Entrevista
con Luis Montás líder del Partido Comunista (PACOREDO) respecto a los
recién efectuados comicios congresionales y municipales A
continuación, la entrevista con Luis Montás, líder del Partido
Comunista (PACOREDO), respecto a los recién efectuados comicios
congresionales y municipales.
Periodista
¡Despertar!: Como se
sabe, estos comicios son un
escenario que se presta para elucidar muchos aspectos de importancia para
el futuro político, económico y social de la República Dominicana y la
sociedad del país. Señor
Montás, saludos, sea usted bienvenido a este su programa partidario, ¿cuáles
entiende usted que son, a primera vista, los aspectos más sobresalientes
de estos comicios?
Luis Montás: Gracias y saludos. Siento esta entrevista como una
responsabilidad de trabajo político. Las
recién efectuadas elecciones congresionales encierran una cantidad
considerable de asuntos de interés para toda la ciudadanía. Por
ejemplo, sobresale el papel que representa la abstención de por lo menos
más de la mitad del electorado dominicano. Rafael
Hipólito Mejía había dicho que estas elecciones demostrarían si el
pueblo comparte o rechaza su gestión gubernamental y que él creía en
eso, es decir, en ese tipo de prueba. Y
resulta que esta abstención electoral, que alcanza aproximadamente el 60%
del electorado que no quiso ir a votar, es el vivo testimonio y prueba
irrefutable de que ese electorado repudia el uso de las elecciones como
instrumento para ser engañado, tal y como ha ocurrido tantas veces. Con
esta abstención de más de la mitad de la población, se dejó patente el
desengaño de esta población frente a los partidos y al sistema
electoral, así como su repudio tanto a esos partidos como al sistema
electoral. Y al darle las espaldas a las elecciones congresionales y
municipales, esa población electoral estaba desaprobando la política
económica del señor Rafael Hipólito Mejía, mostrando así su
desconfianza hacia él. Ojalá
que Rafael Hipólito Mejía, si en su cabeza hay espacio para la meditación
y el pensamiento, sea capaz de meditar en esta lección que le acaba de
dar el electorado dominicano. Si
usted se fija, podrá darse cuenta, que exactamente en apenas dos años el
porcentaje de respaldo electoral del PRD y del gobierno de Rafael Hipólito
Mejía ha descendido en más de un 50%. Prueba
de esto es que, si en el año 2000 Rafael Hipólito Mejía y el PRD
ganaron con la mitad del 70% del electorado que votó, es decir, que
obtuvo casi el 35% del electorado y no más como han querido pintar los
periódicos amarillos y sus cagatintas y secuaces, ahora, con una abstención
que pasó de 30% en el 2000 al 60% en el 2002, y habiendo obtenido el PRD
un 42% del 40% que votó en estas elecciones, queda claro, que de un 35%
del electorado en el 2000, el PRD y el gobierno ahora sólo cuentan con un
17 ó 18% del electorado total existente en el país. Estas
no son especulaciones de mi parte, sino un estudio frío y sereno de las
cifras que ofrecen las mismas elecciones. Es
claro como la luz del sol, que todo ello viene como resultado del engaño
de que ha sido víctima ese electorado de parte del PRD y del mismo Rafael
Hipólito Mejía respectivamente. Engaño que ha sido matizado con el
entreguismo más vulgar y lacayuno jamás conocido en la historia de la
infamia política de República Dominicana. Rafael
Hipólito Mejía y el PRD si fuesen sensatos o ejercieran la posibilidad
del razonamiento, podrían también darse cuenta de que si se suma la
abstención con los votos emitidos tanto a favor del PRSC como a favor del
PLD y otras formaciones, esos votos en su contra suman, no sólo mucho más
en conjunto que los votos emitidos a favor del PRD, sino, que, hacen un
monto tal, que arroja el balance contundente e irrefutable de que cerca
del 85% del pueblo dominicano en estos momentos está contra Rafael Hipólito
Mejía, su gobierno y contra el PRD. Estas
son, entiendo yo, de las cosas más sobresalientes que ofrecen estas
elecciones congresionales y municipales que acaban de finalizar.
Periodista
¡Despertar!: Señor Luis
Montás, no cabe duda de que ese
perspicaz análisis de los resultados electorales últimos ponen a
cualquiera a meditar, pero, ¿no cree usted que la gente no votó como
resultado de la mala organización del certamen electoral o, como dicen
otros, debido a que faltó promoción adecuada para los diferentes
candidatos o que las instituciones cívicas, religiosas, estatales o no
estatales hicieron poco esfuerzo para estimular el ánimo de la ciudadanía
para que concurriera a las urnas?
