¿Quién es el más terrorista de George Bush
o Bin Laden y el gobierno norteamericano o el Alcaeda?
Hace poco se cumplió el primer aniversario del derrumbamiento de las
llamadas Torres Gemelas, que simbolizaban el poder del gran capital
monopolista financiero de los EE.UU. sobre el mundo. Ese derrumbamiento ha sido catalogado por los del bando de los intereses
afectados, como un inigualable acto terrorista. Y George Bush, en
representación de ese poder omnímodo del capital monopolista financiero
norteamericano, no vaciló en dar inicio a la más inigualable campaña de
exterminio masivo sobre y en contra de los que él entiende como
representantes infernales de Satán y terroristas. Se calcula que en el derrumbamiento de las 2 Torres Gemelas el 11 de
septiembre del 2001 murieron, según los medios calificados de los
norteamericanos, entre los que se encuentra el “amoroso” Bill Clinton,
unas 3,100 personas. Otros estiman que la cantidad fue mayor. George Bush y su gobierno lanzaron sobre el país Afganistán una
cantidad de bombas que superan como en 1,000 veces en su capacidad
destructiva las bombas atómicas que arrojaron sobre Hiroshima y
Nagashaki, ciudades japonesas, cuando ya el poder nazi fascista del
emperador Hirohito se había rendido, esto es, que había sido derrotado. Se calcula que los EE.UU. y Bush provocaron la muerte de cerca de 300,000
afganos. Al conmemorarse el segundo aniversario del hecho de marras, en torno a
los desaparecidas Torres Gemelas queda la incertidumbre de quién es el más
terrorista, si George Bush o Bin Laden, si el gobierno norteamericano o el
Alcaeda. El gobierno norteamericano de George Bush hijo ahora dice que no está
satisfecho. Que quiere perpetrar otro genocidio más sobre el pueblo de
Irak, que ahora le toca a este país para derrocar a su presidente Saddam
Hussein. Ya por igual amenaza a Corea del Norte, a Yemen del Norte, a
Libia, a Cuba, etc. Todos están en la lista de los próximos genocidios
si osan persistir en la defensa de sus riquezas naturales y en el
principio de la soberanía nacional y en la libre autodeterminación de
los pueblos en el destino de sus países. ¿Quién es en verdad el más terrorista?, es una pregunta obligada. ¿Quiénes son en verdad los auténticos criminales desalmados?, es la
otra pregunta también obligada. La historia registra que cerca de 10 mil dominicanos perdieron la vida en
República Dominicana luego del Golpe de Estado del 25 de septiembre del
1963 y la segunda gran intervención del imperialismo norteamericano
contra la República Dominicana en 1965. Por igual, las estadísticas históricas hablan elocuentemente que más
de 50 mil argentinos murieron a consecuencia de la dictadura militar de
los Onganía y comparsa, con el respaldo irrestricto de los EE.UU. Por cierto, ahora se conmemora otro aniversario del Golpe de Estado
contra Salvador Allende en Chile, auspiciado y dictaminado por el gobierno
norteamericano directamente. Los muertos alcanzaron a más de una décima
del millón, esto es, que esa dictadura respaldada por los norteamericanos
se llevó para el otro mundo más de 100 mil ciudadanos chilenos y
extranjeros. Los EE.UU. alegaron legítima defensa en el caso de su genocidio sobre
Afganistán. Pero olvidan, como bien se los ha señalado el juez español
Garzón, que su acción viola las condiciones de la legítima defensa que
presupone una acción en el mismo momento y en el mismo lugar en que se
lleva a cabo la agresión, las cuales no se cumplieron en lo de Afganistán,
por lo que se trata, no de un acto de legítima defensa, sino de un acto
genocida norteamericano de lesa humanidad. En los países de América Latina, cuyos ejemplos concretos hemos citado,
el argumentajo imperialista yanqui fue la defensa de sus legítimos
intereses y la protección de sus ciudadanos. Pero el veredicto de la historia ya empieza a adquirir contornos bien
definidos y precisos. Y para ilustrar esto que decimos sería interesante que el pueblo
dominicano conozca por lo menos lo que opinan periódicos burgueses de
Latinoamérica que, por determinadas circunstancias, no se presentan en la
prensa amarilla del patio pero que, sin embargo, en otros países poseen aún
ciertos rasgos de independencia de criterio. Por ejemplo, “El Tiempo”
de Bogotá, que es el diario de mayor circulación o tirada en Colombia,
dijo en editorial alusivo al 11 de septiembre lo siguiente: el presidente
Bush “tuvo la oportunidad de cambiar la historia del mundo... pero donde
debería de haber surgido un estadista, se asomó apenas un bombero”. Y cabe la pregunta de nuestra parte: ¿Eso de bombero por apaga fuego e
insignificante? ¿O bombero por el alto grado terrorista que ha alcanzado
con el lanzamiento de bombas sobre países y pueblos indefensos como
ocurrió en Afganistán? En cuanto a las víctimas, siempre es doloroso ver seres humanos muertos, pero ¿de qué parte hay más? Los EE.UU. siempre han llevado luto y dolor a otros pueblos y países sin que nunca hubiesen tragado su propio purgante.
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