Naufraga la aventura gubernamental del festival de préstamos y el carnaval de Bonos Soberanos

Ahora le toca al pueblo pagar las cuentas de ese festín

 

Todo estaba minuciosamente calculado por gente tan inteligente, preparada y experta como los ya conocidos genios Andy Dauhajre, Carlos Despradel, Lois Malkún, Francisco Guerrero Prats, Rafael Calderón y tantos otros planificadores y asesores económicos hechuras del neoliberalismo y ejercitados como sirvientes y "caga la traba" de las agencias financieras internacionales (FMI, Banco Mundial, BID, etc.) que sin duda bajo la Presidencia del superdotado Rafael Hipólito Mejía convertirían a la República Dominicana en una excepcional tacita de oro.

Así se nos dijo y se propagó en el seno de todo el pueblo a lo largo y ancho del país. ¡Y pensar que tanta gente que les gusta que los cojan de pendejos se lo creyeron!

Se emprendió la aventura más fascinante que comerciantes de ilusiones hubiesen concebido y vendido con tanta facilidad a todo lo largo y ancho de la historia de los últimos 40 años.

Pero se ha producido inesperadamente el naufragio de los medios elegidos para la aventura, el festival alternado de préstamos directos internacionales y de su otra modalidad llamada Bonos Soberanos, y la fantasía acompañada de oleadas de derroches y una orgía de enriquecimiento al vapor y de la noche a la mañana por los lados de los funcionarios, se ha declarado en quiebra, el país al borde del naufragio, quedándole a sus geniales creadores, como única y definitiva alternativa: ¡Que el pueblo y el país asuman el pago del festín junto a todos sus intereses!

Y para eso, hagamos público lo de Baninter y declaremos que todo es culpa del hoyo financiero hecho por Ramoncito Báez Figueroa, no importa que sea verdad o mentira, concurramos a los EE.UU. a vender lo que queda del país al Tesoro Norteamericano, montemos una fanfarria propagandística del supuesto éxito obtenido en nuestra gira y que venga de inmediato el Fondo Monetario Internacional para firmar un acuerdo Stand By con él, que el pueblo y el país, aunque nada tienen, tendrán al fin y al cabo que pagar.

Que venga el Fondo Monetario Internacional, que son los malos y vagos que con su lengua viperina lo han satanizado, que venga, que yo, Rafael Hipólito Mejía, en lugar del Papa lo he canonizado ya.

 

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