Luis Montás: Todo lo contrario. Hubo quizás, en este caso,
más organización que en todos los anteriores. La promoción saturó
y hartó a la ciudadanía. No
faltó una sola institución cívica, política, religiosa, económica,
etc. que no ventilara el asunto de las elecciones. Por ejemplo, el partido
de los jesuitas llamado "Participación Ciudadana" y su claque
de periodistas de a tanto por línea como el tal Juan Bolívar Díaz
Santana y otros, se hartaron de hostigar al pueblo tratando de imponerle
en forma obligatoria el ejercicio del voto. Los
medios de la prensa comercial o mercenaria compuesta por los periódicos
escritos, radiales, de televisión, revistas, etc. se desparramaron en
promoción a las elecciones,
que dicho sea de paso, les dejó descomunales beneficios. La
inversión monetaria por parte del Estado en estas elecciones representó
para el país una auténtica sangría. El
papel de la Iglesia Católica y su episcopado, de su Cardenal y su second,
monseñor Arnaiz, no pudo ser más protagónico, es decir, de primer
orden. Por
su parte, los llamados ministros evangélicos, que es como se les llama a
los cabecillas de las sectas protestantes, hicieron todo tipo de piruetas
y exhortaciones para que sus feligreses no dejaran de votar por nada en el
mundo. La
televisión no se podía ver. Por las calles no se podía caminar, eran
letreros van y letreros vienen llamando a votar, etc. y, sin embargo, la
mayoría no votó. Era evidente que la Junta Central Electoral (JCE) y los
que manejan este tipo de certamen tenían todo amarrado, a excepción del
factor de la abstención que era el último recurso de protesta y rebeldía
que le quedaba al pueblo, y en efecto, de él hizo uso. Y
a este respecto hay lecciones bien significativas que no se deberían
dejar de lado.
Periodista
¡Despertar!: En efecto,
señor Montás, ¿qué le pareció a usted la forma en que las autoridades
eclesiásticas católicas abordaron este asunto? Creo que esto es bueno
comentarlo, ¿qué piensa usted al respecto?
Luis Montás: No cabe la menor duda, hay aspectos de estremecedor
interés. Por ejemplo, el cardenal Hildelbrando Borgia López Rodríguez
no sólo se limitó a exhortar a que la gente fuera a votar, un asunto que
a todas luces a él no le debe importar puesto que no es de su competencia
si fuese en verdad un verdadero religioso entregado en cuerpo y alma a los
asuntos de sus actividades divinas y su fe, cosa que todo el mundo pone en
duda puesto que se sabe que él se dedica más a las cosas mundanas que a
los asuntos de su fe, sino que éste llegó a afirmar, en tono absolutista
conforme a su condición de cabecilla militar pues nadie olvida que este
jurel o tiburón es Mayor General de las FF. AA., llegó a afirmar,
repetimos, que "es inmoral no ir a votar". Y
precisamente, cuando lo oímos decir aquello nos dio un brinco el corazón
y se nos ocurrió pensar lo siguiente, que debería ser motivo de análisis
y meditación, no sólo para mí, sino
para usted y para todo ser pensante: si el no concurrir a votar, es
decir, si ejercer el derecho al voto implicaba también el no querer
ejercerlo, se cataloga como una inmoralidad, tal y como lo define con su
exageración alegre tan característica Hildelbrando Borgia López Rodríguez,
nos preguntamos, entonces, qué si éste, su iglesia y su religión no son
AMORALES, es decir, si no sobrepasan el límite de la moralidad y entran
de lleno en el marco de lo que se llama AMORALIDAD. Nos explicamos. Como
se sabrá, el prefijo "in" significa poco o muy poco, y si el
que no votó, pudiendo hacerlo, era, según la lógica fascista del
cardenal Hildelbrando Borgia López Rodríguez, inmoral, aquellos que se
consagran a una institución, a una actividad y a una religión, y todas
son iguales en este sentido, en donde nunca se vota por cuanto en ellas no
cuenta la voluntad del creyente sino sólo cuentan los dogmas teológicos,
las manías supersticiosas, las aberraciones alienantes y alienadas y las
hechiceras creencias en mitos, tabúes y falsas concepciones cosmogónicas,
etc., etc., repetimos, esos que hacen tales cosas, ¡no son inmorales!
