P. N. acentúa condición de fuerza
represiva estatal que comete crímenes sin sujeción a la ley y son sus
propios generales quienes la autodefinen como institución mercenaria al
servicio exclusivo de los capitalistas Generales de la P.N. Martes Matínez y Pérez
Sánchez ni siquiera por demagogia hablan de la sociedad, el orden y la
ciudadanía al referirse a las funciones de esta institución Hace poco
que el Relacionador Público de la Policía Nacional en Santiago de los
Caballeros, durante una charla, quiso justificar lo inaceptable, como es
el caso de que cada día aparecen nuevas noticias que dan cuenta de
muertes y asesinatos en que están involucrados directamente miembros de
la P.N. o de otras instituciones armadas, como son los de las FF.AA.,
arguyendo falazmente, dicho alto oficial, lleno de sarcasmo y cinismo, que
“imagínese, qué se puede esperar de un analfabeto e ignorante al que
se le pone un arma mortífera en la cintura”. Sin embargo, fue nada menos
que el llamado Director del Instituto de los Derechos Humanos de la P.N.,
el General Pérez Sánchez,
quien confesó, apenas el lunes 5 del presente mes de agosto, que había
que estar claro y no confundirse en que el derecho más importante para la
P.N. era, específica y concretamente, el derecho de quienes invertían en
el país, esto es de los capitalistas explotadores. Estas preciosas
confesiones hechas por un genízaro de tan altísimo rango policial,
vienen a corroborar nuestra convicción inequívoca de que la P.N. y los
cuerpos armados tienen en su contenido un sustancial porcentaje de
mercenarismo real, que pretenden encubrir con melifluas palabrejas de
defensa del orden público, aplicación de la ley, etc. Es lo que dice -confesándose-
el general Pérez Sánchez, de que la P.N. está para servir a los
capitalistas explotadores, sin importarle la suerte ni las condiciones
reales de la población, lo que empuja a los agentes policiales a verse
involucrados sistemáticamente en hechos sangrientos, de los que se
informa por la prensa de madera casi cotidiana. Es la práctica represiva,
abusiva y transgresora de los derechos democráticos y humanos, hasta como
dominicanos, en que se empeñan en involucrar a la P.N., lo que hace que
sus miembros -que ciertamente carecen de ilustración- cometan las
atrocidades a que hacemos mención. Y, por cierto, son sus altos
oficiales, como se confirma en el caso del relacionador público de
Santiago de los Caballeros o del general Pérez Sánchez en Santo Domingo,
en los que se presume una relativa preparación, los que se dedican a
justificar la desaprensiva conducta de la institución, como se corrobora
tanto en los dos casos mencionados, como en la complicidad de la Jefatura
policial en la violación sexual de la ciudadana Elizabeth Martínez, que
hoy se siente amenazada por haber denunciado el abuso de que fue objeto en
el mismo Palacio central de la P.N., por un coronel de dicha institución.
|