentos para dañar la imagen de instituciones de la banca del país. Pero por el otro lado, nadie puede negar que el clima de desconfianza e incertidumbre en la banca y la finaza del país se ha acentuado con el hecho de que el crédito, no tanto a través de las tarjetas de crédito, ha sido sustancialmente limitado en muchas áreas y esferas importantes de la actividad comercial del país. Y para que se pueda valorar el justo alcance de nuestra inquietud no estaría de más recordar y subrayar que la base del actual sistema económico es el crédito. Ninguna empresa mayorista le da crédito a otra empresa comercial cliente suya. Por ejemplo, los almacenes ferreteros no le dan crédito a una ferretería a menos que sea por 5 o 6 días. Para quince días, no hay crédito. Y ni qué decir para un mes. La escasez de determinados artículos se está haciendo cosa frecuente, y no es en realidad que el comerciante no tenga dicho artículo en existencia sino que no puede ni siquiera venderlo en ese momento ya que ni siquiera conoce el alza que afecta a ese artículo tanto en el comercio al detalle como los nuevos precios de almacén. Es por todo esto que preferimos colocarnos en la larga e interminable fila de los que dudan de la cacareada solidez gubernamental de la banca criolla. ¿Y por qué -nos preguntamos- los rumores se suceden contra casi todos y cada uno de los bancos? Y cada vez que hay un rumor se desmiente y luego resulta que era totalmente verdad. Así pasó con Baninter y así se repitió con Bancrédito.
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