puesto que están más allá, sino ¡AMORALES!, ya que para esas
religiones, para esas iglesias y para esos sacerdotes o personajes
similares no cuenta bajo ningún concepto la moral, ni lo moral, por lo
que son simple y llanamente AMORALES. Si
el Cardenal cree que nos va a asustar con su pensamiento escolástico y
fascista que se expresa en un lenguaje terrorista propio de la vida
castrense y que él practica con los eunucos intelectuales llamados
sacerdotes y monjas, se ha equivocado largo a largo con nosotros. Y
su Iglesia y él, decimos nosotros, son AMORALES, puesto que han cambiado
lo de "amor al prójimo" por el axioma del parásito de
"vivir del prójimo", como lo han hecho durante 17 siglos
consecutivos, y aquí en República Dominicana de manera muy especial
desde que en junio del 1954 se acordó el infamante Concordato entre el
tirano y dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina y la Iglesia Católica,
Apostólica y Romana. El
parasitismo social, en lo que nada ni nadie iguala a la Iglesia Católica
y a Hildelbrando Borgia López Rodríguez,
respecto al pueblo dominicano, es por igual no una inmoralidad
social, sino una amoralidad social. Existe
otro aspecto en la campaña del alto clero católico que no se puede pasar
por alto. Está
la muy característica expresión fascistoide, falangista y franquista del
tal monseñor Arnaiz, secretario del Cardenal. Ese dijo que votar ¡no era
un derecho!, sino un deber. Es
indudable que la lógica de estos sacerdotes no tiene nada en común con
la lucha por la democracia, ni con la lucha por los derechos, pues recuérdese
que se trata de una religión absolutista y teocrática; y, además, en la
orden criminal e inquisitorial a la que pertenece Arnaiz y que fuera
creada por uno de los más grandes criminales de la horripilante historia
asesina de la humanidad llamado Ignacio de Loyola, todo lo concerniente al
ser humano es un deber, ya que, su diccionario particular de institución
de crimen y de opresión, está desterrada la palabra derecho. Eso
queda fehacientemente demostrado en la evaluación que aparece en la
prensa amarilla, comercial, donde este sujeto conocido por su desfachatez
y su cinismo, habla de que votar no es un derecho, sino un deber.
Periodista
¡Despertar!: A pesar de
que el PRD y el gobierno de Rafael Hipólito Mejía han reducido drásticamente
su caudal electoral en más de un 50% en comparación con el año 2000,
ese partido, el PRD, ha
mantenido el control absoluto de ambas Cámaras, ¿cómo percibe usted que
Rafael Hipólito Mejía y el PRD utilizarán esa posición dominante?
Luis Montás: Rafael Hipólito Mejía, que ha demostrado actuar
sin freno ni comedimiento, no querrá percatarse de que su respaldo
popular ha menguado en forma palpable. Por su simplismo que es común al
PRD, sólo atenderán ambos al resultado numérico de cargos congresionales
obtenidos y se lanzarán como locos en pos de la reelección, lo que le
acarreará grandes daños al proceso de democratización y al pueblo en
general. Como
el país ha sido empujado por las acciones desaprensivas de Rafael Hipólito
Mejía en el orden económico a través de préstamos, en un verdadero
vendaval, al camino argentino, creemos que la población
podría recurrir, en un momento dado, hasta reclamar la renuncia
del gobierno de Rafael Hipólito Mejía y abrirse así las puertas a una
crisis de incalculables consecuencias.
Periodista ¡Despertar!: Al finalizar, ¿qué más quisiera usted agregar?
Luis Montás: Bien, despidiéndome ya, debo decir lo siguiente.
Creo de interés alertar a la población de que los burócratas de la JCE
y el gobierno, en acuerdo con los organismos de la Embajada norteamericana
en el país, han dispuesto aumentar artificialmente los porcentajes de
votantes de los diferentes partidos participantes en las elecciones a fin
de reducir el impacto de la abstención electoral. Estas
manipulaciones han de traer aún peores consecuencias, ya que reflejan la
terquedad y la resistencia reaccionarias que les impide a los jerarcas de
la Junta asimilar experiencia y buscar enmendar errores. Por otra parte, creemos que ya el señor Manuel Ramón Morel Cerda se habrá recuperado de la crisis económica en que cayó, con los cuatro años a la cabeza de la JCE, y volverá a dedicarse a las actividades que lo llevaron a la quiebra y que en el momento oportuno daremos a conocer. Muchas
gracias, y hasta la próxima.
Hasta aquí la entrevista que nos concediera el camarada, Luis Montás, líder de nuestro Partido Comunista (PACOREDO), evaluando los recién pasados comicios congresionales y municipales.
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