Balaguer representó no sólo la perversidad
desde el Poder sino la irresponsabilidad hecha gente Consetudinario violador y transgresor de la
ley 2402 Viendo
y oyendo lo de Balaguer con los hijos que engendró en una de sus
modalidades sexuales, se puede comprobar que se está ante una
personalidad afectada por un profundo desequilibrio emocional interno, en
la que continuamente fuerzas deformes se enfrentaban en interminables
batallas, caracterizadas por un despliegue, en el terreno de su
conciencia, de entes malignos, si es dable la expresión, y de cuyas
consecuencias, así como del recipiente de las mismas, usada por el
protagonista, que era Joaquín Balaguer, no quería volver a saber jamás. Ni
el fruto ni el recipiente. Así, los hijos de Balaguer vagan hoy como se
imaginaba él, en la eterna noche en que vivió sus últimos 12 ó 15 años,
que vagaban los fantasmas de sus víctimas de tumbas ignoradas. Unos
lanzados por sus esbirros al mar. Otros enterrados en una quebrada
desconocida. Triturados. Descuartizados. Todos convertidos en cadáveres
por la voluntad del negador de la vida que fue Balaguer. La
perversidad se hizo gente y la irresponsabilidad se manifestó en toda su
magnitud. Ante
sus vástagos no cumplió con ninguna de sus obligaciones. Ni siquiera con
la manutención de ellos. Así, fue un violador impenitente y contumaz
toda su vida de la 24-02 y sus modificaciones. Frente
a sus engendros biológicos, que no tienen ninguna culpa de las tantas que
carga, puesto que insistimos, la muerte no exime a nadie de culpas,
Balaguer los hizo crecer como bastardos y a sus infelices progenitoras les
obsequió sólo el más brutal y cruel desprecio, como si de bestias y
animales irracionales se tratara. ¿Es
que acaso esto lo hacía colocarse ante la negación de la negación que
fue su vida? Pero
que no se crea que esto es un embrollo incomprensible, pues es posible
sacar de todo esto una clara y contundente conclusión, que es la
siguiente: En Balaguer, en sus conductas en los distintos terrenos de lo
socio-político, cultural y personal, se refleja el más absoluto
desprecio por todo lo humano normal y real, lo que terminó convirtiéndolo
en un siniestro monstruo que sólo podría explicarse por su identificación
total con la Iglesia Católica y sus recuas de parásitos retardatarios
ensotanados, junto con sus supersticiosas prácticas oscurantistas. Las
aberraciones y las deformaciones de un negro corazón con alma
estructurada de infamias y vilezas, cimbreadas en sórdido amasijo de
maldades y estiércol, dan el saldo de una personalidad así tan
tenebrosa.
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