Radhamés Gómez Pepín (Jack el Destripador) un propagandista contumaz a favor crímenes, fusilamientos y piernas rotas de ciudadanos por parte P.N.
Que el general Guzmán Fermín controlaba en forma discreta la delincuencia en San Francisco de Macorís, y el saldo oficial, que sólo recoge como el 15% de los crímenes reales, reporta 15 fusilados, 37 lisiados y miles de atropellados. Que es mostrenco el informe de Amnistía Internacional por denunciar los fusilamientos policiales, y que los fusilamientos de la P.N., que es un aparato del Estado, es igual que la muerte de un policía por delincuentes individuales que actúan en forma aislada. Que una patrulla del escuadrón de la muerte en que se ha convertido definitivamente la Policía Nacional, haya asesinado a una sobrina nieta del General que desde la Policía Nacional implementara el terror, los asesinatos, las torturas, los secuestros al por mayor y al detalle en el 1971, a través de la Banda Anticomunista, Terrorista y Reformista, esto es, sobrina nieta de Enrique Pérez y Pérez e hija de su sobrino, el también general Enrique Pérez Feliz, no nos causa ninguna sorpresa ni nos causa asombro, aunque sí viene a corroborar nuestra invariable y sólida convicción de que el que empieza por dañar a los demás termina dañándose a sí mismo. Aunque sabemos que a Pérez y Pérez eso no le afectará mucho y que lo tomará como gajes del oficio, lo que no deja de llenarnos de indignación es que ese granuja, rufián y asesino de Radhamés Gómez Pepín (Jack El Destripador), instigador y defensor a ultranza de las más de 2 mil ejecuciones policiales que la Policía Nacional, convertida de nuevo en escuadrón de la muerte desde el gobierno de Leonel Fernández ha llevado a cabo, salga hipócrita y perversamente llamando, como lo dice en su columna del jueves Pulsaciones ("El Nacional" enero 8 del 2004) a que se le ponga coto a este carnaval de fusilamientos, al tiempo que admite que lo de los balazos en las piernas a jóvenes ciudadanos, que es otra de las modalidades que aplica la Policía Nacional como escuadrón de la muerte, es tan o más criminal que los mismos fusilamientos. El que merece ser fusilado es Radhamés Gómez Pepín (Jack El Destripador), quien, a su condición de canalla suma ahora la de redomado hipócrita contumaz, pues, en "El Nacional" de la misma fecha, jueves 8 de enero del 2004, en la sección que publica en la página 2 titulada Primera Fila, está celebrando y ensalzando lo que llama la firme actitud policial para defender la paz y el orden mediante los fusilamientos, tras las ejecuciones salvajes en el día anterior de tres nuevos asesinados en Los Alcarrizos y en Los Prados. Las palabras de un granuja como Radhamés Gómez Pepín (Jack El Destripador), presentándose como consternado por la carnicería que él mismo contribuyera a crear, sólo sirven para demostrar hasta qué grado de envilecimiento e infame perversidad llegan los beodos lúmpenes, desclasados y carentes de todo escrúpulo moral. Vea pues, lo que es en realidad Radhamés Gómez Pepín (Jack el Destripador).
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