Los cálculos del estafador vs. los del pragmático frío que vive de cuarto en mano y… lo demás en tierra

 

La prensa del martes 23 de noviembre del pasado año trajo dos declaraciones que encierran las apreciaciones más contrapuestas en forma antagónica que se puedan sustentar en lo que respecta a un mismo asunto, por ejemplo, económico, que es el caso, y a la vez al mismo tiempo.

Por un lado, que Leonel Fernández declaró el lunes 22 de noviembre del año pasado que el derrotero de la economía, conforme a la política económica de su gobierno Pálido, es irreversible, cimbreándose en que: de aquí para el cielo y a vivir en el paraíso del bienestar y la abundancia.

Pero el mismo martes 23 de noviembre, el muy conocedor de la economía y particularmente del aspecto financiero, monetario y banquero de ésta, que es lo mismo que decir su espina dorsal, su cerebro y su corazón, Luis Manuel Piantini, un monetarista neoliberal y pro-yanqui hasta más allá de la pared de enfrente, hace un análisis en la sección económica de la letrina periodística amarilla Hoy-Opus Dei-Pepín-clan-Corripio, donde acusa en forma tanto irónica como satírica a la vez, de que las gentes del gobierno en el área financiero-económica se caracterizan por pintar pajaritos en el aire y, buscando estafar o seguir cogiendo de pendeja a la gente, confunden, para su conveniencia, pájaro volando con pájaro en mano. Subraya Piantini, en forma socarrona, que el ingenio de estos teóricos de pacotilla es que fundamentan sus programas en cálculos y estimados que van de cero hasta el infinito, esto es, sin asidero en la realidad concreta, lo cual jamás se había visto en parte alguna donde se hable de cálculos y de programas económicos reales.

Más aún, resalta Luis Manuel Piantini que lo único aparentemente tangible, en todo lo que hacen los cerebros económicos del actual gobierno, es que erigen la confianza y la esperanza en algo así como en dos categorías económicas, o sea en esencia de conceptos de conceptos fundamentales, lo que le hace saber la validez del dicho de que, hay que vivir para ver.

Lo cierto es que mientras Luis Manuel Piantini, con fríos cálculos, una comprobada vasta experiencia en la materia, los pies sobre la tierra y más pragmático que el creador del pragmatismo, le augura a las gentes del gobierno el desastre de la castración del burro por Víctor Hugo, en tanto Leonel Fernández, haciéndose pasar como más perdido que el hijo de Limbert y más confiado que Lola antes de que la ahorcaran a las 3 p.m., pronostica y ofrece, con más espíritu demagógico que convencimiento, que de aquí para el cielo con su reelección en marcha de por medio.

 

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