El
fenómeno tricéfalo alrededor de la prensa amarilla
Hay
un fenómeno tricéfalo, esto es, de tres cabezas, que cada vez se hace más
y más evidente ante los ojos de todo el mundo. Se trata, en primer lugar,
de que la llamada prensa comercial o amarilla, debido a que el contenido
de sus páginas se asemeja más a los excrementos humanos ya que alguien,
con mucho acierto, afirmó un día que en realidad no eran periódicos
sino letrinas; en segundo lugar, a que los periódicos diarios y no
diarios, escritos y de televisión de carácter amarillo, no desempeñan
ningún rol informativo para la población, siendo en cambio
calculadamente desinformativos en aras de su objetivo, que es favorecer
los intereses de los círculos y clases explotadoras nativas y
extranjeras; y tercero, se ha puesto en claro como la luz del sol que
tales periódicos, a la vez que son sólo la expresión de los intereses
de los explotadores y opresores, ocultan el grado de sufrimiento y abuso
que padecen la gente del pueblo; callan dichos periódicos amarillos la
violación de los derechos humanos, así como silencian el atropello
sistemático de la posibilidad de que las masas ejerzan sus derechos
democráticos. Hoy
en día las masas, esto es, las gentes de los campos rurales, de los
barrios urbanos y suburbanos, padecen una agudización extrema de miseria,
de hambre, insalubridad, enfermedades, carencia de hospitales donde
recibir atención médica gratuita obligatoria por parte del Estado, lo
mismo que los niños y jóvenes adolescentes pertenecientes a estos
estamentos económico-sociales que no pueden asistir regularmente a las
escuelas públicas, que de hecho están en el más completo abandono, al
tiempo que el Estado-gobierno cínicamente traspasa los recursos de la
educación y las escuelas públicas a la archi-enriquecida Iglesia Católica.
Y en aquella prensa sobornada y corrupta nada o muy poco es lo que se dice
de todas estas dolorosas realidades. En dicha prensa amarilla se calla que
toda esta tragedia es fruto directo del régimen capitalista de opresión
y explotación imperante y del imperialismo norteamericano y de la Unión
Europea. Siendo
otro rasgo sobresaliente de esos medios periodísticos, además, que los
llamados periodistas son en realidad agentes mercenarios vendidos en
cuerpo y alma tanto a las clases y círculos explotadores como
gubernamentales, y en particular son en realidad agentes policiales
encubiertos. En dicha prensa amarilla se calla que toda esta tragedia es
fruto directo del régimen capitalista de opresión y explotación
imperante y del imperialismo norteamericano y de la Unión Europea. Son
plumíferos mercenarios de a tanto por línea, que no viven para informar
ni escribir, sino que habiendo vendido su alma al diablo, escriben para
desinformar y de ese modo viven dañando al pueblo y al país.
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