¡Oh! Y por lo menos el baña-santos Procurador y agente yanqui-Opus Dei reconoce 1,500 número acicalado ejecutados so pretexto podrido intercambios de disparos
-La cosecha de la muerte del funesto Cardenal y del Vicariato Castrense católico-Opus Dei-

¡Oh! ¡Mire qué cosa!, a pesar del ocultamiento mendaz y mentiroso de la cifra astronómica de los ejecutados o muertos por vía del fusilamiento a manos de los escuadrones de la muerte de la P.N., el Procurador General de la República dice -en forma harto hipócrita y siniestra- que son escalofriantes los muertos bajo el pretexto, que nadie se traga, de los intercambios de disparos.
Dicen ellos mismos que son casi 1,500 los ejecutados con esa zoquetada de delincuentes caídos en intercambios de disparos con la P. N.
Pero hasta ahora el montaraz usurpador de la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Subero Isa, ni ninguno de los otros asaltantes del más alto tribunal del país, nunca, jamás, han dicho ni esta boca es mía. Y aún así, con esta afrenta encima, ese mismo cara dura de Jorge Subero Isa dice que se denuncia supuesta corrupción en la Justicia pero que no se presentan pruebas, y llega al ridículo, a menos que no esté reconociendo su propia condición de lacayo tarado y homus impensante, de exigir que presenten las pruebas que demuestren la corrupción de los jueces. Y su apoyo al imperio de los asesinatos y ejecuciones policiales contra la ciudadanía, ¿qué es, si no la prueba más contundente e irrefutable de la venalidad de la justicia imperante?
Pero si Francisco Domínguez Brito dice estar escandalizado de esta vorágine criminal que escenifica teniendo como protagonista de primer orden la P.N., convertida en un escuadrón de la muerte a escala nacional, este mismo personaje, Francisco Domínguez Brito, debería aceptar que eso se reincorporó como práctica criminal durante el primer mandato de su Pálido y su mismo Presidente Leonel Fernández y por imposición del sanguinario y bestial cardenal Nicolás Hildebrando Borgia López Rodríguez, que junto con el carnicero periodista amarillo Radhamés Gómez Pepín (Jack El Destripador), en el 1997 montaron una tenaz y espúrea campaña por la instauración de la mano dura policial que ahora de nuevo han vuelto a poner vigente por el empeño del mismo cardenal católico del diablo Nicolás Hildebrando Borgia López Rodríguez.

 

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